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LA ARQUITECTURA DE EDUARDO DE ADARO Y EL BANCO DE ESPAÑA. UN MUNDO EN TRANSFORMACIÓN
Esta exposición forma parte de un proyecto de mayor alcance, iniciado en 2019, en torno a la recuperación de la figura de Eduardo de Adaro (Madrid, 6 de febrero de 1848 - Madrid, 27 de febrero de 1906), responsable principal del diseño de la sede original del Banco de España y uno de los arquitectos más relevantes del último tercio del siglo XIX.
Su creatividad y profundos conocimientos de las innovaciones técnicas y constructivas de su época, así como su familiaridad con las funciones crediticias, le permitieron desarrollar una tipología bancaria singular que, recogiendo el conocimiento y las contribuciones de sus antecesores —en especial, de Severiano Sáinz de la Lastra—, combinó lo palaciego y lo industrial, lo tecnológico y lo artesano, lo funcional y lo áulico, la tradición y la innovación. Un modelo que aplicó no solo en la sede principal, sino en las numerosas sucursales en las que intervino e incluso en otros establecimientos privados de cuyo diseño fue responsable, como el Banco Hispano Americano, situado en la plaza de Canalejas de Madrid. Por todo ello, y por el escaso conocimiento de su fructífera carrera profesional, se puso en marcha un proyecto que abordase su legado en tres etapas.
La primera ha sido la elaboración de una monografía que alumbrara nuevos datos sobre su obra más emblemática, la sede decimonónica del Banco de España, al tiempo que los pusiera en relación con otros aspectos menos conocidos de su actividad en el campo de la arquitectura residencial, penitenciaria, industrial o funeraria. La monografía titulada Eduardo de Adaro. Arquitecto del Banco de España —disponible gratuitamente en nuestra sección de Publicaciones— es fruto de la investigación llevada a cabo por la catedrática de Historia del Arte Esperanza Guillén, quien, además de dibujar la biografía vital del arquitecto y su trayectoria creativa, nos muestra, abriendo el foco, aspectos de la realidad social y económica de un país en plena transformación. El relato de la rapidísima construcción, entre 1883 y 1891, de la sede central del Banco en Madrid se recoge en este volumen como un acontecimiento que refleja las metamorfosis de fin de siglo en España: desde la consolidación de un comercio internacional de bienes a gran escala, apoyado en el desarrollo de las comunicaciones marítimas y terrestres, hasta el inicio de una dependencia tecnológica del país respecto a potencias como Alemania, Francia o Inglaterra. Además, la minuciosa labor de investigación realizada por la historiadora en archivos, hemerotecas, colecciones y repositorios fotográficos ha sacado a la luz cuantiosa información sobre aspectos menos conocidos de la construcción del Banco: los accidentes laborales que se produjeron en las obras, el aspecto de las viviendas de los empleados y cajeros, los sistemas de calefacción utilizados o la aplicación de otras curiosas e innovadoras instalaciones, como por ejemplo las higiénicas, que eran seleccionadas en función de la jerarquía de quienes habrían de usarlas.
La segunda etapa de esta iniciativa ha sido el encargo de la realización de una memoria visual que actualizara y trajese al presente, a través de la fotografía, las aportaciones de Adaro, y que enriqueciera, además, los fondos artísticos de la Colección Banco de España. Con ese propósito, finalizada la investigación en torno a su figura, se procedió al encargo de una serie fotográfica a Manolo Laguillo, referente del documentalismo y uno de los renovadores de la práctica fotográfica arquitectónica y urbana de nuestro país. Esta nueva comisión ha abarcado no solo el edificio del Banco en Madrid, sus programas decorativos y múltiples detalles constructivos, sino que se ha extendido a otras obras de este arquitecto. El resultado final, Adaro: un estudio de caso, son más de trescientas imágenes que, agrupadas a modo de seis grandes hojas de contacto, documentan de forma novedosa la producción arquitectónica de este creador. Junto a esta serie, pueden contemplarse una selección de imágenes de otros proyectos fotográficos sobre el edificio de Adaro que conserva nuestro fondo patrimonial: desde las que realizó el establecimiento de Jean Laurent y Cía en las décadas de 1880 y 1890, de cuyo positivado se encargó la fotógrafa mallorquina Juana Roig, a las producidas algo más de un siglo después por autores como Javier Campano, Jorge Ribalta o Candida Höfer. Este recorrido posibilita poner en relación obras de los inicios del documentalismo en España, en el último cuarto del siglo XIX, con la de fotógrafos contemporáneos que han contribuido a la renovación de este género.
