Virgen con niño
ALONSO CANO  (Copia)

Virgen con niño

  • c. 1645
  • Óleo sobre lienzo
  • 84 x 68 cm
  • Cat. P_102
  • Adquirida en 1975
Por:
Alfonso Pérez Sánchez

Adquirida en 1975 como obra del taller de Alonso Cano, es copia antigua de discreta calidad de una famosa composición del pintor, cuyo original guarda la Catedral de Sevilla (H. Wethey, Alonso Cano, 1955, pág. 160, fig 47; E. Valdivieso, 1978, núm. 280), bajo la advocación de La Virgen de Belén.

Por su belleza y su estimación como imagen de culto, fue repetidamente copiada, y se conservan bastantes ejemplares de muy distinta importancia. Réplica de taller se considera el que conserva el Museo de Jaén (Wethey, 1955, pág. 161) que atestigua, además —por la inscripción que porta, fechada en 1641, concediendo indulgencias a los devotos de la imagen— que el original corresponde al período sevillano juvenil en la producción del artista, como podría hacer pensar, además, la factura y el intenso contraste luminoso, aún de tradición tenebrista.

Otra réplica de calidad superior y evidentemente de fecha más tardía realizada seguramente ya en Granada, se conserva en el Ermitage de Leningrado (Wethey, 1955, pág. 161, fig.48).

A la serie relativamente abundante de copias tardías sin carácter especial conservadas en diversas colecciones españolas, debe añadirse otra muy curiosa, conservada en la catedral anglicana de Edimburgo, atribuida absurdamente a Mateo Cerezo, que repite la composición adornando a Madre e Hijo con aparatosas coronas.

Este ejemplar del Banco de España, un tanto duro de ejecución, debe ser sevillano hacia 1645-1650, por su carácter tan acusadamente tenebrista.

Alfonso Pérez Sánchez

 
Por:
Roberto Díaz , Alfonso Pérez Sánchez, Carlos Martín
Alonso Cano
Granada 1601 - Granada 1667

Se considera a Alonso Cano uno de los artistas totales del barroco español, dada su dedicación a la pintura, la escultura, la producción de retablos y, aunque en menor medida, también a la arquitectura, así como por su perdurable influencia posterior, especialmente en el ámbito andaluz. Hijo de un ensamblador y tracista de retablos con el que aprendió los rudimentos de ese arte, se formó principalmente en Sevilla tras el traslado de toda la familia a la capital hispalense en 1614. Allí ingresó como aprendiz en el taller del artista y teórico Francisco Pacheco, donde conoció a Diego Velázquez, a quien le unió una estrecha relación a lo largo de los años; y hubo de pasar también por el taller del imaginero Juan Martínez Montañés, cuya huella perdura de manera innegable en su obra escultórica. Simultaneando sus dos actividades principales, como pintor y escultor, adquirió prestigio y en 1638 se trasladó a Madrid respondiendo a la llamada del conde duque de Olivares, que lo reclamó como pintor y ayudante de cámara. En la capital, su estilo se transforma en contacto con el citado Velázquez y a través del estudio de la nutrida cantidad de obras de los pintores venecianos que las Colecciones Reales atesoraban desde el siglo XVI, lo que produce una cierta italianización de su factura, unida a otras influencias como la de las transparencias de Van Dyck. En 1652 regresa a Granada, donde es nombrado pintor de la catedral, templo para el que emprende el ciclo monumental de pinturas marianas que coronan su capilla mayor, sitio regio venido a menos pues, aunque concebido como mausoleo de la dinastía de los Habsburgo, había quedado desbancado pronto por la construcción del monasterio de El Escorial.

De vida accidentada y dramática, fue acusado del asesinato de su primera esposa y, tras no pocas vicisitudes, acabó siendo ordenado sacerdote. Su arte, sin embargo, se mueve en su madurez en una esfera de serena y luminosa belleza, lejana del tenebrismo de su primera juventud, en un periplo que discurre desde el barroco más español hacia corrientes más cosmopolitas. Tras un segundo período de tres años en Madrid, en 1660 regresa de manera definitiva a Granada, donde su relación con el cabildo catedralicio empeora cada vez más, hasta el punto en que siendo ya una anciano y aquejado por la enfermedad llegó a verse desalojado de su taller situado en la torre de la catedral, la misma cuya fachada principal diseñará, pero que solo llegará a realizarse tras su muerte.

 
 
Harold E. Wethey Alonso Cano, pintor, escultor y arquitecto, Madrid, Alianza, 1983. Alfonso E. Pérez Sánchez y Julián Gállego Banco de España. Colección de pintura, Madrid, Banco de España, 1985. Alfonso E. Pérez Sánchez, Julián Gállego y María José Alonso Colección de pintura del Banco de España, Madrid, Banco de España, 1988. VV. AA. Alonso Cano. Modernidad y espiritualidad artística, Sevilla, Consejería de Cultura, 2001. Ángel Aterido Fernández Corpus Alonso Cano: documentos y textos, Madrid, Subdirección General de Información y Publicaciones, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2002. VV. AA. Alonso Cano, Arte e iconografía, Granada, Arzobispado de Granada, 2002. Luis Méndez Rodríguez Laboratorio de Arte, «El círculo de aprendices de Alonso Cano en Sevilla», Sevilla, Universidad de Sevilla, 2003, 443-452, nº 16. VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 1.