En la tasca. Zarauz
- 1910
- Óleo sobre lienzo
- 100 x 80 cm
- Cat. P_328
- Adquirida en 1971
Esta obra fue pintada por Sorolla en el verano de 1910, momento que el pintor eligió esta ciudad para pasar el verano con su familia, en el hotel Miramar, pintando en Zarautz, sus alrededores y en Donostia/San Sebastián.
A partir del verano de 1906, Sorolla veranearía en el norte de España y en Francia, primero en Biarritz, luego en Zarautz y finalmente en Donostia/San Sebastián, y la elección de estos destinos, lejos de ser aleatoria, estará motivada por varias razones. En primer lugar, aquí tendrá la oportunidad de pintar escenas de playas con luces y características muy diferentes a las de su València natal, cuya luminosidad plasmada en sus lienzos le valió la fama que hoy todavía mantiene. Por otro lado, estos eran los destinos de veraneo escogidos tanto por pintores del círculo íntimo de Sorolla (como el paisajista Aureliano de Beruete), así como por la alta sociedad, siendo también de este modo la forma de introducir a la familia del pintor en estos círculos sociales. Este veraneo de la alta sociedad quedará plasmado en obras de 1910 tan características de Sorolla como Bajo el toldo. Playa de Zarauz (Museo Sorolla, Madrid) o Sobre la arena. Playa de Zarauz (Museo Sorolla, Madrid). Pero además de escenas del veraneo elegante, Sorolla realizará en estas estancias obras de tipos populares, como es el caso de los representados en la obra del Banco de España En la tasca. Zarauz (1910). A lo largo de su carrera, Sorolla pintaría en numerosas ocasiones retratos de tipos anónimos en sus actividades cotidianas, representando así los modos de vida y la realidad social de su momento. Desde sus primeras grandes escenas de playa en las que refleja el trabajo en el mar, Sorolla combina estas dos facetas de su pintura, el mar y sus gentes. Así lo vemos en grandes lienzos que le dieron la fama, como Sol de la tarde (1903, The Hispanic Society, Nueva York) o La vuelta de la pesca (1894, Museo d’Orsay, París). Pero también desde los inicios de su carrera, el valenciano muestra un interés especial por retratar a las clases populares en otro tipo de escenas, más íntimas y casi como retratos no solo físicos, sino también de costumbres. Así ocurre en obras como El viejo del cigarrillo (1899, Museo Sorolla Madrid) o Los pimientos (1903, The Hispanic Society, Nueva York). En ellos vemos el interés de Sorolla por rostros curtidos por el sol y el trabajo, en momentos de descanso y de ocio. Esta misma combinación la vemos en En la tasca. Zarauz, en el que dos hombres, seguramente dedicados a trabajar en el mar, están en un momento de descanso. Estas figuras llamaron la atención de Sorolla no solo para grandes lienzos, sino también en pequeñas notas de color, de ejecución más rápida y que le permitían captar escenas al instante. Algunas de estas notas de color, también de 1910, las encontramos hoy entre la Colección del Museo Sorolla. Junto a ellas, hay lienzos que demuestran que este verano en Zarautz fue especialmente prolífico en el caso de estas escenas, con la representación de estos tipos populares. A algunos los conocemos por su nombre: Juan Ángel, retratado en el cuadro llamado Bebedor vasco, (1910, hoy en el Museo de Málaga), o por su apodo, Moscorra (1910, Museo Sorolla, Madrid). Junto a ellos, hay otros personajes que hoy permanecen anónimos, como El barquero de Zarauz (1910, Museo Sorolla, Madrid), Bebedor de sidra (1910, colección particular) y Los dos amigos (1910, colección particular). Esta faceta de la pintura de Sorolla culminará en los grandes paneles que realizará a partir de 1912 para decorar la biblioteca de la Hispanic Society of America, en los que desarrolla la que él denominaría su Visión de España, a través de sus tipos populares.
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