
El reloj, metáfora y encarnación del tiempo de la modernidad
La tiranía de Cronos es una exposición que indaga en torno al tiempo y su representación, abordando cuestiones como el vínculo de la concepción lineal del mismo impuesta por la modernidad con el control de la productividad o los cuestionamientos y transgresiones contra dicha concepción que se plantean desde contextos culturales no occidentales y desde el espacio del arte. Entre el más de medio centenar de piezas que contiene esta muestra —incluyendo los retratos que ha realizado Annie Leibovitz
del rey Felipe VI y la reina Letizia
y del ex gobernador, Pablo Hernández de Cos
, las dos últimas incorporaciones a la galería de efigies del Banco de España— se puede ver una amplia selección de los relojes históricos que el Banco conserva.
Cabe señalar aquí que el reloj, objeto que aúna lo artístico y lo tecnológico, lo representativo y lo funcional, ha jugado un papel crucial en la construcción del modo de percibir y representar el tiempo en la cultura occidental. Como nos señala Yolanda Romero, conservadora del Banco de España y comisaria de la exposición, el reloj encarna de manera paradigmática el tiempo matemático, mensurable y predecible de la modernidad. «La sociedad capitalista no hubiera sido posible, tal y como la conocemos», subraya Romero en el texto introductorio del catálogo de la exposición, «sin una máquina capaz de medir el tiempo con exactitud y de intercambiarlo por mercancía; ese mundo se rige bajo su tiranía».
Vista de sala de la exposición La tiranía de Cronos
El reloj, además, también ha sido clave en la propia historia del Banco de España, donde ha estado presente desde su fundación a finales del siglo XVIII de la mano de una incipiente burguesía financiera que veía este objeto como un símbolo de progreso y distinción social. De hecho, la génesis de la exposición La tiranía de Cronos es un trabajo de investigación en torno a la colección de relojes de nuestra institución que dio lugar a la publicación en 2023 de un catálogo razonado, donde se documentan y analizan cerca de 150 ejemplares. Amelia Aranda Huete, Doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid especializada en historia de la relojería, fue la responsable de este estudio y también ha ejercido como asesora de la presente muestra, en la que se exhiben más de una veintena de los relojes que atesoran nuestros fondos.
A continuación os presentamos algunos de los más significativos y aprovechamos para recordaros que el catálogo de la exposición, disponible bajo libre descarga, incluye textos de Aranda Huete sobre todos los ejemplares expuestos, así como un ensayo en el que la investigadora nos introduce en la Colección de Relojes del Banco de España, constituida de manera coetánea a la propia historia de la institución.
Reloj de sobremesa bracket, c. 1720. Thomas Windmills, relojero. Conocido en España como bracket, el reloj de sobremesa inglés fue, desde el siglo XVII, uno de los más admirados y solicitados por la clientela culta y adinerada europea. Los datos documentales custodiados en el Archivo Histórico del Banco de España indican que este ejemplar fue adquirido para decorar el edificio que ocupaba el Banco Nacional de San Carlos, considerado el primer antecesor de nuestra entidad, en su sede de la calle de la Luna. Su caja está fabricada en madera de caoba y es de líneas sencillas y perfil rectangular. Se remata en un copete en forma de campana adornado en la parte superior con una piña. En sus paredes laterales y trasera se colocaron ventanas acristaladas para observar la máquina y la platina del reloj.
Reloj de caja alta, c. 1770-1780. Diego Evans, relojero. Este reloj se registró en un inventario fechado en 1827 de los muebles conservados en las oficinas de la Caja de Pago del Banco Nacional de San Carlos. Es un ejemplar de los relojes caja alta de fabricación inglesa que se multiplicaron desde finales del siglo XVII, en los que el mecanismo del péndulo se ocultaba con una pieza de mobiliario que, además, protegía a la maquinaria del polvo, evitando que se estropeara. La caja, de madera lacada y adornada con decoración chinesca, responde al modelo longcase o grandfather característico del estilo Chippendale inglés. En la escena que decora el frente del tronco se intenta crear sensación de profundidad mediante un paisaje con arquitecturas y jardines dispuestos en terrazas.
