
"Pomona y Vertumno" y "Ofrenda a Flora", dos obras capitales en la producción de Juan van der Hamen
A través de medio centenar de obras de más de una treintena de artistas, en la exposición Flores y frutos se analiza de qué modos ha permanecido o se ha alterado en el tiempo la representación del bodegón o la naturaleza muerta. El núcleo central de la muestra, la segunda que acoge la Sala de Exposiciones del Banco de España tras su reciente remodelación, lo constituyen dos cuadros de Juan Van der Hamen (1596-1631), pintor madrileño de origen flamenco que alcanzó un notable éxito por sus óleos de bodegones en el Madrid de principios del siglo XVII. Se trata de Pomona y Vertumno (1626) y Ofrenda a Flora (1627), dos piezas capitales dentro de su producción con las que Van der Hamen logra mostrar su habilidad no solo como bodegonista —ambos incluyen en su parte inferior cornucopias de frutas y flores— sino también como pintor de figuras y escenas mitológicas, una faceta por la que era mucho menos conocido.
Por su evidente afinidad iconográfica —se articulan en torno a la representación de dos deidades mitológicas utilizadas tradicionalmente como figuras alegóricas vinculadas a las estaciones: el verano, en el caso de Pomona, y la primavera, en el de Flora— y su disposición simétrica especular, lo más probable es que fueran concebidos como pareja, si bien detalles como que difieren un poco en el tamaño o que no estén fechados el mismo año ha propiciado que a veces se dude de esta hipótesis. Las últimas investigaciones que se han hecho sobre ellos parecen corroborar ese origen común. En este sentido Peter Cherry, uno de los más destacados especialistas en la pintura del bodegón y de género en la España del barroco, afirma que es muy posible que ambas obras "colgaran hermanadas" en las paredes del palacio madrileño de Jean de Croÿ, segundo conde de Soire, noble flamenco que era capitán de la Guardia Real de Arqueros, a la que también pertenecía el pintor, y que jugó un papel esencial en la búsqueda de adhesión de las elites flamenca al rey Felipe IV.
Juan Van der Hamen: Pomona y Vertumno (1626) y Ofrenda a Flora (1627)
La exposición Flores y frutos supone una oportunidad excepcional para volver a ver expuestos juntos los dos lienzos que, además, acaban de ser restaurados. El primero de ellos, Pomona y Vertumno forma parte de nuestra Colección desde 1968. Según Alfonso Pérez Sánchez y Carlos Martín, este cuadro, aunque deudor aún de la tradición flamenca de finales del siglo XVI, incorpora también hallazgos compositivos —"los efectos de intenso contraste luminoso, con sombras muy marcadas y tratamiento rotundo del volumen"— que remiten al naturalismo tenebrista caravaggiesco, del que Van der Hamen fue uno de los más tempranos seguidores en España. En Ofrenda a Flora, obra perteneciente al Museo del Prado
, depura esos hallazgos compositivos y la figura femenina, con un vestido de colores vivos y cabello suelto, adquiere una cierta cualidad de retrato, mirando directamente al espectador.
Como nos señala Peter Cherry, un elemento fundamental en ambos lienzos, tanto desde un punto de vista compositivo como simbólico, son sus cornucopias o cuernos de la abundancia —motivo iconográfico que desde tiempos remotos auspicia la prosperidad y celebra la magnanimidad de la naturaleza—, donde el artista deja constancia de su experiencia y destreza como pintor de bodegones. La vastedad y diversidad de frutos, en el caso de Pomona y Vertumno, y de flores, en el de Ofrenda a Flora, que plasma en estas cornucopias tenía, según Cherry, dos registros de lectura bien diferenciados: por un lado apelaba al interés cultivado de una minoría de espectadores que valoraba y disfrutaba de su minucioso ejercicio de catalogación botánica; por otro, tanto para estos espectadores como para el resto constituía una gozosa celebración multi-sensorial que involucraba a la vista, el olfato e incluso el gusto.