La última etapa de este proyecto es esta exposición que muestra, a través de diversos documentos, objetos, fotografías y obras de arte, una selección de sus principales aportaciones y que permite acercar al público este capítulo de la historia del Banco de España, así como una parte de su patrimonio artístico y documental, al tiempo que nos acerca a ese mundo en transformación que constituyen las últimas décadas del siglo XIX y los comienzos del XX.
La exposición se organiza en cinco capítulos: "Los orígenes de un nuevo edificio para el Banco de España", "La Seguridad", "El Palacio del dinero", "La versatilidad de un arquitecto: otros proyectos de Eduardo de Adaro" y "Epílogo". En la mayor parte de los casos, estos objetos proceden de la Colección Banco de España y del Archivo Histórico, aunque una parte significativa de ellos han sido prestados por diversos coleccionistas privados e instituciones públicas, como el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Museo Cerralbo, el Archivo de la Villa, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Museo de Historia o el Archivo Militar de Segovia, entre otras.
J. Laurent y Cía. Banco de España en construcción, c.1886. Fondo Archivo Ruiz Vernacci, Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Cultura y Deporte
LOS ORÍGENES DE UN NUEVO EDIFICIO PARA EL BANCO DE ESPAÑA
Los cambios que vivió la España de la Restauración y la crisis surgida de la pérdida de su poder colonial a lo largo del siglo XIX llevaron al país a tratar de recuperar su prestigio internacional a través de los signos de una arquitectura de diseño cuidado y grandilocuente. El edificio para el Banco de España es un ejemplo señalado de este proceso.
La erección de una nueva sede que sustituyera a la antigua de la calle de Atocha surge de las crecientes atribuciones otorgadas al Banco. La concesión del monopolio de emisión comportaba nuevas necesidades de representación y otras de carácter práctico: por ejemplo, la fabricación de billetes exigía espacios más seguros que minimizaran el riesgo de falsificación. Tras lanzar un concurso que quedó desierto, se encargó a los arquitectos del Banco de España —Severiano Sáinz de la Lastra y su auxiliar, un joven Eduardo de Adaro— un anteproyecto de edificio con entrada por el chaflán de Cibeles y dos fachadas semejantes en las calles de Alcalá y paseo del Prado, por donde pronto se fue ampliando mediante la adquisición de inmuebles y terrenos. Adaro se documentó visitando los principales establecimientos de crédito europeos y a su regreso trazó los primeros planos del edificio. En 1884, el proyecto obtuvo la medalla de primera clase por la sección de arquitectura en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Ese mismo año se colocó la primera piedra en un acto solemne, mientras que el fallecimiento de Sáinz de la Lastra catapultó a Adaro al puesto de arquitecto titular.
J. Laurent y Cía. Escalera principal Gelatina y plata de revelado químico. Positivo de Juana Roig (1915-1921?). Archivo Histórico del Banco de España, Colección de Fotografías
En esta sala se recorren los primeros pasos de construcción del edificio, con planos, fotografías históricas de las obras y del edificio, como las de Laurent y Compañía, junto a otras inéditas, y documentos que se adentran en episodios poco conocidos, como el de los accidentes laborales. Cabe señalar que en esta sala también se presentan varias obras pictóricas pertenecientes a la Colección Banco de España y, en concreto, a su galería de retratos oficiales que refleja de manera casi ininterrumpida la historia de la institución, desde la creación del Banco de San Carlos en 1782 hasta hoy. Una de ellas es el retrato que hizo el pintor valenciano Joaquín Sorolla al ingeniero, político y escritor José de Echegaray, quien durante su etapa como ministro de Hacienda convirtió al Banco de España en la principal entidad financiera del país, al concederle el monopolio de la emisión de billetes.
LA SEGURIDAD
La seguridad fue una preocupación primordial al concebir el nuevo edificio. Para cuando comenzó a trabajar en él, Adaro contaba ya con una amplia experiencia en ese ámbito y aplicó sus conocimientos de arquitectura penitenciaria al programa desarrollado en el Banco de España, el más avanzado y complejo de su época, pensado para que nadie pudiera entrar sin control y para que nada valioso pudiera ser sacado del edificio impunemente.
