Kukulkan (serpiente emplumada)

Kukulkan (serpiente emplumada)

  • 2017
  • Madera de caoba e hilos de lana
  • 195 x 124 x 21 cm
  • Cat. E_159
  • Adquirida en 2020
Por:
María Jacinta Xón Riquiac

Kukulkan/Pájaro Serpiente de la Serie Kukulkan fue realizado por Antonio Pichillá en el año 2017. La obra Kukulkan es una intención para ser textil, es una serpiente emplumada en el universo de una urdimbre que también es la historia de resistencia de los pueblos de Abya Yala. Kukulkan/Pájaro Serpiente es una voz visual desde el territorio Maya Tz’utujil que busca dialogar con el mundo del históricamente otro -el occidente contemporáneo-. Kukulkan, se instala en una estructura plana de madera con prominencias intencionadas que van marcando momentos de encuentro y desencuentro entre hilos y sus rumbos. Esta obra es una reinterpretación de q’inb’al/urdidora. La urdidora como estructura ordenada, es la tecnología primaria inventada por las sociedades primigenias a lo largo y ancho de todo el planeta. Según David Marín, la urdidora posibilitó que, paralelo al aprovechamiento de diferentes fibras vegetales para tejer vestimentas, también se desarrollaran los sistemas biodiversos de agricultura, la tecnología de almacenamiento y se complejizaran las organizaciones sociales

Kukulkan/Pájaro Serpiente es un objeto con movimiento colorido y serpenteado que invita a ser contemplado -su presencia- tal cual un «maya hacker». Para Diane Nelson [1] los maya hacker «son como piratas informáticos, que despliegan una comprensión íntima de las tecnologías y los códigos mientras trabajan dentro de un sistema que no controlan, los mayas se están apropiando de la así llamada tecnología y conocimientos modernos» (Nelson, 1996, p. 289). Los mayas se convierten en lo que Trinh Minh-ha (1986) ha denominado “el otro/inapropiado” (en Nelson 1996:288-289). Kukulkan de Antonio Pichillá es de alguna manera un objeto que recuerda la existencia del otro/incómodo, del otro/resignificándose y resignificando el ser-estar de los pueblos indígenas en un espacio contemporáneo español.

La presencia de una urdidora con la forma de una serpiente que ocupa planos y esquinas, tiene una intención. Su anatomía descontinua formada por vértices, resignifica -irreverente a la conceptualización cristiana demoníaca de la serpiente- la representación del tiempo,  el espacio, el agua y la lluvia para los pueblos indígenas del Abya Yala. Kukukan/Q’uqumatz/Pájaro Serpiente no es satánica. En el siglo XVI -en las latitudes de lo que ahora es América-, no existía una antítesis del Dios cristiano, porque Dios y el cristianismo llegaron con los primeros europeos a esas tierras. Kukulkan tampoco es un dios, sucede que en las construcciones del otro desde occidente, se definió erróneamente a los pueblos indígenas como politeístas. Los pueblos indígenas del Abya Yala no son politeístas, son pueblos que definen y se relacionan con las formas de vida diversas en tiempo, forma, estructura, peso, etc. De ahí que Kukulkan/Pájaro Serpiente es para estos pueblos, un ente de la vida diversa que cuida del tiempo, del espacio, del agua y la lluvia. Juan Xón -Aj q’ij K’iche’/contador de los días- lo definía como un mensajero del que se debía aprender astucia y sabiduría, porque la serpiente “vuela sin tener alas, se alimenta sin tener manos, camina sin tener pies” (1996) Kan/Serpiente -otro nombre con el que se conoce a Kukulkan-, es también el guardián de la fertilidad y la posibilidad de la vida en los juyub’ taq’aj/montañas y valles. Porque sí el elemento agua no se evapora con el sol y se devuelve a la tierra y al aire como lluvia, brisa, rocío, ríos, lagos, el mar y las nubes, es imposible la vida del ser más pequeño y del más grande sobre la faz de Tierra.

Kukukan/Pájaro Serpiente llega como objeto conceptual contemporáneo a Madrid, como una segunda presencia, después del llamado Códice de Madrid o Tro-Cortesianus en el que se destaca una serpiente. Kukulkan es el Pájaro Serpiente que llega a resignificar la historia de un pueblo. Un Kukulkan que busca urdir y entramar palabras, pensamientos, voces, silencios, esquinas y colores en su intención de ser y estar. Es, un tejido iniciado, una metáfora de la posibilidad. Los hilos que se ordenan en el espacio de la urdidora, los colores que se organizan para ser urdimbre, hilos que necesitan de más hilos para ser trama y coincidir en ri u k’ux/conjunción de los hilos que le darán el sentido al tejido y que solo se lo puede dar q’inb’al/urdidora. Kukulkan de Antonio Pichillá es una morfología ficticia de la urdidora que se deforma y reforma para sostener a q’in/hilos organizados para ser un tejido.

