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Rendimos homenaje a Carmen Laffón repasando su obras en nuestra Colección
El pasado domingo 7 de noviembre nos levantamos con la triste noticia de que había fallecido Carmen Laffón en su casa de La Jara, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Nos queda su legado artístico, estrechamente vinculado a la memoria de la Colección del Banco de España.
En homenaje a esta pintora sevillana, una de las figuras más destacadas del realismo español de la segunda mitad del siglo XX, hacemos un repaso por su obras en nuestra Colección: cinco retratos, un paisaje al óleo de una etapa muy temprana de su trayectoria y una escultura de bronce donde recrea una sencilla alacena. Es decir, piezas que remiten a los tres principales géneros —el retrato, el paisaje y el bodegón— con los que Laffón, "minuciosa y poética", tal y como la describe Isabel tejada, ha trabajado a lo largo de su carrera. La artista realizó, además, en 1982 una serie de tres aguafuertes de pequeñas dimensiones sobre la fachada del edificio de Cibeles del Banco de España, considerado como una de las joyas de la arquitectura decimonónica en nuestro país.
Con una obra de corte lírico e intimista, Carmen Laffón está vinculada con el grupo de artistas que introdujo la modernidad en Sevilla a finales de la década de 1960, como José Soto o Teresa Duclós. Es sobre todo conocida por sus paisajes, donde muestra una gran capacidad para la captación de la luz y la mutación cromática. En la mayoría de los casos, representa un territorio ligado a su trayectoria biográfica, ese espacio geográfico que se extiende desde la desembocadura del Río Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda y el Coto de Doñana, hasta la isla de la Cartuja en la capital hispalense.
Carmen Laffón: Sevilla (1962)
La más antigua de las obras que el Banco conserva de Carmen Laffón es un óleo de 1962 titulado Sevilla. Se trata, a la vez, de un bodegón de clara composición zurbaranesca y de una representación paisajística de su ciudad natal, donde la artista, como nos apunta Tejada, ya muestra su inclinación hacia los "motivos cotidianos, humildes, que baña de una luz dorada para insuflarles emoción".
Carmen Laffón, galardonada en 2012 con el Premio Nacional de Artes Plásticas y nombrada Hija Predilecta de Andalucía en 2013, también desarrolló una destacada labor como retratista. Una faceta en la que, como en el caso de los paisajes, incorpora influencias muy diversas, aunado de manera orgánica, con ese estilo luminoso y depurado que caracteriza toda su obra, tradición y modernidad. En la Colección del Banco de España cinco excelentes ejemplos de esta faceta de su producción.
Carmen Laffón: Retratos de Juan Carlos I (1987) y Sofía de Grecia (1988)
Los dos más antiguos —sendos retratos de los reyes de España Juan Carlos I (Roma, 1938) y Sofía de Grecia (Atenas, 1938)— datan de la segunda mitad de la década de 1980 y son fruto de un encargo que le realizó la institución. En ellos Laffón rompe con las proporciones habituales de los retratos de la realeza, optando por un formato casi cuadrado que proporciona mucho aire y escenario a las dos efigies, y prescindiendo de las fórmulas envaradas y cargadas de simbología regía estos que suelen tener. Concebidos como pareja, en ambos retratos las figuras aparecen representadas de forma simétrica, casi de perfil, si bien, como nos advierte Isabel Tejada, entre ellos hay fuertes contrastes, basados en el diferente empleo que la artista sevillana hace de las tonalidades, claras en el caso la reina, y más oscuras en las del soberano, un cuadro donde se hace patente el influjo de otro ilustre sevillano, Diego de Velázquez.
Los otros tres retratos son de Mariano Rubio Jiménez (Burgos, 1931 - Madrid, 1999), Luis Ángel Rojo (Madrid 1934 - Madrid, 2011) y Luis María Linde de Castro (Madrid, 1945), gobernadores del Banco de España entre 1984 - 1992, 1992 - 2000 y 2012 - 2018, respectivamente. En el primer caso, lo retrata de pie en tres cuartos, vestido con un traje oscuro y sobre un atrevido fondo rojo, salpicado de matices lumínicos que provoca que la intensidad de la pintura se centre en su rostro. Es en dicho rostro donde se concentra la luz de la imagen, algo que, como nos subraya Tejada, Carmen Laffón consigue "sin artificios, ya que el retratado fija la mirada en un punto que se halla fuera del encuadre".
Carmen Laffón: Retratos de Mariano Rubio Jiménez (1991) y Luis Ángel Rojo (1998)
Luis Ángel Rojo, por su parte, aparece sentado en una butaca, vestido con un terno gris azulado y con las piernas y manos cruzadas. Si en el caso anterior, se generaba un gran contraste entre el retratado y el entorno, aquí se produce el efecto contrario: una atmósfera única que funde los límites entre las cosas. Resulta especialmente interesante el delicado y elegante tratamiento que hace Laffón del fondo, dotándolo de una abstracción lírica que nos evoca a Mark Rothko, pintor por el que profesaba una reconocida admiración.
La obra más reciente que conservamos de Laffón es su retrato de Luis María Linde de Castro, penúltimo de los gobernadores que ha tenido la institución. Fue un encargo que se le realizó en 2018 y que la artista finalizó en diciembre de 2020, aún en plena pandemia, constituyendo el que probablemente sea el último retrato institucional que llevó a cabo. En este lienzo, la artista utiliza como fondo el antiguo patio de operaciones de nuestra sede de Cibeles, convertida en la actualidad en Biblioteca, dotando al retrato de una textura y una luminosidad que recuerda a la de los cuadros de su serie sobre las salinas de Bonanza de Sanlúcar de Barrameda.
Carmen Laffón: Retrato de Luis María Linde de Castro (2018-2020) | Armario de bronce I (1995)
La Colección Banco de España también cuenta con una pieza escultórica de Carmen Laffón, medio con el que esta artista comenzó a trabajar en la década de 1990. Se trata de Armario de bronce I (1995), una escultura de bronce —material que es común en otros artistas realistas españoles de su generación— de indudables reminiscencias pictóricas donde Laffón recrea una alacena con una modesta vajilla, incidiendo así en su interés por la representación de objetos humildes y cotidianos que ya estaba presente en su cuadro Sevilla.