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De los vales reales al euro
El Banco de España es el banco central nacional y el supervisor del sistema bancario español junto al Banco Central Europeo. Desde un punto de vista cronológico se trata de una de las instituciones financieras más antiguas del mundo, siendo el tercero de los bancos centrales con más larga historia, tras el Banco de Suecia (1668) y el Banco de Inglaterra (1694).
Su origen se remonta al reinado de Carlos III, cuando se funda en 1782 el Banco Nacional de San Carlos, considerado el primer antecesor del Banco de España. El proyecto original se debe a un proyecto que el joven comerciante Francisco de Cabarrús presentó al entonces Primer Ministro, el conde de Floridablanca. Su principal objetivo era servir de apoyo financiero al Estado, facilitando la circulación de los vales reales (deuda pública) y convirtiéndolos en efectivo; aunque desde un primer momento también tendrá otros cometidos, como proveer de víveres y vestuario a las fuerzas armadas, atender los pagos de la Corona en el extranjero, combatir la usura y proporcionar crédito al comercio y a la industria. Emitió los primeros billetes de banco españoles, llamados cédulas del Banco de San Carlos, los cuales no gozaron de demasiada aceptación.
En 1829, el gobierno y el Banco Nacional de San Carlos llegaron a un acuerdo por el cual este renunció a los casi 310 millones de reales que aquel le endeudaba a cambio de la entrega a sus accionistas de 40 millones de reales en acciones del Banco de San Fernando, creado por una real cédula de Fernando VII el 9 de julio de ese año. En este proceso juega un papel fundamental el jurista Pedro Sainz de Andino que es quien redactó los estatutos de la nueva entidad. Una entidad que se concibe como banco de emisión y de descuento, y a la que se otorga la “facultad privativa” de emitir billetes pagaderos a la vista al portador en Madrid, pero que podían circular -como de hecho lo hicieron- en provincias.
En 1847 se fusionó con el Banco de Isabel II, surgido por iniciativa privada con la finalidad de potenciar la vida mercantil y que había introducido importantes innovaciones en la práctica financiera del país. Ejecutada en un contexto de profunda crisis económica y política, esta operación de fusión no estuvo exenta de tensiones, pero finalmente salió adelante y terminó reforzando a la institución. Un éxito que no hubiera sido posible sin las reformas acometidas a principios de la década de 1850 por Ramón de Santillán que, en 1856, cuando la entidad adopta su denominación actual, Banco de España, fue nombrado como su primer gobernador.
Como banco nacional, obtendría dos décadas después el monopolio de emisión de billetes, cuya unidad básica fue la peseta hasta 1999. Ese año, el euro sustituyó a la peseta, siendo la moneda de los Estados miembros de la Unión Europea que comparten desde entonces una política monetaria común.