El Q’inb’al/urdidora que sostiene a Kan/serpiente de hilos en su forma tradicional, es una representación de la relación entre el tiempo/espacio y las Pléyades en el cielo. La Tierra que observa a la urdidora del cielo mientras sus pueblos le llaman Q’in/Pléyades. También es una metáfora de la memoria y los saberes que permanecen dinámicos cuando Antonio Pichillá lo representa como la continuidad de la relación con su abuela tejedora y el legado a su decendencia. -¿Quiénes tejían entre los Tz’utujil? Eran los hombres- Reflexiona Pichillá. Urdir, trastocar la urdidora y que un hombre teja, es redefinir los status quo históricos dentro de las sociedades indígenas. Que un hombre use la urdidora, que teja, es una realidad contemporánea que descontinúa con el precepto tradicional de que solo la mujer debe urdir y tejer. -Yo soy hombre, puedo urdir, puedo tejer, puedo crear y recrear la herencia de mi abuela haciendo acto de presencia en un espacio que se establecía lejano para seguir tejiendo la memoria Maya Tz’utujil-, dice Pichillá. Kukulkan es un encuentro con la memoria para tejer el tiempo/espacio a través de formas y colores, un tiempo y un pueblo en permanente resistencia y dinamismo para seguir siendo Maya Tz’utujil contemporáneo en la globalidad cotidiana.

La obra fue mostrada por primera vez, en la muestra individual «Abuelo» en la galería extra, en ciudad de Guatemala 2017. Desde entonces, esta obra ha posibilitado diálogos del artista con diferentes personas que se han acercado a preguntar, ¿por qué una urdidora en forma de serpiente?

 

[1] NELSON, DIANE M. Cultural Antropology, Maya Hackers and de cyberspatialized Nation-State: Modernity, Ethnostalgia, and a Lizard Queen in Guatemala. American Anthropological Association, 1996.

María Jacinta Xón Riquiac

 
Por:
María Jacinta Xón Riquiac
Antonio Pichillá
San Pedro de la Laguna (Guatemala) 1982

Antonio Pichillá es un artista Maya Tz’utujil, nacido en San Pedro La Laguna, Sololá, Guatemala. Él vive y trabaja en su pueblo natal a las orillas del Lago Atitlán. Su obra puede definirse como un ejercicio dinámico de creación, deconstrucción, deformación/intervención, representación e interpretación de su mundo Tz’utujil aplicando un lenguaje compuesto y complejo en cada una de sus creaciones. Sus piezas poseen la cualidad y posibilidad de interlocución con y entre «otros» -ente lenguajes de muchos mundos y sus historias de ser y estar-.  La obra de Antonio Pichillá es una invitación permanente a reflexionar ya que muchas de sus piezas tienen la peculiaridad de observar y analizar la realidad desde la ironía y el sarcasmo. También interpelan ideas y proponen veredas de reaprendizaje que sensibilizan y deconstruyen certezas individuales y colectivas, muchas veces reproducidas sin reflexión crítica desde la multiplicidad de lugares situados y cotidianos de sus interlocutores/espectadores.

 

Pichillá aprendió a urdir y tejer acompañando a su abuela en su faena cotidiana durante su niñez y adolescencia. También estudió Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla Guatemala (1999-2003). Ha realizado diversas exposiciones individuales en Colombia, Nueva York, Costa Rica y Guatemala. Ha participado en exposiciones colectivas en diversas ciudades de Estados Unidos como Santa Barbara California, Denver, Miami, Memphis entre otros, además sus obras han sido expuestas en Montreal (Canadá), São Paulo (Brasil), Londres, Nepal, Berlín, Panamá, Hong Kong, Puerto Rico, Chile, Rumania, Tokyo, París, México, Costa Rica, Panamá y Guatemala.

Algunas de sus piezas se encuentran en las colecciones del Museo de arte de Denver, EE.UU; Museo Centro de Arte Reina Sofía MNCARS;  Museo Tate, Londres; Kadist Art Fundation, San Francisco, EE.UU; IL POSTO, Chile;  Banco Interamericano de Desarrollo, Washington; Colección Quinto Lojo, Guatemala; Colección Banco de España; Space Collection, California; Colección Luiz Chrysóstomo, Río de Janeiro, Brasil; Colección Ernesto, Cecilia Poma; entre otros.

María Jacinta Xón Riquiac

 
«La tiranía de Cronos», Banco de España (Madrid, 2024-2025).