Cajas de alquiler del Banco de España. Archivo Ruiz Vernacci, Instituto del Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Cultura y Deporte | Jorge Ribalta. De la serie Restauración. Colección Banco de España
Además de proteger el acceso desde el exterior mediante rejas de hierro, en espacios especialmente sensibles como las cajas del sótano y semisótano se adoptaron medidas excepcionales. Gruesos muros, bóvedas sostenidas por pilares de granito, paredes recubiertas por planchas de hierro roblonado y una galería de ronda para el servicio de guardia uniformado y armado fueron algunos de esos elementos. Pero destacan especialmente entre ellos las puertas blindadas que daban acceso a las cajas de metálico, de confección de billetes, de alhajas y de alquiler, que fueron encargadas a la empresa Hobbs Hart and Co. de Londres, a la que se exigió la misma calidad que las colocadas «en las bóvedas del Banco de Inglaterra».
Se presenta también en esta sala un documental producido ex profeso para la exposición en torno a los principales proyectos y edificios realizados por Adaro no solo para el ámbito bancario, sino también para el industrial, penitenciario, religioso o residencial.
EL PALACIO DEL DINERO
Tiempos modernos, modernas instalaciones
El edificio del Banco de España refleja la decidida apuesta por la modernidad de un arquitecto atento a los últimos progresos técnicos. Adaro viajó por Europa en varias ocasiones y visitó la legendaria Exposición Universal de París de 1889 mientras preparaba las instalaciones del ya avanzado edificio del Banco.
Indicador de llamadas, c. 1910. Madera, latón, papel, cobre. Museo Nacional de Ciencia y Tecnología | Teléfono de pared, c. 1900. Madera, latón, acero cromado, carbón, ebonita, cobre, seda. Museo Nacional de Ciencia y Tecnología | Teléfono de sobremesa, c. 1910. Baquelita, cable, acero, algodón, seda, latón, hierro forjado, pintura, ebonita. Museo Nacional de Ciencia y Tecnología
Catálogo de sanitarios Twyford Hanley: Atkinson Bros Art Printers, 1893. Página 7 del catálogo Colección Miguel Giménez Yanguas | Inodoro «The Combination». Casa Doulton 1883-1900 Porcelana vidriada y pintada Museo Cerralbo
La luz, la comunicación, la climatización, la higiene y la integridad del inmueble eran aspectos centrales para el arquitecto. Así, Adaro sumó al edificio los adelantos más recientes en los sistemas de calefacción, aparatos de transmisión neumática, cierres mecánicos, ascensores, teléfonos, termómetros, barómetros y, por supuesto, iluminación eléctrica, necesaria desde un primer momento para ejecutar las obras del nuevo edificio en el menor plazo de tiempo posible, contando con turnos de noche. Asimismo, se aplicó lo último en protección: al uso del hierro, material industrial moderno que aportaba gran seguridad, se añadió la instalación de pararrayos y bocas de incendio. A esto se unió su personal y franco empeño por mejorar las condiciones higiénicas de toda edificación, sobre las que se manifestó por escrito en diversas ocasiones.
Todos estos elementos muestran cómo se concebía la arquitectura más avanzada, en sentido global, no solo constructivo, en las últimas décadas del siglo XIX y los comienzos del XX; así como el carácter internacional de las instalaciones del Banco de España, que queda manifiesto por la nómina de empresas contratadas para cada uno de estos ámbitos (como, entre otras, AEG, Twyford, Saint-Gobain o Renton Gibbs). La institución no escatimó recursos para dotar al edificio de los mejores materiales y de los más recientes avances tecnológicos.
La escalera principal
La escalera que se alza ante el vestíbulo principal del paseo del Prado es el elemento más significativo del edificio en cuanto a suntuosidad de materiales y ostentación. Adaro, quizás en colaboración con José María Aguilar, presentó numerosos dibujos e indicaciones de materiales, lo que muestra la relevancia que otorgaba a este espacio.
