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Miguel Ángel Campano: 'El Naufragio', 1984 [detalle]

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COLECCIÓN METABOLIZADA. Por Carles Guerra

La digitalización ubicua ofrece innumerables alternativas para acercarnos a los objetos custodiados en instituciones de toda índole. En contrapartida se impone un régimen que modifica nuestras formas de atención. Lo que vemos deja paso a cómo lo vemos. Y éste es precisamente el leitmotiv de este itinerario.

Este itinerario ha sido pensado en un momento en el que la mayoría de museos han cerrado sus puertas. Con el público ausente y a falta de un contacto directo con las colecciones, el sistema del arte se ha adaptado. La digitalización ubicua ofrece innumerables alternativas para acercarnos a los objetos custodiados en instituciones de toda índole. En contrapartida se impone un régimen que modifica nuestras formas de atención. Lo que vemos deja paso a cómo lo vemos. Y éste es precisamente el leitmotiv de este itinerario. Tal como sugirió Walter Benjamin en su archifamoso ensayo, gracias a la reproducción fotográfica las obras de arte son las que vienen a nosotros y no a la inversa. Por lo que es muy probable que nos encuentren sentados en el sofá de casa. O en una traducción más acorde con nuestro tiempo, inmovilizados frente a una pantalla.

A lo largo del tiempo, los materiales más diversos acumulados en la Colección del Banco de España han conocido varias de esas crisis que alteran la relación entre los espectadores del arte y las obras u objetos. No es la primera vez que esto ocurre. Por ejemplo, los retratos de personalidades distinguidas que en su día fueron objeto de un procedimiento administrativo, hoy son objetos de la historia del arte. Los bienes inmuebles que debían decorar la sede del Banco de España, hoy son patrimonio de una colección que obedece a un relato. Así hasta llegar a un gran número de obras contemporáneas sin que una definición homogénea sea posible. De modo que, en un futuro inmediato, allí donde veíamos diferencias irreconciliables tal vez no seamos capaces de distinguir más que un continuo de reproducciones almacenadas en la web. Toda especificidad se habrá borrado y eso ocurrirá en el momento en el que todo esté al alcance de un clic.

La fidelidad con la que se reproducen las obras puede dar la impresión de que nada consigue modificar su aspecto. Esos cambios a los que aludíamos no siempre dejan marcas visibles que permitan detectarlos. Un buen ejemplo, La colección invisible, un cuento de Stefan Zweig publicado en 1929 que con muy pocas páginas relata la depauperada existencia de un coleccionista. Su historia glosa los efectos de la crisis económica que siguió a la primera guerra mundial. La brevedad del texto no impide que la confluencia de la economía y el arte aparezca cruel y descarnadamente. En el relato de Zweig la crisis es la responsable del empobrecimiento de una clase pudiente, en otro tiempo emblema del coleccionismo burgués. La desaparición de ese mundo queda retratada en la figura trágica de un anciano ciego que rememora su colección de grabados. Pero la triste realidad es que esas estampas ya han pasado a otras manos. "Se han dispersado a los cuatro vientos", como dice el texto. Lo único que le quedan son hojas de papel en blanco o malas reproducciones guardadas en una carpeta. Al palparlas, "eran tan increíblemente auténticas –enfatiza Zweig– que las elogiaba una detrás de otra sin equivocarse en su orden de sucesión y evocando los menores detalles con una exactitud extraordinaria".

El subtítulo del cuento, Episodio de la época de la inflación en Alemania, podría ser la horma para preguntarnos qué es una colección en la época de la pandemia. Arriesgando una definición precipitada, diríamos que poco más que una suma de archivos digitales. En el mejor de los casos, imágenes pobres que ofrecen la oportunidad de ir al encuentro virtual con las obras y los documentos guardados. Una economía de acceso que hace realidad el sueño de poder verlo todo o casi todo. Un régimen que, aunque impracticable, los museos de medio mundo ya han incorporado en su misión. Un objetivo expresado mediante la idea de que cualquier ciudadano está en el derecho de acceder a la consulta de no importa qué documento custodiado por las instituciones que se encargan de ello. Tanto es así que las políticas culturales que rigen las grandes instituciones definen el acceso al arte como un derecho humano y universal.

¿Consecuencias? La acelerada digitalización provocada por la pandemia engulle el canon de la historia del arte. Esta nueva economía de acceso abre la puerta de par en par a un patrimonio ingente. Incluye además un espacio de socialización que antes quedaba fuera de toda consideración. Las obras y los comentarios que provocan esas obras circulan por los mismos canales. El trabajo y el comentario del trabajo se confunden. Sin embargo, pocas veces respiraremos en el mismo lugar en el que se alojan aquellos objetos. Nuestro cuerpo seguirá anclado frente a la pantalla mientras las obras continúan resguardadas al otro lado, en la penumbra de las reservas donde se dan las condiciones óptimas para su conservación.

