Retrato de Salvador Albacete y Albert

Retrato de Salvador Albacete y Albert

  • 1890
  • Óleo sobre lienzo
  • 125 x 102 cm
  • Cat. P_173
  • Encargo al autor en 1890
Por:
Esperanza Guillén

Este retrato presentó problemas de atribución debido a una confusión en la grafía de la inicial que abreviaba el nombre propio del pintor, por haberse interpretado la F como una J. La comparación de firmas y una reciente localización de documentos en el AHBE demuestran, sin ningún género de duda, que se trata de una obra del artista valenciano Francisco Más y Carrasco. 

Salvador Albacete, gobernador del Banco de España que durante más años ocupó el cargo durante la construcción del nuevo edificio, sufrió una apoplejía la mañana del 4 de agosto de 1890 cuando se encontraba en su despacho, situado aún en la sede de la calle Atocha. Trasladado a su domicilio, falleció a las diez y veinticinco de la noche. En la sesión del Consejo de Gobierno celebrada al día siguiente se acordó que con cargo a los gastos de Administración de la entidad, de acuerdo con la familia del finado se encargara un retrato con destino a la galería de gobernadores. El pintor elegido para fijar la imagen de Salvador Albacete fue Francisco Más. El retrato al óleo, sin terminar, se presentó en el Banco de España y, examinado también por la familia, se aprobó su adquisición cuando estuviera concluido. Los días 10 y 22 del mes octubre de ese mismo año el artista cobró un total de 1000 pesetas por su trabajo.

Francisco Más estaba comenzando a ser ya en esas fechas un pintor que gozaba de cierto reconocimiento en Madrid, no solo como autor de paisajes sino como retratista, aunque es mucho lo que se ignora de su trayectoria y escasos aún los cuadros conocidos debidos a su mano, tanto del periodo anterior a su marcha a México en 1897 como de su producción en ese país.  En esta obra se manifiesta como un artista que se distancia de los definidos perfiles que determinan buena parte del arte académico del momento. Al tratarse de un retrato póstumo del personaje representado, el artista debió de recurrir a otro tipo de imágenes como las fotográficas. Contra un fondo oscuro que se aclara hacia la parte superior del cuadro, el gobernador, con el rostro casi de perfil y con quevedos de montura metálica de los que pende un fino cordón, con las manos en reposo se muestra sentado en un sillón con brazos de madera. Luce una barba casi blanca, lleva el cabello canoso peinado hacia atrás y mira hacia fuera con gesto serio aunque no severo.

Si en el retrato realizado por Manuel García “Hispaleto”, también de tres cuartos y sedente,  que es propiedad del Museo del Prado y está depositado en el Museo de Jaén, Salvador Albacete, como ministro de Ultramar que fue en 1879, aparece ricamente ataviado con la gran cruz y la banda de la orden de Carlos III, en el que forma parte de la colección del Banco de España su indumentaria, traje de chaqueta y lazada negros, y camisa blanca, se aleja de los usos protocolarios que pueden observarse en otras pinturas de la galería de gobernadores. Junto al hecho de prescindir de toda tramoya que acompañe al personaje, la factura muy suelta, así como la limitada gama cromática, son características destacadas que distancian este magnífico retrato de otros cuadros de la misma colección. Los tonos ocres dominan la parte superior de la sencilla composición tanto en el fondo como en la cara del retratado, pero son los colores oscuros los que definen el resto de este óleo, solo animado por los acentos claros que marcan las manos, los filos de la camisa que asoman sobre estas y los discretos brillos del barniz de la madera del sillón en el que se sienta el gobernador.

Esperanza Guillén

 
Por:
Esperanza Guillén
Francisco Más y Carrasco

Es muy escasa la bibliografía que existe sobre este pintor valenciano e incluye algunos errores derivados del texto Barón de Alcalahí de 1897, pero la información contenida esencialmente en la prensa de la época y en los catálogos de exposiciones permite trazar una semblanza a la espera de futuras investigaciones. Aunque desconocemos las fechas de su nacimiento y muerte, sabemos que, formado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, Francisco Más destacó como autor de paisajes tanto naturalistas como de inspiración literaria, aunque se dedicó asimismo al retrato, como demuestra el que hizo del gobernador Salvador Albacete.  La primera obra por la que Más obtuvo reconocimiento, en 1881, fue Un país, que recibió una mención honorífica en la exposición del Ateneo Casino Obrero de Valencia. Pintó en su tierra natal los alrededores del monasterio del Santo Espíritu del Monte y abundantes paisajes costumbristas. Instalado posteriormente en Madrid con objeto de darse a conocer y ampliar su clientela, presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884 un paisaje dramático y legendario de grandes dimensiones inspirado en la última escena del poema El vértigo de Núñez de Arce. En invierno del año siguiente, la prensa informó de un viaje a París y Roma que inició en compañía de Mariano Benlliure y se menciona al joven Más como un pintor muy “estimado y conocido” autor de retratos que “obtienen cada día más precisión y modelado”. Ya entonces gozará del aprecio de Juan Luna Novicio, con quien firma una obra, y de determinados círculos intelectuales, como se desprende del hecho de que en Madrid Cómico aparezca en la portada su caricatura con la paleta de pintor.