Reloj de sobremesa con guarnición. Las cuatro estaciones del año. Anónimo. Como el de Evans, este reloj data de finales del siglo XVIII, aunque el Banco de España lo adquirió en 1975. Su caja esta realizada en porcelana y policromada en suaves colores. En ella se representan las estaciones del año a través de cuatro figuras de niños, de bulto redondo, al igual que en los dos candelabros, también de porcelana, que le acompañan. La esfera, rodeada por un marco de bronce dorado decorado y con dial horario de esmalte blanco que imita la porcelana, se encuentra en el centro de la caja. Fue realizado por la fábrica de Sitzendorf, de Turingia, Alemania, región muy poblada de bosques que se convirtió en uno de los epicentros de la industria de la porcelana de la Europa de la época.
Reloj de sobremesa. Alegoría del Estudio y de las Artes, c. 1810. Anónimo. Fue adquirido por el Banco en 1970 en la almoneda de Antonio Alonso Ojeda y originalmente se destinó al despacho del gobernador. Es un interesante ejemplo del denominado estilo Imperio que comenzó en el año 1800 y se extendió hasta el final del reinado de Carlos X de Francia. El cubo que aloja la esfera y la máquina del reloj está flanqueada por dos figuras de bronce pavonado, sentadas y ataviadas con vestiduras clásicas, una joven leyendo y un joven dibujando, que se identifican como alegorías del Estudio y las Artes, según diseño de Dominique Daguerre a partir de dos figuras creadas por Louis-Simon Boizot en 1780.
Reloj de sobremesa, c. 1808-1838. James Moore French, relojero. En un inventario de los muebles y objetos que decoraban las oficinas del Banco Español de San Fernando en la calle de Atocha nº 15, se menciona este reloj fabricado por J. M, French, relojero y cronometrista irlandés que estuvo activo entre 1808 y 1842. Su caja, con forma de pedestal sobre cuatro pequeñas patas de bronce dorado que simulan garras de león, es de madera de caoba. Soporta, sobre una doble voluta, un cubo que aloja la esfera, protegida con una puerta de cristal que cierra con una llave de metal dorado, y la máquina del reloj.
Reloj de sobremesa, c. 1850-1860. José de Hoffmeyer, relojero. Destaca por ser uno de los primeros relojes de fabricación española que incorpora un calendario perpetuo a imitación de los elaborados por la familia Brocot a mediados del siglo XIX. Está firmado por José de Hoffmeyer y Jiménez, relojero de cámara de la reina Isabel II. La caja está fabricada en mármol negro, con contornos de perfiles rectos sobre un basamento rectangular. Contiene tres esferas de esmalte blanco rodeadas de un bisel de metal dorado: la principal, en la parte superior, se encuentra flanqueada por dos termómetros fechados en París en 1838; las dos auxiliares son un calendario perpetuo con indicación de los meses del año y un barómetro.
Reloj de sobremesa con guarnición, c. 1860. Peña y Sobrino, relojero. Este reloj de estilo Luis XV copia un diseño realizado por Louis-Achille Brocot, integrante de una de las más influyentes sagas de relojeros del siglo XIX. Saga que compaginó su afán por la innovación con un gran olfato comercial, creando una marca internacional muy imitada. La caja, fabricada en bronce dorado, está decorada con dos figuras de bulto redondo que representan dos amorcillos. Con sus brazos sostienen un óvalo que cobija las esferas y las máquinas del reloj. La guarnición se compone de dos candelabros de bronce dorado de cuatro luces, en cuyo fuste se representan la figura de un amorcillo similar a los que decoran la caja. La casa relojera española Peña y Sobrino firma la esfera principal y la platina trasera.
Regulador de caja alta, c. 1880. Maple & CO., comerciante. Ubicado en la Sala del Consejo de Gobierno del Banco de España, este reloj aparece en la fotografía que Leibovitz ha realizado de Pablo Hernández de Cos, gobernador de la institución entre 2018 y 2024. La esfera, de latón dorado y dial horario de plata, se encuentra en la parte superior de la caja, fabricada en madera de caoba. Esta remata en un arco de medio punto moldurado y su tronco se embellece con una columna a cada lado de la puerta de cristal que permite apreciar las tres pesas, el péndulo y los ocho tubos de la sonería. Fue realizado por la firma Maple & Co., tienda de muebles londinense que a finales del siglo XIX se convirtió en una de las más importantes del mundo.
