Luis García-Ochoa se formó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y, sobre todo, en el estudio de arquitectura de su padre, donde además de trabajar accedió al conocimiento del arte de vanguardia. Tras una etapa de producción caracterizada por una tendencia de corte posimpresionista y fauvista, la obra de García-Ochoa evolucionó hacia una suerte de expresionismo caracterizado por el vigor de sus líneas, la estridencia cromática y la rotundidad de unos volúmenes de innegable calidad pictórica. Pero lo que fue decisivo en la carrera de este artista fue la influencia que recibió del cubismo de Benjamín Palencia y su integración en la segunda Escuela de Vallecas, una experiencia poética plástica impulsada por Palencia y el escultor Alberto Sánchez Pérez en 1927 y que, tras la Guerra Civil española, será Palencia quien reactiva, sentando las bases de lo que, a partir de 1945, se conocerá como la Joven Escuela Madrileña o Escuela de Madrid.
Casas es una obra de inspiración posimpresionista por el uso saturado del color así como de la técnica de un empaste capaz de reflejar con eficacia y suavidad tanto los juegos de luz y sombra como la justa tridimensionalidad volumétrica del paisaje. Toda vez que deja entrever la influencia del cubismo de Picasso y, sobre todo, de Benjamín Palencia, Casas es también deudora de Paul Gauguin y Pierre Bonnard, especialmente en el tratamiento de unos cielos y horizontes capaces de resumir, a través de la exquisitez del gesto del artista, la serenidad que se requiere en el tratamiento de la naturaleza para contrastar con las formas arquitectónicas construidas por el hombre.
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