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El cuadro "En la tasca. Zarautz" seleccionado por el Museo Cerralbo para abrir su proyecto expositivo "Obras de Paso"
Con motivo del centenario de la muerte de Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 - Cercedilla, Madrid, 1923), en 2023 se está celebrando el "Año Sorolla", cuyo objetivo es profundizar en el conocimiento y difusión de su prolífica producción, poniendo de relieve el relevante papel que este creador jugó en el arte español de finales del siglo XIX y principios del XX. Como ya os recordábamos en una noticia anterior, la Colección Banco de España cuenta con varias obras de Sorolla, un artista que logró construir un inconfundible estilo propio, donde la influencia de la pintura española del Siglo de Oro, con Velázquez siempre como gran referente, convive con la asunción y exploración de tendencias claves de la vanguardias pictóricas de su época. Son cuatro piezas realizadas en la primera década del pasado siglo y que nos dan testimonio de algunos de los principales géneros y caminos expresivos que Sorolla exploró a lo largo de su carrera: Voltaire contando uno de sus cuentos (1905), Antigua Puerta de la catedral de Sevilla (1910), Retrato de José Echegaray (1905) y En la tasca. Zarautz (1910).
Esta última ha sido seleccionado por el Museo Cerralbo para abrir un proyecto expositivo, titulado Obras de paso. Contemporáneos en Palacio, con el que quiere mostrar obras de artistas coetáneos de Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, que están ausentes en la valiosa colección artística que este aristócrata formó a lo largo de su vida. Cada una de ellas permanecerá durante un trimestre en el Recibimiento de verano del palacio madrileño que fue su vivienda. Palacio que se encuentra en el centro de Madrid, en la confluencia entre las calles Ferraz y Ventura Rodríguez, y que recibió la calificación de "Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural" en 1962. La idea es que estos trabajos establezcan un diálogo con la colección que el museo atesora, conformada principalmente por obras de las escuelas española, italiana y flamenca realizadas entre los siglos XVI y XIX. Con la puesta en marcha de este propuesta expositiva, comisariada por María Sanz Cubells, el Museo Cerralbo lo que busca es reflexionar críticamente sobre su propia historia, partiendo de la premisa de que para comprenderla, tan importante resulta tener en cuenta lo que conserva como lo que no, lo que es como lo que pudo ser y no fue.
El lienzo En la tasca. Zarautz (Joaquín Sorolla, 1910) en el Museo Cerralbo, protagonizando la primera entrega de su nuevo proyecto expositivo Obras de paso. Contemporáneos en Palacio
En la tasca. Zarautz, que podrá verse en el Museo Cerralbo hasta el 21 de septiembre de 2023, pertenece al conjunto de lienzos que Sorolla realizó durante sus estancias veraniegas en la costa guipuzcoana, un destino que, según Mónica Rodríguez Subirana, el pintor escoge porque, por un lado, le da la oportunidad de pintar escenas de playas con una luz muy diferente a la de su Valencia natal y, por otro, le permite introducir a su familia en los círculos de la alta sociedad de la época. El caso es que durante esas estancias no solo llevará a cabo lienzos donde representa escenas de veraneo de las clases pudientes, sino también un amplio número de obras en las que retrata a personajes humildes y sus actividades cotidianas, algo que, por otra parte, fue un motivo al que recurrió de manera reiterada: cuadros tan emblemáticos dentro de su producción como El viejo del cigarrillo (1899) o Los pimientos (1903), serían ejemplo de ello. En la tasca. Zarautz, con su sencilla composición frontal de reminiscencias fotográficas, comparte con ambos no solo ciertos rasgos formales, sino también que dan cuenta del interés del artista valenciano por pintar tipos populares en momentos de ocio y de descanso, esto es, en escenas ligadas a su esfera más íntima, funcionando a la vez como retrato físico y de costumbres.