Cuando la ilusión de verlo todo está muy cerca de hacerse realidad ésta se produce, irónicamente, en un momento de máxima segregación. Para ser honestos, muchas de esas obras que disfrutamos sin estar frente a ellas –con una distancia de por medio entre los objetos artísticos y las imágenes que los representan–, despiertan recuerdos anclados en nuestro cuerpo. La memoria de haber estado delante de unas obras, parecidas o no a esas que ahora desfilan por las pantallas de nuestros dispositivos, sigue impregnando la experiencia que tenemos al descubrirlas en su versión digital. Lo que vimos y sentimos en el pasado resurge como un archivo íntimo y propio. De modo que nuestra mirada frente a la pantalla carga con un dilatado historial cultivado en el mundo de los encuentros reales. Nuestras reacciones ante ese caudal de obras en línea consiste en una serie de respuestas somatizadas, retenidas en la unidad de memoria que es nuestro cuerpo. Nosotros somos el museo, la última wünderkammer. La colección metabolizada.

Por Carles Guerra - Artista, crítico de arte y profesor asociado de arte contemporáneo en la Universidad Pompeu Fabra.

MÁS INFORMACIÓN

  • La colección metabolizada. Apuntes para entender una colección online. Por Carles Guerra
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This Painting Should Be Installed by an Accountant

Jonathan Monk

El oficinista o el empleado son las figuras del trabajo anónimo convocadas aquí. Se trata de un objeto de valor que quedará momentáneamente en manos de alguien sin que esta persona disponga de más instrucciones que las que se leen en la superficie.

Homenaje al Banco de España por los empleados

Lorenzo Coullaut Valera

Los trabajadores del Banco de España unieron sus fuerzas en torno a esta escultura, exactamente un siglo y un año antes que el empleado citado en la pintura de Jonathan Monk. Con las dos obras, una al lado de la otra, se podría construir el monumento al trabajo asalariado.

Copyright (White/Blue)

Rogelio López Cuenca

De tamaño parecido a la de Jonathan Monk, esta tela recurre a la misma lógica de adiestramiento. Esta vez las instrucciones nos convierten a nosotros, los espectadores, en los empleados a los que hay que disciplinar: para que aprendamos a navegar entre el recuerdo de lo que era una pintura y las nuevas leyes del mercado.

Blind Image #125 (Blue image)

João Louro

Aquí ya no queda rastro ni del empleado ni del espectador. La obra se emplea a sí misma en un régimen de trabajo autónomo. No requiere el concurso de nadie más. Su capacidad para llenarse de contenido y adquirir sentido nos convierte en actores redundantes.

Umbral

Guillermo Lledó

El reflejo del espectador sobre ese cristal de fondo negro debe ser lo más parecido al vértigo que provoca un salto al vacío. Esa puerta fabricada con tan pocos medios da paso a la imagen más real de nosotros, aquello que en 1967 Michael Fried denominó "un exceso de presencia".

Composición abstracta n.º 4 (Limbo)

José Maldonado

Si la obra de Guillermo Lledó nos plantaba frente a una puerta ciega, esta pintura nos cierra el paso con una ventana. Sin poder ver nada a través de ella, ni siquiera nuestro reflejo, solo nos queda volvernos hacia nosotros mismos para palparnos y cerciorarnos de nuestra propia carnalidad.

Sin título

Pieter Vermeersch

Umbral, limbo y finalmente un fundido. Todas esas modalidades de transición que están muy cerca de poder ser despachadas con el término monocromo guardan algo en común. Justo antes de consumar dicha transición rompen con el espejismo para darse a ver como objetos u obras de arte.

Tapia del estudio de Urola

Isabel Quintanilla

Esas figuras de transición aludidas antes no exigen por fuerza un plano liso, ininterrumpido y continuo. El muro descascarillado las contiene y las revela bajo la forma de un objeto real que aguarda en el exterior, a poca distancia del taller de la artista.

Hostage LXVI

Art & Language

Michael Baldwin y Mel Ramsden siempre han dicho que esos árboles que asoman detrás de la mancha jalonan una carretera cercana al estudio. Las manchas se formaron al aplastar con el cristal las letras SURF trazadas con pintura fresca. Y las letras no son letras sino planos de planta de museos...

6407-19 (Silver series)

Wolfgang Tillmans

Casi un monocromo si no fuera por unas marcas apenas visibles que revelan el procesado analógico de esta fotografía. La superficie monocroma, ideal e impecable, no existe. En estos casos, la experiencia fenomenológica (o lo que es lo mismo, ponernos delante de la obra) es una requisito insoslayable.

Billete de cien pesetas

Mariano Fortuny y Madrazo

El papel moneda emblematiza la circulación de capitales propia del siglo diecinueve. Esta pintura de pequeño formato se acerca mucho al tamaño y a la forma de un billete. La circulación del dinero y de la pintura también son, en gran medida, equiparables.

