Colección
Sin título. De la serie “K’o q’iij ne t’i’lto’ ja juyu’ t’aq’aaj”
- 2023
- Aceite quemado de motor marino y terrestre, acuarela y bordado sobre papel algodón
- 99,5 x 106,8 cm
- Cat. D_423
- Adquirida en 2023
Lo que vemos es un momento que se experimenta, un momento previo a la aurora o después del descanso del sol, lo que se observa cuando de madrugada el camino se aleja del lago, o cuando se acerca al lago. Una perspectiva de movilidad, de tránsito. Una claridad de las 3:00 a.m. o 4:00 a.m. tal vez verano, quizás temporada de lluvia. El paisaje de la carretera está compuesto por montañas sacrificadas para que la vida humana sea más rápida, montañas partidas y cortadas para construir carreteras, para transitar. Los mecanismos de la movilización rápida dañan la vida. «Los humanos dañamos la vida, dañar hace parte de lo que es cotidiano, ¿qué vendrá?, ¿qué más daño haremos?», dice Chavajay.
Lo negro que cae sobre los colores de la acuarela en la pieza es aceite quemado —el aceite quemado altera el paisaje, como en la cotidianidad moderna—. Lo que pasa con el paisaje es la intervención de lo antinatural. El chorreo es intencional, pero cómo fluye sobre el papel no se planifica, «es como el proceso de industrialización: pasa un proceso de contaminación al aire, su existencia es contaminante a la vida, lo creamos y se nos regresa, se devuelve el daño, nada desaparece», según el artista.
La Luna aparece entre la penumbra, en el inicio o el fin del día. Nunca está terminada su redondez en ninguna pieza de Chavajay: le falta una puntada, un nudo, o le ha de sobrar hilo; visualmente es la posibilidad de lo admisible y de lo viable, una esperanza que no termina nunca de creer en una chance. La redondez inacabada del bordado de la luna está relacionada con el sistema del calendario lunar de 20 días por 13 numerales, un ciclo de 260 días. La luna bordada que aparece en las obras de Chavajay, grafica un sueño que él visionó, «o quizás al revés» —reflexiona el artista—. Un homenaje a la vivencia de la abuela Luna, que siempre borda y teje el tiempo, que juguetea con las mareas del mar y del lago de Atitlán.
Observar a la abuela Luna mientras borda el tiempo, mientras el lago juguetea con la luna llena o la luna nueva, es un momento que Manuel Chavajay recupera con su familia. Junto a su esposa e hijos acuden a recibir con incienso, pétalos y velas a la Luna en sus diferentes fases. En el día imox / «día lunar del agua», regalan incienso, pétalos y velas al lago y a la Luna.
«La Luna está siempre, pero la vemos parcialmente o no la vemos. La esconde la bruma, la lluvia la guarda, aparece, está, o no aparece. Nuestros ojos tienen una capacidad que ninguna cámara puede captar; observar a la Luna es una experiencia que permite saber los tiempos de la naturaleza. El estar de la Luna es una conjunción de cosas, de momentos, de nubes, de seres, de viento, de agua» (Chavajay). Esta obra estuvo expuesta en Arco Madrid, 2023.
Más obras de Manuel Chavajay