Joaquín Sorolla y Bastida: Voltaire contando uno de sus cuentos (1905)
Muy diferentes, tanto desde un punto de vista formal como temático, son las otras tres obras de Sorolla que tenemos en la Colección Banco de España. Voltaire contando uno de sus cuentos es un singular ejemplo de su pintura decorativa que, si bien no fue un género en el que se prodigara demasiado, terminó convirtiéndose en uno de los que más fama y prestigio internacional le proporcionó, sobre todo por su proyecto Visión de España que llevó a cabo entre 1912 y 1919, por encargo de Archer Milton Huntington, para decorar la Biblioteca de la Hispanic Society of America de Nueva York. Realizado varios años antes, en 1905, el cuadro Voltaire contando uno de sus cuentos se concibió para decorar el techo de la casa del ingeniero de montes Calixto Sánchez, con quien Sorolla mantuvo una estrecha relación de amistad y que llegó a poseer más de una decena de obras suyas. El lienzo puede encuadrarse dentro del género de la pintura de casacón, muy popular en la época, y en el mismo, según Rodríguez Subirana, se puede deducir que se está representando a Voltaire contando el cuento El sueño de Platón, ya que en su cielo emerge, como una forma fantasmagórica creada por las nubes, la figura de un hombre con la cabeza entre las manos, como pensando o durmiendo. Un dato que refrendaría esta hipótesis es que este cuento forma parte de un libro del filósofo y escritor francés que el artista tenía en su biblioteca personal.
Joaquín Sorolla y Bastida: Antigua puerta de la catedral de Sevilla (1910)
Antigua Puerta de la catedral de Sevilla, por su parte, es un óleo que Sorolla realizó a principios de 1910 y que llegó a incluirse en las exposiciones monográficas, auspiciadas por el ya mencionado Archer Milton Huntington, que le dedicaron el año siguiente en el Art Institute de Chicago y el City Art Museum de San Luis. El cuadro guarda muchas similitudes con la serie de vistas de la catedral de Burgos que pinta entre marzo y abril de 1910. De hecho hasta recientemente se había catalogado como "Portada de la catedral de Burgos", aunque las últimas investigaciones parecen corroborar que lo que vemos representado, con trazo suelto y directo, de ecos impresionantes, es la puerta del Nacimiento —conocida también como puerta de San Miguel— de la catedral de Sevilla, llamada así porque su tímpano contiene un relieve escultórico que alude a este acontecimiento de la vida de Jesús. El artista llevó a cabo este lienzo durante un viaje que hizo a la capital hispalense para retratar al Rey Alfonso XIII. Viaje que aprovechó para visitar otras ciudades andaluzas, como Granada, Málaga o Córdoba, y durante el que pintó, en palabras de Rodríguez Subirana, "algunos de sus lienzos de jardines más bellos".
La obra Retrato de José Echegaray (Joaquín Sorolla, 1905) en la exposición Sorolla en negro (Museo Sorolla)
El otro cuadro que tenemos de Sorolla en nuestro fondo patrimonial es Retrato de José Echegaray, destacado ejemplo de su faceta como retratista. Faceta que desarrolló de manera tardía, pero en la que fue fecundo durante las dos últimas décadas de su trayectoria. El retrato fue un encargo que le hizo el Casino de Madrid con motivo de la concesión a este dramaturgo del Premio Nobel de Literatura en diciembre de 1904, y en el mismo buscó resaltar la condición de "hombre de letras" de Echegaray —que también alcanzó gran reconocimiento por su labor como ingeniero y político—, como atestigua el hecho de que de la chistera que vemos a su izquierda asoman varios libros. La obra ha formado parte de la exposición Sorolla en negro que se celebró en el Museo Sorolla de Madrid del 12 de julio al 27 de noviembre de 2022 y donde se analizaba la importancia del negro —de "sus significados, valores o sugerencias anímicas vinculadas "— en la obra de Sorolla, planteando la necesidad de generar nuevas lecturas críticas en torno a su legado. Lecturas que contribuyan a complejizar y remarcar la naturaleza poliédrica del trabajo de este artista, yendo más allá del cliché historiográfico que le presenta como el pintor de la luz y del color.