Bodegón de frutas y dulces

Bodegón de frutas y dulces

  • c. 1621
  • Óleo sobre lienzo
  • 84 x 104 cm
  • Cat. P_69
  • Adquirida en 1967
Por:

Este cuadro fue comprado por el Banco de España en 1967 a los herederos del pionero en el estudio del bodegón español, Julio Cavestany, marqués de Moret. Su compañero, Cesta y caja con dulces, firmado y fechado en 1622, fue adquirido de la misma procedencia por el Museo Nacional del Prado en 1999 (P7743). William Jordan asignó al lienzo del Banco de España la fecha anterior de c. 1621, basándose en su estilo y su manejo de la pintura[1]. El modelado de las formas en el cuadro es mucho menos somero que en otra versión de la composición de una colección privada, que está firmada y fechada en 1621, y, para él, esto es una prueba de su condición de versión principal. Si fuera así, es posible que el cuadro permaneciera en el estudio del artista durante algunos años, para servir de prototipo para la creación de copias y versiones. Los motivos del bodegón aquí expuesto y su compañero aparecen en otras obras de Van der Hamen, de acuerdo con su práctica de producir réplicas y variantes de las composiciones en respuesta a la demanda del mercado. Sin embargo, a los contemporáneos legos del artista les habría sido prácticamente imposible saber si las pinturas fueron una representación directa del natural o si fueron parcialmente recicladas a partir de otras imágenes autógrafas, ya que realmente no se apreciaba ninguna pérdida perceptible en su aparente «naturalismo».

En Bodegón de frutas y dulces y Cesta y caja con dulces, los motivos se presentan en composiciones generalmente simétricas en un marco de ventana ficticio, un formato inventado para las composiciones de bodegones por Juan Sánchez Cotán (1560-1627). Se trata de composiciones de gran fuerza pictórica, pues están compuestas de objetos relativamente poco numerosos, dispuestos con arreglos llamativos y lúcidos, y con la comprensión de la estructura y la plasticidad de la forma habitual en el artista. De hecho, el carácter formal de los bodegones del artista le aseguró un público entusiasta entre los espectadores contemporáneos cuando sus obras fueron redescubiertas a principios del siglo XX. Van der Hamen aísla los motivos de tamaño natural en el marco de la ventana, y los muestra con una fuerte luz proyectada sobre un fondo oscuro. Así se establece una interacción impactante entre el vacío oscuro de la parte superior de los lienzos y los insistentes volúmenes de los objetos en primer plano que surgen del mismo. Van der Hamen explota la proyección de objetos sobre el borde frontal del alféizar —la zanahoria confitada y la rosca de pan en el lienzo que aquí se expone, y la caja de dulces en su compañera— para crear la ilusión de la continuidad del espacio pictórico con el nuestro, potenciando así la aparente «realidad» de lo representado.

Aunque los bodegones se presentan en entornos pictóricos relativamente austeros y sobrios, los alimentos representados evocan las ocasiones sociales alegres en las que se consumían —y se siguen consumiendo— en España. Como trabajaba en Madrid, Van der Hamen buscaba atraer la atención de clientes urbanos entre los miembros de la administración de la corte y la nobleza mediante la elección de motivos que se asociaban a un estilo de vida refinado y cultivado. El elemento más evidente de esa estrategia que se observa aquí es el elaborado frutero de vidrio azul engastado en un ornamento de plata dorada. De hecho, este se convirtió en un motivo característico del artista, que lo repitió en muchos de sus bodegones, y además fue imitado por la competencia[2]. La fruta común o de huerto —manzanas, ciruelas, un limón— se presenta en la fuente como podría estar en una mesa distinguida, aderezada con ramas de ciruelo. A su lado hay fuentes con pie llenas de bizcochos y frutas confitadas. Los motivos más intrigantes de la composición son los tres pequeños frutos rojos lobulados de la izquierda, que parecen tomates o pimientos rojos. En cualquier caso, son de los raros ejemplos de flora americana que aparecen en la pintura de bodegones en España.

