Tomás Castellano y Villarroya
- 1904
- Óleo sobre lienzo
- 129 x 95 cm
- Cat. P_236
- Encargo al autor en 1903
Aunque en algunos de los retratos de la serie de gobernadores de las últimas décadas del siglo XIX se plantearon algunas alternativas -en clave civil y profesional- al traje oficial, este se resistió a desaparecer, como muestra esta efigie, una de las más aparatosas de la serie. Lo es por la importante presencia de la banda y la Gran Cruz de la orden de Isabel la Católica y por la gran extensión y protagonismo de los bordados dorados que incluyen el tema de los ojos de Argos, que se multiplican por el pecho y por las mangas, en este último caso sobre un vistoso campo rojo. La espada sobre la que sujeta la mano izquierda y la mirada levantada y ajena al espectador completan ese discurso en el que se resaltan los atributos y las actitudes de poder.
Gobernador del Banco de España 1903 - 1904
Perteneciente a una familia de la alta burguesía local de Zaragoza, Tomás Castellano y Villarroya estudió las carreras de Derecho y Filosofía y Letras con brillantes resultados. En 1870 entró a formar parte del Consejo de Administración de la casa de banca familiar Villarroya- Castellano, antecesora del futuro Banco de Aragón (1910). De ideas conservadoras, en 1878 fue elegido diputado por Ejea de los Caballeros, escaño que no abandonó hasta su muerte, acaecida en 1906.
Tomás Castellano fue un claro representante del mundo de las influencias políticas de las oligarquías locales de finales del siglo XIX. Sus gestiones lograron grandes beneficios económicos a la región aragonesa, como la construcción del ferrocarril de Canfranc, de escuelas y centros de beneficencia, de los pantanos de Mezalocha y la Peña y de los puentes del Pilar y Gallur. Fomentó diversas industrias agropecuarias (harineras, azucareras, vinícolas, cárnicas) en Aragón y puso en marcha otras nuevas, como papeleras y químicas, ocupando muy a menudo sus consejos de administración. Fue propietario de El Diario de Zaragoza, lo que extendió su influencia a la opinión pública.
Gran amigo y seguidor de Cánovas del Castillo, fue nombrado ministro de Ultramar en el Gobierno formado en marzo de 1895. Se hizo cargo de la cartera de Hacienda en agosto de 1897, en el gabinete del general Marcelo Azcárraga. Su nombramiento como gobernador del Banco de España en diciembre de 1903 respondió esencialmente al prestigio alcanzado por Castellano en las cuestiones financieras y bancarias aragonesas, orientando su gestión, con éxito, a disminuir el ritmo de la circulación fiduciaria e impulsar el desarrollo mediante la expansión del crédito y el fomento del trabajo nacional. Fue ministro de Hacienda de diciembre de 1904 a enero de 1905, aunque la brevedad del mandato impidió que su experiencia y capacidad en la material pudieran hacerse visibles. Era el único miembro del gabinete que acompañaba a Cánovas cuando fue asesinado en 1897 en el balneario de Santa Águeda.
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