Miguel Ángel Campano

Madrid 1948 - Madrid 2018

Por: Roberto Díaz

Figura de referencia en relación al movimiento de renovación de la pintura española de los años ochenta, su obra, alejada de estilos definidos, se basa en la exploración de las tensiones entre abstracción y figuración, tradición y modernidad, para crear su propio lenguaje. Inició sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, que pronto abandonó para trasladarse a València en 1968, donde inició su formación artística en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Durante un primer interés por los procesos automáticos en la pintura, en 1971 conoce a Fernando Zóbel, que lo introduce en el círculo de los artistas de Cuenca, con Gerardo Rueda y Gustavo Torner como referencias, haciendo que su obra penetre dentro del ámbito de la abstracción geométrica y profundice en los aspectos lúdicos y constructivos de la pintura. En 1976-1977 se trasladó a París, a la Cité Internationale des Arts, y en ese tiempo su obra abandona la geometrización por un gestualismo expresionista de raíz norteamericana. En 1980 obtuvo la Beca de la Fundación Juan March para ampliar estudios, con lo que inició su personal indagación entorno a la pintura francesa, desde las obras de Nicolas Poussin o Eugène Delacroix hasta la modernidad de Paul Cézanne, que se traduce en series como La Grappa (1985-1986), pero también en torno a figuras literarias como Arthur Rimbaud en la serie Vocales (1979-1981). En 1994 y 1995 viajó a la India, experiencia que tradujo en los cuadros de esta época. En 1996 inició una etapa en blanco y negro hasta 1999, año en el que recupera el color y el gesto en obras sobre telas indias (loongis). Entre 2001 y 2002 realizó una serie de obras inspiradas en la obra de José Guerrero, en una continua exploración de la abstracción que ha venido desarrollando hasta la actualidad.

Desde que expuso por primera vez en 1969, su obra ha estado presente en muestras clave para la renovación pictórica española como «1980», en la Galería Juana Mordó (Madrid, 1979) o «Madrid D. F.», en el Museo Municipal de Madrid (1980); y en numerosas exhibiciones del arte español de ese momento en instituciones internacionales. Además de un buen número de exposiciones individuales en galerías, destacan las organizadas por instituciones como el Institut Valencià d’Art Modern (València, 1990); la Maison des Arts Georges Pompidou (Cajarc, Francia, 1995); o el Centro José Guerrero (Granada, 2002), esta última junto a José Guerrero. Tras ser distinguido en 1996 con el Premio Nacional de Artes Plásticas, su consagración definitiva llegó con una gran retrospectiva organizada por el Museo Reina Sofía en el Palacio de Velázquez de Madrid en 1999.