Además de en las cornucopias, la afinidad iconográfica entre ambas piezas se hace patente, como apuntábamos antes, en su tema central: la representación de dos deidades greco-latinas que se han usado tradicionalmente como figuras alegóricas del verano y la primavera, respectivamente. En el caso de Pomona, deidad asociada a la fecundidad y la recogida de frutos, Juan Van der Hamen nos la muestra en una escena que remite al momento en el que, según cuenta Ovidio en Las metamorfosis, el dios Vertumno se hizo pasar por un inofensivo anciano para poder acceder al jardín en el que se resguardaba del asedio de los hombres y así ganarse su confianza e intentar seducirla. Según Peter Cherry, el artista representa a la diosa como una "figura idealizada de perfección física" cuyos rasgos de perfil, al igual que los de Vertumno, están basados en grabados de Antonio Tempesta realizados a partir de dibujos de cabezas fantásticas de Miguel Ángel. Su Flora, sin embargo, parece ser un retrato de una modelo real, aunque su identidad específica se desconoce. Como diosa de la primavera encarna los ideales de juventud y belleza, incluso puede verse, en palabras de Cherry, como "un retrato nupcial o un epitalamio", donde la miríada de flores que tiene a sus pies (se contabilizan casi setenta variedades diferentes) simboliza el "manantial fértil del amor".
Juan Van der Hamen: Bodegón de frutas y dulces [c. 1921], Bodegón de frutas y cabeza de cabra (Bodegón de cocina) [c. 1925] y Bodegón de melones, cardo, dulces, carne y pescado [1925]. Vista de sala exposición Flores y frutos
En Flores y frutos también se exponen, dentro del apartado titulado El Barroco: florecimiento y fructificación, cuatro cuadros de bodegones realizados por este autor entre 1621 y 1625. Tres de ellos pertenecen a nuestro fondo patrimonial: Bodegón de frutas y dulces [c. 1621], Bodegón de melones, cardo, dulces, carne y pescado [1625] y Bodegón de frutas y cabeza de cabra (Bodegón de cocina) [c. 1625]. En estos óleos, el artista presenta los alimentos en composiciones simétricas, destacándolos en primer plano sobre un fondo oscuro que remarca su cualidad volumétrica, al modo que hacía el pintor toledano Juan Sánchez Cotán (1560-1627). Todos los alimentos que aparecen se podían encontrar en las cocinas urbanas de las personas acomodadas de la época, aunque el objetivo de Van der Hamen no era tanto documental como simbólico. Como nos explica Peter Cherry, estos bodegones quieren "mostrar una abundancia de alimentos" que genere "una sensación de bienestar en el espectador". Este intento de crear un efecto de opulencia y refinamiento social queda subrayado por los platos, cuencos y fruteros que los contienen, elaborados con materiales nobles y elegantemente ornamentados. En el caso concreto de Bodegón de frutas y dulces llama la atención la habilidad del artista para jugar con la proyección de los objetos sobre el borde frontal del alféizar, logrando, en palabras de Cherry, "crear la ilusión de la continuidad del espacio pictórico con el nuestro".
Juan Van der Hamen: Bodegón con florero y perro [c. 1621], Pomona y Vertumno (1626) y Ofrenda a Flora (1627). Vista de sala exposición Flores y frutos
El otro de los bodegones de Juan Van der Hamen que se ha incluido en la exposición es Bodegón con florero y perro [c. 1625], cedido por el Museo del Prado. De inusual formato vertical, fue concebido para decorar una antecámara que daba acceso a la galería mayor del ya mencionado palacio que el aristócrata flamenco Jean de Croÿ tenía en Madrid. Al igual que en los casos anteriores, en este cuadro Van der Hamen remarca la posición social de su mecenas a través de los objetos que aparecen en la escena, como el jarrón de vidrio azul engastado en monturas de bronce dorado, de origen florentino, que contiene el ramo de flores que ocupa la parte superior central del lienzo. En la inferior, el protagonista indiscutible es el perro que da título al cuadro, un gran boyero suizo cuya actitud interpelativa contribuye a amplificar el efecto de trampantojo —"inscrito", según Peter Cherry, "en el corazón del género de la naturaleza muerta desde sus inicios"— del que el artista se vale para invitar al espectador a introducirse en el interior del espacio pictórico.