Semiòpolis: Profecías (Nausée - Sartre)

Semiòpolis: Profecías (Nausée - Sartre)

  • 1999
  • Cibachrome sobre papel
  • 180 x 120 cm
  • Edición 1/2
  • Cat. F_53
  • Adquirida en 2001
Por:
Isabel Tejeda

Esta fotografía de Joan Fontcuberta ilustra la coherencia conceptual de la trayectoria de este artista catalán que lleva cuestionando varias décadas los conceptos de verdad y representación a partir de un medio, el fotográfico, considerado supuesto valedor y reflejo veraz de lo real desde su descubrimiento a principios del siglo XIX. Semiópolis (1999) reúne imágenes fotográficas de textos fundamentales de la literatura, filosofía o religión universal en braille: El Aleph, La Biblia, La Odisea, El Quijote, Las metamorfosis de Ovidio, El origen de las especies de Darwin o, en este caso, las Profecías de Nostradamus. Estas páginas están fotografiadas de manera sencilla: un primerísimo primer plano picado de un fragmento, a contraluz y en perspectiva, hacen que la página simule una línea del horizonte, en el finis terrae de un mundo desconocido; que parezca un paisaje cósmico que nos remite a los icónicos títulos de crédito de películas como La guerra de las galaxias. La esencia del paisaje, su orografía, es lo fotografiado, pero traduciendo sus tres dimensiones a las dos del papel emulsionado.

Son planetas de signos que por nadie pueden ser leídos. Para los videntes, el texto en braille tiene valores meramente visuales, se convierte en una imagen, pero la paradoja es que un invidente, alfabetizado en esta escritura, no puede leerla con sus dedos ya que la fotografía ha borrado el relieve, convirtiendo el texto en una superficie lisa. Como dice el propio artista, «solo su alianza resuelve la ceguera».

Esta serie es hermana de otras dos: Constelaciones, en la que Fontcuberta fotografiaba mosquitos estrellados en el parabrisas de su coche y que en imágenes agigantadas parecían firmamentos; y Hemogramas, un trabajo en el que hacía lo propio aumentando gotas de sangre de algunos de sus amigos, que recuerdan pinturas abstractas. En ninguna de las tres series se manipula el objeto; el artista simplemente se sirve de herramientas típicamente fotográficas como el encuadre o la iluminación.

Isabel Tejeda

 
Por:
Álvaro de los Ángeles
Joan Fontcuberta
Barcelona 1955

Es una figura clave para determinar y entender la función social y artística de la fotografía. Ha ejercido como ensayista, divulgador, fotógrafo, artista, comisario de exposiciones y editor, y siempre ha buscado cuestionar el valor de las imágenes como índices. Sus proyectos artísticos, desarrollados a través de series autoconclusivas, son partes de un todo a su vez interrelacionadas con sus teorías estéticas, a medio camino entre el análisis semiótico y la narración literaria. Una máxima de su trabajo es plantear la duda sobre la fiabilidad de lo que se ve o se escucha. En su serie Fauna (1989), desarrollada junto a Pere Formiguera (Sant Cugat del Vallés, Barcelona 1952-Barcelona, 2013), se generaba una naturaleza paralela donde coexistían ejemplares disecados de especies animales ficticias, sonidos generados artificialmente de hábitats inexistentes, biografías inventadas y fotografías (en apariencia fiables) de todo este universo dedicado a la suplantación de realidad.

Unos años antes, en 1983, había realizado una de sus series emblemáticas, Herbarium, donde recreaba la fotografía científica característica de Karl Blossfeldt desarrollada en sus libros Urformen der Kunst (1928) y Wundergarten der Natur (1932), epítomes de la nueva objetividad alemana. En esta serie, y fiel a su interés en el cuestionamiento de la veracidad que emanan las imágenes reproducidas técnicamente, sin aparente mediación subjetiva, Fontcuberta construye una serie de organismos vegetales a partir de restos industriales encontrados en la periferia de Barcelona. El giro conceptual clásico del autor es mostrar elementos reales que simulan otros. Los representados son constatables, pero no representan aquello que pensamos en un primer momento que son. La cuestión de la veracidad no alcanza únicamente al motivo recreado, sino también a la base inicial de las obras, como en las series Constelaciones (1994) o Hemogramas (1998), donde elementos orgánicos son empleados como negativos para generar fotogramas de grandes proporciones.

Por otro lado, Fontcuberta ha inventado personajes o situaciones y los ha dotado de vida propia en series como la ya mencionada Fauna, Sputnik (1997), Milagros & Co (2000) o Pin Zuhang (2002), entre otras. Rizando el rizo de la suplantación de identidad, el autor creó el proyecto Ximo Berenguer. A chupar del bote (2017), el más ambicioso en cuanto a su capacidad de cuestionamiento de la credibilidad de las instituciones, del público y del valor de mercado de las obras de arte. En esta serie, que recoge instantáneas realizadas por el propio Fontcuberta en 1975 en cabarés como El Molino de Barcelona, se crea una biografía, la de Ximo Berenguer, para construir la figura del mito olvidado, recuperado décadas después para gloria del mercado del arte y la mitomanía en general.

Como autor, destacan sus libros El beso de Judas. Fotografía y verdad (1997) y La caja de Pandora (2011), que le valió el Premio Nacional de Ensayo ese mismo año. Como editor, destacan las compilaciones de textos sobre fotografía Estética fotográfica (1984- 2003) y Fotografía. Crisis de historia (2002). Entre otros premios de carácter internacional, como la Medalla David Octavius Hill o el Premio Hasselblad, se le concedió también el Premio Nacional de Fotografía en 1998. Esto le convierte en un autor paradigmático, al haber conseguido dos premios nacionales en las dos facetas en las que más ha desarrollado su trabajo, la práctica artística y el ensayo estético.

Álvaro de los Ángeles

 
 
VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 2.