Colección
Pieter Vermeersch es un artista belga conocido por sus escrupulosas exploraciones del color y la luz en pinturas abstractas y composiciones monumentales. Sin título es una obra de gran formato que se caracteriza por un gradiente de colores suaves y etéreos que parecen evocar el cielo en el momento del amanecer. La pintura se presenta como un campo de color vertical que gradualmente cambia de tonalidades rosadas a azuladas. Este efecto se consigue con una sistemática técnica pictórica que parte de la fotografía y toma la reproducción mecánica como premisa práctica, dando lugar a un estilo personal que el artista describe como «abstracción hiperrealista». El característico degradado de Vermeersch no solo demuestra su maestría técnica, sino que también crea una experiencia visual que invita a una percepción pausada del tiempo. La transición suave de los colores genera una atmósfera contemplativa, casi meditativa, que obliga al espectador a detenerse y a reflexionar sobre la naturaleza del tiempo.
Las obras de Vermeersch pueden situarse dentro de una tradición que se remonta a los experimentos con la luz y el color de los impresionistas, aunque con una sensibilidad contemporánea cercana a lo matemático. Cada una de sus pinturas es un intento de capturar el comportamiento de la luz y su interacción con el espacio real. En su serie de pinturas Sin título, a la que pertenece esta pieza, cada lienzo reproduce una fotografía tomada con diferentes exposiciones y deviene un estudio meticuloso de la luz y el tiempo. Así, la obra de Vermeersch, aunque aparentemente informal, alude a la dialéctica entre abstracción y representación, autonomía y contingencia. En sus gradaciones de color, el artista logra una síntesis de estas dicotomías, creando imágenes que son simultáneamente abstractas y representativas, autónomas y dependientes del contexto espacial.
La imagen fotográfica que el artista traslada al lienzo deja de estar congelada en el tiempo y ligada al momento en el que fue capturada. Al reproducirla en el plano pictórico, Vermeersch trata de dotarla de una dimensión total del tiempo y, en cierto modo, liberarla[1]. La temporalidad es por tanto central en la obra, también en el proceso de creación. La metódica técnica de aplicar capas de color para lograr el degradado perfecto se suele prolongar durante horas y requiere una concentración casi monástica. El propio Vermeersch ha señalado en varias ocasiones el aspecto ritual y de autosacrificio involucrado en su trabajo, recalcando la fisicalidad y la concentración necesarias para evitar errores en la mezcla de colores. Sin título da cuenta de la importancia del tiempo en el propio acto de pintar.
El desvanecimiento monocromo se percibe como si un proceso fotosensible prolongado y orgánico realmente hubiese tenido lugar en el lienzo. La falta de un punto focal en las gradaciones de Vermeersch implica que la mirada del observador se desplace continuamente por la superficie de la obra y participe en un acto de observación que es tanto físico como temporal. La transición de colores crea un efecto sensorial envolvente que va más allá de lo visual. Sin título evoca un determinado momento del día, el amanecer, induciendo al espectador a experimentar las sensaciones que acompañan a ese instante. Así, la pieza no es simplemente una obra para ser vista, sino una experiencia temporal que demanda ser vivida y contemplada en su totalidad.
[1] Pieter Vermeersch: «Pieter Vermeersch: the Importance of Matter. Interview by Mechteld Jungerius», TL magazine, January 17, 2021. https://tlmagazine.com/pieter-vermeersch-the-importance-of-matter/
La colección Banco de España cuenta con dos piezas de Pieter Vermeersch, artista belga destacado en las últimas décadas por aproximarse al lenguaje de la abstracción desde el doble punto de vista de la tradición del ilusionismo barroco y de la herencia de la fotografía en su término más absoluto: el de la captación de la luz y los efectos degradados que produce sobre el papel en formatos como el de Polaroid. Ambas obras reflejan una de las marcas de identidad más significativas de Vermeersch, fijada en el sutil degradado de campos de color. Si en el políptico, Painting # 24 (2007), la transición lumínica se encuentra interrumpida por una serie de «capítulos», del más claro al más oscuro de manera discontinua, Sin título (2014), más reciente y de formato mayor, presenta una modulación similar dentro de un mismo color, en este caso rosa, pero recogido en una única composición concebida para ser leída en vertical. El grado de perfección en la ejecución de estos degradados cromáticos confiere a las imágenes la cualidad de una fotografía impresa. Sin embargo, se trata del producto de un proceso analítico, puramente pictórico y de alguna manera mecánico, desde la zona superior hasta la inferior, que Vermeersch normalmente realiza a lo largo de un mismo día, de tal modo que la propia actividad corporal del artista está marcada, como el cambio de luz, por el ritmo circadiano que produce oscilaciones en el organismo con el paso de las horas y el ciclo natural de las alteraciones atmosféricas.
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