El 27 de febrero de 1863 nació en València el pintor Joaquín Sorolla y Bastida. Huérfano a los dos años, él y su hermana Concha fueron acogidos por su tía materna, Isabel Bastida, y su marido, José Piqueres. Durante su formación en la Escuela Normal de València, Sorolla mostró capacidades e interés por el dibujo, por lo que su tío decidió inscribirlo en clases nocturnas en la Escuela de Artesanos de València, donde fue alumno del escultor Cayetano Capuz. Posteriormente, en 1878, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de València, donde recibió formación artística completa. Estos años de formación serán fundamentales para el pintor, ya que trabará amistad con Juan Antonio García del Castillo, cuyo padre, Antonio García Peris, era uno de los fotógrafos más importantes de la València de finales de siglo. Sorolla trabajará para él iluminando fotografías, y le proporcionará un estudio en el que pintar. Esta relación será importante para Sorolla no solo por la labor de mecenazgo que ejerció Antonio García, sino también porque años más tarde se casará con su hija, Clotilde García del Castillo.
Durante la etapa de formación de Sorolla serán fundamentales los viajes a Madrid, en los que visitará el Museo del Prado, donde quedó fascinado con la pintura española del Siglo de Oro, fundamentalmente la de Velázquez, cuya huella se deja sentir en la obra del valenciano durante toda su carrera. También en estos años probará suerte en los concursos nacionales de pintura, obteniendo en 1883 la Medalla de Oro en la Exposición Regional de València con su obra Monja en oración. Al año siguiente, 1884, le fue concedida por la Diputación de València una pensión para estudiar en Roma, donde se trasladó en 1885. Además de beber directamente del ambiente artístico de Roma, Sorolla tendrá la oportunidad de visitar París, donde conocerá la pintura internacional que se estaba realizando en estos momentos, sintiéndose muy próximo a la sensibilidad de Jules Bastien-Lepage y de los pintores nórdicos. Por otra parte, en Roma coincidirá con otros pensionados españoles como los hermanos Benlliure (José, pintor, y Mariano, escultor), Emilio Sala Francés o José Villegas y Cordero. Al terminar la pensión, consiguió una prórroga de un año, el cual pasó en Asís, donde se instaló con Clotilde, con la que se casó en València en 1888. Al año siguiente, el matrimonio se trasladó a Madrid, donde vivirán a partir de entonces y donde Sorolla comenzará a desarrollar su carrera, optando primero por temas cercanos al realismo social, en boga en aquellos momentos, con ejemplos como ¡Otra Margarita!, premiado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892, o ¡Triste herencia!, que le valió el Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1900. Con este cuadro, Sorolla abandona el tema social y se centra en aspectos que ya estaban presentes en él: la playa valenciana y los niños, pero bañándolos de luz y en escenas que representan la alegría de vivir.
Estas escenas son las que le proporcionarán fama mundial, que conseguirá en parte gracias a las exposiciones internacionales individuales que se organizarán en París (1906), Berlín, Düsseldorf y Colonia (1907), Londres (1908), Nueva York, Buffalo y Boston (1909), Chicago y San Luis (1911). En la exposición de Londres de 1908 tendrá lugar, además, un acontecimiento fundamental para la carrera artística de Sorolla, ya que en ella conocerá a Archer Milton Huntington, mecenas norteamericano que además de auspiciar sus exposiciones en América en 1909 y 1911, le realizará el encargo más importante de su carrera: la decoración de la Biblioteca de la Hispanic Society of America, para la cual Sorolla pintará, entre 1912 y 1919, una serie de paneles en los que refleja distintas regiones españolas con sus personajes y actividades característicos. El esfuerzo físico que supuso para Sorolla la realización de esta obra dejó mermada su salud, y poco después de finalizarla, el 17 de junio de 1920, sufrió un ataque de hemiplejía en el jardín de su casa, mientras pintaba El retrato de la señora López de Ayala. Sorolla nunca se recuperó de este ataque, y falleció el 10 de agosto de 1923 en Cercedilla, en casa de su hija María. Fue nombrado académico de Bellas Artes de San Fernando en 1914, institución en la que, además, enseñó Composición y Color. Gracias a la colaboración de Clotilde García, viuda del artista, en 1932 se inauguró el Museo Sorolla en Madrid, en la residencia que ambos habían adquirido en 1905.