Boceto preparatorio para la vidriera de la Fortuna. Mayer’sche Hofkunstanstalt GmbH - Archivo | Casa Mayer, Múnich Casa Mayer. Amor, 1890. Vidriera. Colección Banco de España | Casa Mayer. Felicitas, 1890. Vidriera. Colección Banco de España
El fastuoso conjunto de la escalera fue ideado como un todo donde destacan la decoración escultórica en mármol de Carrara y yeso, así como las vidrieras que aportan luz y colorido y significan el espacio. En los relieves se despliega un programa iconográfico con referencias a la monarquía, así como a dioses clásicos alusivos a la prosperidad. Por su parte, las vidrieras figurativas coloreadas, encargadas a la Casa Mayer de Múnich, se integran en un fenómeno general de recuperación del prestigio de las actividades artesanales. Estos vitrales proponen un programa alegórico que sublima virtudes relacionadas con el progreso, el comercio o la laboriosidad: aluden así a una nueva ética del capitalismo al tiempo que desprenden un aire de nostalgia imperial.
Materiales para la ornamentación arquitectónica
La selección de materiales en distintas zonas del exterior y el interior del edificio habla de un momento de la historia de la arquitectura en que el eclecticismo no es sólo una cuestión de estilos, sino también de materiales: una demostración de la falta de prejuicios del arquitecto al seleccionar y combinar aquello que resultara más procedente para cada lugar, función o significado.
Atribuido a Eduardo de Adaro (1848-1906) y José María Aguilar (1827-1899). Modelo de ascensores 1 y 2 adjunto al pliego de condiciones para el concurso de instalación de elevadores en el edificio del Banco de España. 15 de marzo de 1889. Tinta negra sobre tela. Archivo Histórico del Banco de España | Javier Campano. Candelabro de hierro con lámparas de arco voltaico. De la serie Edificio Banco de España, 2000-2001. Encargo al autor. Colección Banco de España
El hierro, el material que mejor reflejaba el avance industrial de un país, jugó un papel esencial. Presentaba una gran resistencia al fuego, permitía salvar grandes luces y favorecía una mayor rapidez en la construcción, puesto que los elementos se prefabricaban y luego se unían en la obra. Se desplegó en interiores y exteriores como elemento tectónico, de seguridad o con función decorativa que remitía a los más diferentes estilos arquitectónicos.
La cantería exterior, por su parte, marca la imagen pública del edificio. Su piedra alude a la fortaleza de la institución y, a medida que se avanza en altura, esta se vuelve más delicada, resuelta en medallones, entrepaños, columnas, cariátides o remates de pilastrones.
Caso aparte es el representado por el Salón de Juntas Generales de Accionistas. Se trata de un espacio que estuvo revestido de una profusa decoración en yeso pintado de la que quedan, ocultos, escasos fragmentos, ya que fue recubierta en 1935 por una segunda piel que otorgó al salón una apariencia mucho más despojada, lejana del fastuoso aspecto áulico que debió tener en origen.
Jorge Ribalta. Restauración. 2017. Copias al gelatino-bromuro de plata. Observaciones: una de las 6 composiciones. Encargo al autor en 2016
LA VERSATILIDAD DE UN ARQUITECTO: OTROS PROYECTOS DE EDUARDO ADARO
A pesar de que su celebridad proviene ante todo de su labor en el ámbito de la arquitectura bancaria, Adaro fue un arquitecto versátil que se enfrentó a muy distintas tipologías ya desde su juventud, tratando siempre de aplicar soluciones innovadoras y, en numerosos casos, adelantadas a su tiempo. Sus preocupaciones teóricas y su práctica edificatoria tocaron los ámbitos de la arquitectura industrial, religiosa, residencial, penitenciaria o funeraria, e incluso el diseño de monumentos públicos.
Casa proyectada por Eduardo de Adaro para Bruno Zaldo en la calle Alfonso XII de Madrid. Arquitectura y construcción, marzo de 1906. Biblioteca Nacional de España
La ciudad de Madrid conserva numerosos vestigios de su actividad, tales como edificios de viviendas aún en pie en las calles de Zurbano, Juan de Mena y Alfonso XII o una casa-palacio en la calle Sagasta, que reflejan la continuidad de su colaboración con ciertos promotores procedentes de las elites del mundo financiero e industrial. Un vínculo demostrado también en la fábrica de galletas La Industrial Madrileña —hoy desaparecida— o en el Panteón del marqués de Casa-Jiménez en el Cementerio Sacramental de San Isidro.