La lúdica disposición hermanada del cuadro que aquí se expone con el Bodegón con cesta, cajas y tarros de dulces nos muestra la fruta en su estado natural y en su estado confitado. El compañero muestra un cesto cargado de bizcochos, una rosquilla de azúcar, y naranjas, ciruelas, boniato y zanahorias confitadas, flanqueado por un tarro de miel y cajas de madera de mazapán o membrillo y un tarro de conservas, motivos estos últimos que también aparecen en Bodegón con florero y perro. Las frutas confitadas eran productos relativamente caros en el Madrid de la época —lo siguen siendo hoy en día— y se asociaban a las mesas de los más pudientes. Aunque se dice que el pintor estaba resentido por la forma en que sus bodegones de dulces eclipsaban su reputación artística en los géneros ostensiblemente «más elevados» de las pinturas de temas y los retratos, alimentó la demanda de los coleccionistas con un gran número de cuadros y una amplia gama de temas. De hecho, los bodegones de dulces fueron una de las innovadoras «marcas» de autor que desarrolló para el mercado. Es posible que se pintaran en respuesta a cuadros importados, como los del pintor de Amberes Osias Beert I (c. 1580-1624). En el caso de Van der Hamen, no es de extrañar que tuviera un mayor conocimiento del arte del norte, dado su parentesco con la comunidad flamenca de Madrid. Un bodegón inacabado «de bizcochos y chocolate», registrado en el inventario post mortem de Van der Hamen, sugiere que fue el primero en pintar bodegones con chocolate, que posteriormente se convirtió en un tema habitual del género en España.

A pesar de los recelos del propio Van der Hamen sobre su ambigua categoría artística contemporánea en el humilde género de la pintura de bodegones, su nombre sigue asociado al género. Hoy en día se conocen más obras de este tipo suyas que de cualquier otro pintor de su generación. Siguen siendo admiradas por sus cualidades estéticas y, de todas ellas, el Bodegón de frutas y dulces sigue siendo una de las más destacadas.

[1] William B. Jordan, Juan van der Hamen y León and the Court of Madrid, New Haven/Londres, Yale University Press, 2005, pp. 90-91.

[2] Ibid., pp. 89-92. Peter Cherry, «Objects and Objectives in the Courtly Still-Life Paintings of Juan van der Hamen», en La corte de Felipe IV (1621-1665): reconfiguración de la monarquía católica, J. Martínez Millán y M. Rivero Rodríguez (eds.), Parte III, Corte y cultura en la época de Felipe IV, vol. 4, Felipe IV y las artes, Mercedes Simal López (ed.), Madrid, Ediciones Polifemo, 2017, pp. 2791-2870.

Peter Cherry

Aunque la carencia de firma y alguna aparente debilidad en el tratamiento haya hecho pensar en el pasado que pudiera tratarse de una obra de taller, hay en este lienzo elementos de calidad suficiente para considerarlo obra de la mano del maestro. Magistrales son los dos grupos de dulces sobre los fruteros laterales, idénticos en ejecución a los de otras obras firmadas y fechadas con toda precisión, así como el gran frutero de bronce dorado, de rica decoración. Dicho frutero es casi idéntico al que figura en otro bodegón, fechado en 1623, que fue de la madrileña Colección Ceballos y luego pasó al mercado neoyorquino, lo que permite, quizá, considerar este de la misma fecha o, al menos, muy próxima.

No es extraño asistir a la repetición de motivos en Juan van der Hamen. La belleza de alguno de sus logros le otorgó éxito, y los encargos exigían, en muchas ocasiones, la repetición de elementos por expreso deseo de quienes los encomendaban.

El lienzo perteneció al marqués de Moret y fue vendido por sus descendientes al Banco de España en 1967.

