El Naufragio
- 1984
- Óleo sobre lienzo (Tríptico)
- 171,3 x 484,3 cm
- Cat. P_312
- Adquirida en 1984
Entre las obras más ambiciosas (en términos tanto de dimensión como de grado de alarde compositivo) de la producción de Campano durante los años ochenta, el tríptico El naufragio (1984) supone una marca destacada dentro de la serie dedicada al tema del naufragio, tras las demás glosas que dedicó a Cézanne o a Delacroix. Sobre el mar picado de un día de tormenta, los personajes y barcos, tratados con gruesa pasta al óleo, y el movimiento del agua muestran la capacidad de síntesis expresiva de la que ya dio pruebas suficientes en las pinturas, rigurosamente abstractas, del final de los años setenta. La energía de la pincelada y los toques de color, siempre administrados con una espontaneidad que revela grandes dotes para el cromatismo, conectan la pintura con el neoexpresionismo alemán, austriaco e italiano de los años setenta, que viviría su momento triunfante en el mercado durante la década siguiente. Hay en el conjunto un rigor constructivo sorprendente por lo audaz y la buena resolución de cada una de las tres partes, tratadas de un modo que revela un acercamiento al muralismo.
Anteriores a El naufragio, correspondiente al momento bisagra de la obra de Campano, que coincide con los últimos años setenta, son las obras a base de papel Collage bermejo (1979) y Collage azul (1979). La técnica del papel recortado siempre parece remitir a Kurt Schwitters, aunque estas obras están lejos del sentir del artista alemán, autor de las composiciones Merz, y son más cercanas a las investigaciones en esa línea de José Guerrero, reconocido por Campano como uno de sus maestros y forjador de un nuevo lenguaje a partir de ese juego de recorte de papel en busca de formas, perfiles y límites dados solo por ese gesto. Lejos ya de los primeros papeles pintados y encolados de Campano, de ascendencia más neoplástica, estos llevan ya el sello de la fuerza expresiva que se aprecia en las obras del pintor desde los últimos años setenta y que producirán su despegue definitivo en los años subsiguientes. Son, también, sintomáticos de la capacidad extraordinaria para el uso de los colores demostrada a lo largo de toda su carrera.
Más obras de Miguel Ángel Campano