Eduardo de Adaro (1848-1906). Fachada principal del edificio de viviendas proyectado para Bruno Zaldo en la calle Alfonso XII de Madrid. 15 de septiembre de 1901. Dibujo en tinta sobre tela tratada. Archivo de Villa. Ayuntamiento de Madrid
Fuera de la capital, es reseñable su proyecto no ejecutado de presidio en la isla de Cabrera, donde da muestras de una ideología humanista e ilustrada en la resolución de los problemas inherentes a un ámbito sensible como la arquitectura penitenciaria; conciencia que se materializa también en su participación en la reconstrucción de las zonas devastadas por los terremotos de Granada y Málaga en 1884, cuya labor desinteresada nos devuelve los únicos casos de arquitectura religiosa en la obra de Adaro.
EPÍLOGO
Sucursales del Banco de España
Entre las numerosas sucursales del Banco de España, entidades responsables de dar presencia a la institución y prestar servicio a lo largo del territorio, Adaro fue responsable del diseño de las de Burgos, Huesca, Logroño y Pontevedra, esta última muy modificada por reformas posteriores. Se ocupó asimismo de la remodelación de muchas de las preexistentes. Originalmente, las sucursales se establecían en espacios alquilados, pero las dimensiones insuficientes, las deficientes condiciones de seguridad o el deterioro de esos inmuebles arrendados llevaron al Banco de España a tomar la decisión de adquirir solares en los que construir nuevos edificios.
Eduardo de Adaro. Plano de fachada de la sucursal del Banco de España en Burgos que acompaña al expediente de solicitud del nuevo edificio, 1898. Archivo Municipal de Burgos
La elección de Adaro para las citadas sucursales muestra hasta qué punto el arquitecto supo forjar una imagen en la que la institución se reconocía y también el modo en que fue capaz de adaptarse a cada contexto y dialogar con su sustrato cultural y su entorno. Así lo demuestran el uso del ladrillo en esa fortaleza almenada de aire difusamente mudéjar que es la sucursal de Huesca; o el contenido diseño en ladrillo con resaltes en piedra de las fachadas de Logroño o de Burgos, sucursal esta última que contaba además con jardines que el arquitecto quiso hacer visibles desde el exterior mediante la aplicación de verjas de hierro, lo que aportaba un diálogo con el exterior y con la ciudad.
La sede del Banco Hispano Americano en Madrid
El último proyecto de Adaro lo devolvió al ámbito bancario, y su resultado es, junto al del Banco de España, su edificio más señalado: la sede del Banco Hispano Americano, fundado por empresarios con intereses económicos en ultramar y por accionistas que pretendían estrechar los lazos comerciales con la otra orilla del Atlántico.
Banco Hispano Americano. Edificio de la central de Madrid. Patio central. Banco Hispano Americano (1926): XXV aniversario. Archivo Histórico Banco Santander
El edificio está situado en la confluencia de la carrera de san Jerónimo y la calle Sevilla, actual plaza de Canalejas. Modificado interiormente en los años cuarenta, hoy forma parte de un conjunto comercial y hostelero que ha alterado sensiblemente su aspecto original y flagrantemente su altura. En este último proyecto, Adaro se enfrentó a un solar irregular y planteó la fachada curva que caracteriza al inmueble y dota de personalidad a toda la céntrica plaza. La nueva sede supuso para el arquitecto un reconocimiento unánime, tanto de una crítica entusiasta como de los estamentos oficiales, que no dudaron en concederle por los méritos de este proyecto la Gran Cruz de Alfonso XII, llegada a tiempo pocos meses antes de su fallecimiento en febrero de 1906.
En la medida en que la sede del Banco Hispano Americano es una obra testamento y un compendio de la arquitectura de Adaro, en esta sala se propone una recapitulación de todo su trabajo en formato fotográfico mediante la serie de Manolo Laguillo titulada Adaro: un estudio de caso. Se trata de una compilación de imágenes donde el formato tradicional de la hoja de contactos cobra un formato monumental para una última reflexión visual y derivativa en torno a la opera omnia del arquitecto que ayudó a definir una época.
Manolo Laguillo. Adaro: un estudio de caso, 2021. Giclée (tintas pigmentarias sobre papel pH neutro calidad conservación). Encargo al autor en 2021. Colección Banco de España
EDUARDO DE ADARO (1848-1906). DOCUMENTAL
Con motivo de la exposición La arquitectura de Eduardo De Adaro y el Banco de España. Un mundo en transformación, Tatiana Poggi y Joaquín García Vicente de ESPECIE Arquitectura han realizado este documental sobre la figura del responsable principal del diseño de la sede original del Banco de España y uno de los arquitectos más relevantes del último tercio del siglo XIX.