El 27 de febrero de 1863 nació en València el pintor Joaquín Sorolla y Bastida. Huérfano a los dos años, él y su hermana Concha fueron acogidos por su tía materna, Isabel Bastida, y su marido, José Piqueres. Durante su formación en la Escuela Normal de València, Sorolla mostró capacidades e interés por el dibujo, por lo que su tío decidió inscribirlo en clases nocturnas en la Escuela de Artesanos de València, donde fue alumno del escultor Cayetano Capuz. Posteriormente, en 1878, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de València, donde recibió formación artística completa. Estos años de formación serán fundamentales para el pintor, ya que trabará amistad con Juan Antonio García del Castillo, cuyo padre, Antonio García Peris, era uno de los fotógrafos más importantes de la València de finales de siglo. Sorolla trabajará para él iluminando fotografías, y le proporcionará un estudio en el que pintar. Esta relación será importante para Sorolla no solo por la labor de mecenazgo que ejerció Antonio García, sino también porque años más tarde se casará con su hija, Clotilde García del Castillo.
Durante la etapa de formación de Sorolla serán fundamentales los viajes a Madrid, en los que visitará el Museo del Prado, donde quedó fascinado con la pintura española del Siglo de Oro, fundamentalmente la de Velázquez, cuya huella se deja sentir en la obra del valenciano durante toda su carrera. También en estos años probará suerte en los concursos nacionales de pintura, obteniendo en 1883 la Medalla de Oro en la Exposición Regional de València con su obra Monja en oración. Al año siguiente, 1884, le fue concedida por la Diputación de València una pensión para estudiar en Roma, donde se trasladó en 1885. Además de beber directamente del ambiente artístico de Roma, Sorolla tendrá la oportunidad de visitar París, donde conocerá la pintura internacional que se estaba realizando en estos momentos, sintiéndose muy próximo a la sensibilidad de Jules Bastien-Lepage y de los pintores nórdicos. Por otra parte, en Roma coincidirá con otros pensionados españoles como los hermanos Benlliure (José, pintor, y Mariano, escultor), Emilio Sala Francés o José Villegas y Cordero. Al terminar la pensión, consiguió una prórroga de un año, el cual pasó en Asís, donde se instaló con Clotilde, con la que se casó en València en 1888. Al año siguiente, el matrimonio se trasladó a Madrid, donde vivirán a partir de entonces y donde Sorolla comenzará a desarrollar su carrera, optando primero por temas cercanos al realismo social, en boga en aquellos momentos, con ejemplos como ¡Otra Margarita!, premiado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1892, o ¡Triste herencia!, que le valió el Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1900. Con este cuadro, Sorolla abandona el tema social y se centra en aspectos que ya estaban presentes en él: la playa valenciana y los niños, pero bañándolos de luz y en escenas que representan la alegría de vivir.
Estas escenas son las que le proporcionarán fama mundial, que conseguirá en parte gracias a las exposiciones internacionales individuales que se organizarán en París (1906), Berlín, Düsseldorf y Colonia (1907), Londres (1908), Nueva York, Buffalo y Boston (1909), Chicago y San Luis (1911). En la exposición de Londres de 1908 tendrá lugar, además, un acontecimiento fundamental para la carrera artística de Sorolla, ya que en ella conocerá a Archer Milton Huntington, mecenas norteamericano que además de auspiciar sus exposiciones en América en 1909 y 1911, le realizará el encargo más importante de su carrera: la decoración de la Biblioteca de la Hispanic Society of America, para la cual Sorolla pintará, entre 1912 y 1919, una serie de paneles en los que refleja distintas regiones españolas con sus personajes y actividades característicos. El esfuerzo físico que supuso para Sorolla la realización de esta obra dejó mermada su salud, y poco después de finalizarla, el 17 de junio de 1920, sufrió un ataque de hemiplejía en el jardín de su casa, mientras pintaba El retrato de la señora López de Ayala. Sorolla nunca se recuperó de este ataque, y falleció el 10 de agosto de 1923 en Cercedilla, en casa de su hija María. Fue nombrado académico de Bellas Artes de San Fernando en 1914, institución en la que, además, enseñó Composición y Color. Gracias a la colaboración de Clotilde García, viuda del artista, en 1932 se inauguró el Museo Sorolla en Madrid, en la residencia que ambos habían adquirido en 1905.