Alfonso Pérez Sánchez

 
Por:
Peter Cherry
Juan van der Hamen y León
Madrid 1596 - Madrid 1631

Van der Hamen nació en Madrid, hijo de Jehan van der Hamen, que era miembro de la guardia real flamenca de Archeros, que custodiaba al rey y a la que el propio artista se incorporó en 1622. Este puesto fue importante para su carrera, ya que le dio acceso a la corte, y la pertenencia al mismo le confería prestigio social. Se casó con Eugenia Herrera en 1615 y la pareja tuvo un hijo, Francisco van der Hamen (m. 1639), que también fue pintor, pero del que hoy no se conoce ninguna obra. Su hermano, Lorenzo van der Hamen (1598-1664) tomó las órdenes religiosas y fue un conocido escritor e historiador. En 1627, Van der Hamen solicitó el título de pintor del rey a la muerte de Bartolomé González, junto con otros artistas, pero la plaza quedó desierta. Van der Hamen participó en la vida cultural de la época a través de su amistad con escritores —Lope de Vega, Luis de Góngora, Juan Pérez de Montalbán— que alabaron en verso sus bodegones y retratos. Su temprana muerte fue muy lamentada en los círculos literarios de la corte.

La aparición de un gusto generalizado por la pintura de bodegones y flores en el Madrid de principios del siglo XVII se asocia a la carrera de Juan van der Hamen. Sus cuadros fueron adquiridos por el rey Felipe IV y algunos de los coleccionistas más distinguidos de su corte. Su primer encargo documentado data de 1619, y consiste en pintar un sexto bodegón para complementar otros cinco comprados en la almoneda de los bienes muebles del arzobispo de Toledo, Bernardo de Sandoval y Rojas (m. 1618) para decorar la Galería de Mediodía del palacio real de El Pardo. También pintó cuadros religiosos, algunos de los cuales, firmados en 1625, se encuentran en el real convento de la Encarnación, y también retratos, si bien fue conocido sobre todo por sus bodegones. Aunque le molestaba su reputación en este tipo de temas «menores», fueron el pilar de su carrera y hoy se conocen más obras de este tipo del artista que de cualquier otro de su generación. El pintor de bodegones Antonio Ponce (1608-1677) fue aprendiz de Van der Hamen (1624) y fue el artista que se mantuvo más fiel a las fórmulas de su maestro.

Peter Cherry

 
«El bodegón español del siglo XVI a Goya», Sala de Exposiciones del Ministerio de Cultura (Madrid, 1983-1984). «Pintura española de bodegones y floreros de 1600 a Goya», Biblioteca Nacional de España (Madrid, 1983-1984). «Spanish Still-Life in the Golden Age, 1600-1650», Kimbell Art Museum (Texas, 1985). «Spanish Still-Life in the Golden Age, 1600-1650», Toledo Museum of Art (Toledo, 1985). «Monstruos, enanos y bufones en la corte de los Austrias», Museo Nacional del Prado (Madrid, 1986). «Bodegones españoles», Museo Nacional de Arte Occidental (Tokio, 1992). «Bodegones españoles», Museo de Arte de Nagoya (Nagoya, 1992). «Obras Maestras de la Colección del Banco de España», Museo de Bellas Artes de Santander (Santander, 1993). «Goya. His Time and the Bank of San Carlos. Paintings from the Banco de España», Board of Governors of the Federal Reserve System (Washington D.C., 1998). «El bodegón español: de Zurbarán a Picasso», Museo de Bellas Artes de Bilbao (Bilbao, 1999-2000). «El mundo de Carlos V. De la España Medieval al Siglo de Oro», Antiguo Colegio de San Ildefonso (México D.F., 2000-2001). «El retrato español. Del Greco a Picasso», Museo Nacional del Prado (Madrid, 2004-2005). «Juan Van der Hamen y León y la Corte de Madrid», Palacio Real de Madrid (Madrid, 2005-2006). «Juan Van der Hamen y León y la Corte de Madrid», Meadows Museum Dallas (Dallas, 2006). «Spanish Still-Life (1600-now). Silence on Canvas», Palais des Beaux Arts (Bruselas, 2018). «Flores y frutos. Colección Banco de España», Banco de España (Madrid, 2022-2023).
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