El artista y su inspiración

José Villegas y Cordero

Estos dibujos ostentan un tamaño comparable a la pintura del 'Billete de cien pesetas'. El valor del billete que debía imprimirse siguiendo este diseño sería de 50 pesetas, la mitad. La alegoría escogida para este nuevo billete asume las relaciones entre las artes y el nuevo sistema financiero, un vínculo que pocas obras de arte explicitan.

El capital. La mercancía. Guilloché

Daniel García Andújar

Esto es lo que llamaríamos un 'NFT avant la lettre', es decir, un 'Non Fungible Token': una composición visual generada mediante técnicas digitales que desafían su eventual falsificación. Su objetivo es atraer capitales procedentes de la especulación financiera y para ello alude a uno de sus ámbitos predilectos, la industria del armamento.

Belmont VI

Soledad Sevilla

A pesar del parentesco formal, las tramas geométricas empleadas por Soledad Sevilla tienen muy poco que ver con las técnicas de grabado que aparecen en la serie de Daniel García Andújar. Dos tramas muy similares que encierran dos formas de poder muy distintas. Una apela a la fiabilidad, la otra emite vibraciones cromáticas.

Poema números primos

Esther Ferrer

A menudo nos preguntamos qué habita en el interior de la trama, en las profundidades de su tejido, temiendo que esa malla no sea más que el soporte de un vacío. Pues bien, estas secuencias de números primos extraídas de un sueño llenan el vacío del que toda trama hace gala.

Canto modular. Canons 22

Elena Asins

La impresión que producen estos papeles es la misma que producirían una suma de instantáneas fotográficas que reflejaran la evolución de una idea. ¡Un Eadweard Muybridge! Sin embargo, la idea no parece agotarse. La secuencia anuncia una larga vida a esa forma mutante.

Monuments to Fiddling. Those Fucking Euros

Ana Prada

Finalmente el dinero se expone. Solo así se despeja su ambigua identidad como moneda en uso u obra de arte. Su última vida le permite regresar a la Colección del Banco de España bajo la apariencia de un monumento virtual.

Zona Euro

Ignasi Aballí

Los listados de Ignasi Aballí dan cuenta de esas categorías que recurrentemente aparecen en la prensa diaria. Las cifras en euros transcritas con diferentes tipografías generan un paisaje de cantidades variables. Europa pasa a ser un territorio definido por esa circulación de moneda, una decoración mural de carácter corporativo.

Contrato

Sara Ramo

El periódico, en este caso el 'Financial Times', constituye el material con el que está fabricado este extraño objeto de cierto parecido con una máscara. La técnica del 'bricolage' se antoja como el exorcismo necesario para impedir que el lenguaje de las finanzas continúe desplegando su capacidad de monitorizar voluntades.

Finsternis gekreuzter Schatten

Lothar Baumgarten

La ilusión óptica trae consigo una nueva fuerza capaz de modificar lugares, como el umbral que aparece en la fotografía atravesado por formas geométricas. El contacto entre el artista, Lothar Baumgarten, y los indios yanomamis sustenta el mito de una visión que ha conseguido ser ajena a las leyes del etnocentrismo.

White Passage

Hannah Collins

La fotografía que debería ser el medio para representar una realidad empírica y verificable, se transforma aquí, como ocurría con Lothar Baumgarten, en un lugar incoherente. Para quien esté frente a la obra, el gran formato de la imagen creará el efecto de un cuadro en el que podemos adentrarnos.

Fonació d'un paper

Perejaume

El impacto de una corriente de aire sobre un papel desplegado se parece más a una situación de laboratorio. No se trata de extraer el sonido de objetos inertes sino de conceder una agencia comunicativa a esos objetos sin voz, antes de sentarlos en el "parlamento de las cosas", tal como diría Bruno Latour.

Díptico IV

Cristina Iglesias

Una maqueta de cartón, fotografiada e impresa sobre planchas de cobre, que insiste en ese tipo de espacio penetrable por el espectador. Una versión en dos dimensiones de una construcción escultórica sugerida por un modelo en miniatura. Una escultura a la que le han sustraído las dimensiones más propias de este medio.

Indistintamente

Salomé Cuesta

Esta es una escultura literalmente atravesada por la luz. Los materiales de los que está hecha le confieren una ligereza impropia de los objetos escultóricos. Sin embargo, su forma recuerda un féretro o cajón en el que cabría un cuerpo.

Monumento a Echegaray

Lorenzo Coullaut Valera

Este monumento de aires decimonónicos ocupa una rotonda en la sede central del Banco de España. Si bien las inscripciones recuerdan a quién está dedicado, esta no es su función más perdurable. A diferencia de otras obras mencionadas en este itinerario, esta encarna un lugar desde el que mirar a su alrededor.

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