San José con el Niño entre ángeles

San José con el Niño entre ángeles

  • 1889
  • Óleo sobre lienzo adherido a táblex
  • 57,2 x 83 x 3,2 cm
  • Cat. P_368
  • Adquirida en 1991
  • Observaciones: Medidas de cada tabla. Tabla dcha.: 42,7 x 14 cm. Tabla central: 42,7 x 25 cm. Tabla izda.: 42,7 x 13,8 cm
Por:
Javier Moya

La escena transcurre en el taller de carpintería de Nazaret a juzgar por las herramientas, las virutas de madera esparcidas por el suelo y el banco sobre el que el santo patriarca sostiene en pie al Niño Jesús junto a un jarrón con una vara de azucenas alusiva a la pureza del santo varón. Flota en el ambiente una atmósfera vaporosa, evanescente. A los lados, en cartones independientes y componiendo un tríptico, figuran sendos ángeles arrodillados que portan incensario, naveta y corona de flores, envueltos ellos también por la misma atmósfera irreal.

Exponente de la religiosidad de la época, la pintura de Gómez-Moreno a menudo tuvo como destino capillas y oratorios privados de los comitentes, que desearon verse, o ver a sus hijos, retratados como ángeles, como santos, como la Virgen María o el Niño Jesús. Un carácter señaladamente familiar y doméstico, el del retrato a lo divino, está presente en el cuadro pintado hacia 1881 para José López Martín, médico amigo del artista, con objeto de conservar el recuerdo de su hijo muerto bajo la apariencia del Niño Jesús en San José con el Niño dormido en brazos. El cuadro que ahora nos ocupa fue, como aquel, regalo del pintor al doctor López Martín, con la diferencia de que en este el Niño Jesús es retrato de Pepe, el hijo menor de Gómez-Moreno, mientras san José, su hijo mayor, Manuel, y los ángeles, dos de sus hijas, unas gemelas nacidas en 1882. Pepe era ahijado de José López Martín, al que debía su nombre de pila, y el cuadro está fechado en día 12 de marzo, en torno a la festividad del santo patrón de ambos.

Se conservan al menos siete dibujos preparatorios (Granada, colección particular) para esta pintura. Gracias a ellos conocemos la evolución de las ideas del artista para resolver la composición, en especial la de las figuras centrales, desde la opción que contemplaba la figura de san José sentado con el Niño en pie sobre su regazo, pasando por la presentación del Niño en brazos hasta la solución definitiva con el Niño en pie sobre una mesa. Conocemos también, gracias a esos dibujos, cómo fue el marco que diseñó Gómez-Moreno para el cuadro, puesto que la pintura ha llegado a nuestros días con un marco de estilo neorrenacimiento que construyó hacia 1970 el pintor y restaurador Manuel López Vázquez (Granada, 1920-2004; discípulo de Rafael Latorre) en sustitución del marco neogótico original. Con este cambio perdieron sentido los grandes espacios vaporosos sobre las figuras, especialmente en los lados sobre los ángeles, donde el marco diseñado por el artista incluía arcos ojivales calados sobrepuestos, mientras que el cartón central asomaba bajo un arco carpanel. Otro marco más grande orlaba el conjunto de los tres cartones, impidiendo que los laterales se plegaran sobre la pieza central. Es probable que, con motivo del cambio de marco, se hiciera también una limpieza de la pintura que debió de borrar parcialmente las firmas de los cartones laterales, rehechas luego encima de las originales.

Javier Moya

 
Por:
Javier Moya
Manuel Gómez-Moreno González
Granada 1834 - Granada 1918

Desarrolló su formación a caballo entre Granada y Madrid, siguiendo patrones del academicismo ecléctico propio del Romanticismo tardío, en las Escuelas de Bellas Artes de su ciudad natal y la de la capital. Este período se prolongó hasta 1862, tras un dilatado aprendizaje de dieciséis años gracias al cual obtuvo un dominio notable del oficio, una maestría sólida, lentamente forjada en la ortodoxia académica y en el conocimiento de los antiguos maestros españoles.

Se dedicó a la docencia como profesor de Dibujo en el instituto provincial, el colegio de San Bartolomé y Santiago de Granada.

Mientras tanto, el purismo académico continuó en sus cuadros emparejado con elementos de la pintura española del siglo XVII. Durante las décadas de 1860 y 1870 su carrera como pintor transcurrió íntegramente en su ciudad natal, reducida al espacio que le dejaron la ocupación docente y sus crecientes aficiones arqueológicas e historiográficas, siguiendo un proceso que incorporaba a los originarios presupuestos estilísticos un progresivo naturalismo. En ello hubo de influir la estancia de Mariano Fortuny en Granada entre 1870 y 1872, junto a otros pintores familiares como los Madrazo y otros muchos artistas amigos y seguidores. El repertorio temático se enriqueció con asuntos de género, tratados por lo general con una óptica sentimental y doméstica, e históricos, inspirados estos en episodios de la historia de Granada marcados por los conflictos entre cristianos y musulmanes.

En 1876 su obra La lectura de la carta le valió la Medalla de Oro de la Exposición de Granada, lo cual contribuyó a que obtuviera la Beca de la Diputación de Granada para pintar en Roma. Allí, la dedicación exclusiva a la creación artística y el avance en dirección hacia cierto «realismo» decidieron definitivamente su orientación estilística. En ese proceso fue determinante la relación con artistas españoles que residían allí, como Alejandro Ferrant, Ricardo Bellver y, en especial, Francisco Pradilla, así como su inspiración en la obra de los pintores italianos contemporáneos Cesare Maccari y Cesare Fracassini. En la ciudad eterna pintó, cumpliendo con el compromiso adquirido con la Diputación de Granada, sus dos obras más conocidas: Salida de la familia de Boabdil de la Alhambra y San Juan de Dios salvando del incendio a los enfermos del Hospital Real de Granada, este último premiado con una Segunda Medalla en la Exposición Nacional de 1881.

Desde 1881 su actividad se ciñó de nuevo al ámbito granadino, donde evolucionó sin novedades importantes. A partir de entonces, y a requerimiento del gusto conservador derivado de la Restauración, realizó numerosas pinturas de temática religiosa.

Paralelamente, Gómez-Moreno realizó una labor fundamental en los campos de la arqueología y la museología; publicó la Guía de Granada en 1892; descubrió los primeros restos de Medina Elvira, lo cual le valió un reconocimiento póstumo con el Primer Premio Medina Elvira en 2014; y trabajó las pinturas de la Alhambra, cuyo patronato presidió desde 1904. Además, colaboró en la fundación de los Museos de Bellas Artes y Arqueológico de Granada, así como de la Sociedad Fomento de las Artes.

Javier Moya

 
 
Marino Antequera García Temas de Nuestra Andalucía, «Pintores granadinos III», Granada, Obra Cultural de la Caja de Ahorros, 1974, nº 32. Alfonso E. Pérez Sánchez y Julián Gállego Banco de España. Colección de pintura, Madrid, Banco de España, 1985. Alfonso E. Pérez Sánchez, Julián Gállego y María José Alonso Colección de pintura del Banco de España, Madrid, Banco de España, 1988. Javier Moya Morales Manuel Gómez-Moreno González, pintor, Granada, Diputación Provincial, 2015. VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 1.