En 1887 y 1888 envió algunos lienzos a la exposición de fin de año del Salón Parés de Barcelona y exhibió un paisaje en los escaparates de Casa Llibre de la misma ciudad. En la Exposición Nacional de 1890 presentó Entre dos luces y Tarde de marzo y en la Internacional de Bellas Artes de 1892 un Retrato del conde de R. y Siete ricordo d’un amore che fin, obra por la que obtuvo una medalla de tercera clase.

Ligado a las actividades del Círculo de Bellas Artes, en la muestra de invierno de 1893-1894 exhibió la tela de mayores dimensiones de la exposición, Despedida del recluta. Prueba de su estrecha relación con esa entidad cultural es que la revista Blanco y Negro publicara el 2 de junio de 1894 una serie de caricaturas de pintores realizadas por Ramón Cilla, bajo el título de Los doce del Círculo, entre las que se encontraba la de Francisco Más junto a las de Sorolla, Cecilio Pla, Tomás Muñoz Lucena, Marcelino Unceta o Ricardo Madrazo, entre otros. Se sumó a los artistas españoles más sobresalientes del momento y donó una obra destinada al monumento dedicado a Velázquez que, realizado por Aniceto Marinas, se instaló años después frente al Museo del Prado.

Cuando en 1894 murió corneado el popular diestro Manuel García “El Espartero”, Más pintó a tamaño natural la cabeza yacente del torero, óleo que se exhibió en un escaparate de la Carrera de San Jerónimo. Al año siguiente concurrió a la Exposición Nacional con dos desnudos, Eco y Umbría, y en la quinta Bienal del Círculo de Bellas Artes, en 1896, pudo verse un paisaje “de valiente factura a grandes masas”:  Afluentes del Gállego.

Asistía a las tertulias de artistas, poetas y escritores organizadas en su residencia por el ministro de México para España y Portugal, el general Vicente Riva Palacio, político y escritor que en 1896 organizó una fiesta en honor de Chueca. En esa ocasión, Francisco Más hizo a lápiz el retrato de este compositor y la caricatura de cada uno de los comensales. Ese año, Madrid Cómico publicó un poema satírico de José López Silva dedicado “a mi queridísimo amigo el notable pintor Francisco Más”, poema que con el título de “Un mal día” y la misma dedicatoria fue también publicado en el libro Los Madriles, con prólogo del crítico Jacinto Octavio Picón y litografía en color de la portada firmada por Francisco Más.

Dejamos de encontrar información en España porque el artista viajó a México y se estableció en su capital, donde se casó. En noviembre de 1897 el poeta José Juan Tablada describió en la prensa una visita al taller de Más, quien entre otras obras estaba haciendo el retrato de una dama y ya había terminado “en claroscuro” el del novelista Federico Gamboa. Su lienzo El toro, fechado en 1906, se encuentra en la Pinacoteca del Ateneo Fuente en Saltillo, y Los charros fue adquirido en 1908 para las galerías de la antigua Academia de San Carlos. En 1910 pinta un cuadro con el escudo que presidirá el aula mayor de la Universidad Nacional de la capital mexicana.

Desconocemos cuándo y dónde murió.

Esperanza Guillén

 
Por:
Elena Serrano García
Salvador Albacete y Albert (Cartagena, Murcia 1827 - Madrid 1890)
Gobernador del Banco de España 1885 - 1890

Estudió Derecho y ejerció como funcionario de larga carrera en la Administración. Fue de los pocos que permanecieron fieles a la familia real tras el estallido de la Revolución de septiembre de 1868. Acompañó a Isabel II a París, donde actuó como su abogado y secretario personal. A su vuelta a España se afilió al Partido Conservador y sus servicios a la monarquía fueron recompensados con el cargo de fiscal del Consejo de Estado.

Albacete fue un reconocido jurista y colaboró activamente en la ambiciosa tarea de codificación emprendida por los liberales durante la Restauración. Su carrera parlamentaria comenzó en enero de 1876. En marzo de 1879 ocupó la cartera de Ultramar en el Gobierno del general Martínez Campos. Presentó varios proyectos de ley, entre ellos el de abolición de la esclavitud en Cuba, que fueron duramente atacados por el sector canovista del Partido Conservador. Tras la caída del gabinete en diciembre de 1879, Albacete se distanció del grupo conservador y vivió alejado de la política.

Como experto en materia comercial y tributaria, colaboró con el ministro Juan Francisco Camacho en el primer gabinete liberal de la Restauración y con Cánovas del Castillo en la negociación del tratado comercial entre Cuba y Puerto Rico con los Estados Unidos, nombrándolo plenipotenciario en 4 de agosto de 1884. Fue recompensado por Cánovas con el cargo de gobernador del Banco del Banco de España en febrero de 1885 y Sagasta lo mantuvo en el puesto, así que su gestión al frente del emisor fue de las más largas del período. Estuvo al mando de la institución en los complicados momentos de construcción del edificio de Alcalá, que no pudo ver inaugurado. Durante su gestión, el Banco se hizo cargo del servicio de Tesorería del Estado y de la deuda flotante del Tesoro. Falleció en agosto de 1890, siendo gobernador, en su domicilio de la calle de la Cruz. Fue un hombre cultísimo y un virtuoso del violín y el violonchelo, que tocaba en público dando frecuentes conciertos.

Elena Serrano García

 
 
VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 1. Esperanza Guillén Eduardo de Adaro. Arquitecto del Banco de España, Madrid, Banco de España, 2023, 79.