Reloj de sobremesa. El nacimiento de un príncipe francés, c. 1886. Anónimo. Inspirada en los modelos rococós fabricados durante el reinado de Luis XIV de Francia, el rostro del dios Apolo o Helios es el gran protagonista de la caja de este reloj que contiene también tres figuras femeninas ataviadas con vestiduras clásicas flanqueando a un niño sentado en el suelo (Cupido), así como cuatro puttis o amorcillos que simbolizan las estaciones del año. En la parte superior, la esfera del reloj se inserta en un globo terráqueo esmaltado en tonos azules y que tiene inscritos los nombres de los continentes en francés. Todo reposa sobre un basamento con un escudo de armas en el centro que pertenece a la familia nobiliaria francesa Séguier-Kerret.
Regulador de pared con calendario, c. 1930-1940. Carisio Anzola, relojería y establecimiento comercial. Comercializado por la relojería suiza Carisio Anzola, ubicada en la calle Sierpes de Sevilla, es un reloj regulador con calendario perpetuo patentado por la fábrica Ithaca de Nueva York. Tiene caja de madera de perfil recto, con remate superior moldurado con forma de triángulo calado. La esfera principal es de esmalte blanco, con las cifras horarias en números romanos policromados en negro; la inferior, un calendario de 31 días en números arábigos, con dos aberturas rectangulares para el semanario y los meses del año. La puerta que protege la máquina deja a la vista el péndulo.
Reloj eléctrico de pared, c. 1950. Inducta, marca comercial. Este tipo de reloj eléctrico fue creado en 1907 por el suizo Martin Fisher quien lo bautizó con el nombre de Magneta. No utiliza baterías externas, sino que posee un generador que produce la energía que necesita para funcionar. En 1929 la patente fue adquirida por firma Landis & Gyr que lo comercializa bajo el nombre de INDUCTA. Su caja de madera de caoba cuenta con puerta de cristal que permite observar la máquina y esfera del reloj. Esta última es de metal esmaltado en negro y cuenta con una esfera auxiliar para el segundero. Las agujas son de metal esmaltado en blanco.
Reloj de pared y de sobremesa de lectura digital de paletas, c. 1960. Anónimo. Se trata de un ejemplar de la versión española de un modelo de reloj de traza funcional fabricado por la firma Solari a principios de la década de 1960. Ideado por los hermanos Nani y Gino Valle, su sencillo diseño de líneas rectas le convirtió en un modelo perfecto para marcar el tiempo en espacios de trabajo y centros de actividad diaria. De hecho, fue el antecedente de las pantallas de letras y números rotatorios que todavía decoran estaciones y aeropuertos de todo el mundo. Muchos de estos relojes fueron fabricados y comercializados por la marca Unión Relojera Suiza, fundada en España en el año 1923.
Para finalizar este recorrido por algunos de los relojes de la Colección Banco de España que forman parte de la exposición La tiranía de Cronos, mencionamos otros tres que están presentes en la muestra a través de fotografías realizadas por los artistas Manuel Laguillo y Candida Höffer. Fotografías que dan cuenta del papel fundamental que el reloj —metáfora de la regulación y el orden— ha tenido y tiene en el día a día del Banco, no solo como objeto de colección, sino también como elemento integrado en sus edificios y espacios de trabajo.
Por un lado, el reloj de torre con campanas, fabricado por el relojero británico David Glasgow, que desde 1891 corona el chaflán de nuestra sede de Cibeles. Laguillo, uno de principales exponentes de la renovación de la práctica fotográfica arquitectónica y urbana en España, lo retrata en Dar a ver el tiempo mediante una lenta aproximación, como en una secuencia temporal no exenta de suspense, desde el exterior al interior.
Por otro lado, el reloj monumental de estilo art decò que ocupa el centro del hall de la Sala de Operaciones del Banco de España y el reloj ojo de buey que se encuentra en una de las paredes del patio de la Caja General, la actual Biblioteca, ambos retratados por la cámara de la artista alemana Candida Höffer en su serie Banco de España Madrid 2000. El primero de ellos tiene una altura aproximada de 6,50 metros a modo de columna de perfil rectangular que, en su parte alta, luce una esfera en cada una de las caras. El segundo fue encargado en 1891 al relojero Ramón Garín, representante en Madrid de la casa de relojes de David Glasgow y a quien se atribuye un reloj de sobremesa de los denominados de pendule borne que también se incluye en la exposición.