Manuel Gómez-Moreno González

Granada 1834 - Granada 1918

Por: Javier Moya

Desarrolló su formación a caballo entre Granada y Madrid, siguiendo patrones del academicismo ecléctico propio del Romanticismo tardío, en las Escuelas de Bellas Artes de su ciudad natal y la de la capital. Este período se prolongó hasta 1862, tras un dilatado aprendizaje de dieciséis años gracias al cual obtuvo un dominio notable del oficio, una maestría sólida, lentamente forjada en la ortodoxia académica y en el conocimiento de los antiguos maestros españoles.

Se dedicó a la docencia como profesor de Dibujo en el instituto provincial, el colegio de San Bartolomé y Santiago de Granada.

Mientras tanto, el purismo académico continuó en sus cuadros emparejado con elementos de la pintura española del siglo XVII. Durante las décadas de 1860 y 1870 su carrera como pintor transcurrió íntegramente en su ciudad natal, reducida al espacio que le dejaron la ocupación docente y sus crecientes aficiones arqueológicas e historiográficas, siguiendo un proceso que incorporaba a los originarios presupuestos estilísticos un progresivo naturalismo. En ello hubo de influir la estancia de Mariano Fortuny en Granada entre 1870 y 1872, junto a otros pintores familiares como los Madrazo y otros muchos artistas amigos y seguidores. El repertorio temático se enriqueció con asuntos de género, tratados por lo general con una óptica sentimental y doméstica, e históricos, inspirados estos en episodios de la historia de Granada marcados por los conflictos entre cristianos y musulmanes.

En 1876 su obra La lectura de la carta le valió la Medalla de Oro de la Exposición de Granada, lo cual contribuyó a que obtuviera la Beca de la Diputación de Granada para pintar en Roma. Allí, la dedicación exclusiva a la creación artística y el avance en dirección hacia cierto «realismo» decidieron definitivamente su orientación estilística. En ese proceso fue determinante la relación con artistas españoles que residían allí, como Alejandro Ferrant, Ricardo Bellver y, en especial, Francisco Pradilla, así como su inspiración en la obra de los pintores italianos contemporáneos Cesare Maccari y Cesare Fracassini. En la ciudad eterna pintó, cumpliendo con el compromiso adquirido con la Diputación de Granada, sus dos obras más conocidas: Salida de la familia de Boabdil de la Alhambra y San Juan de Dios salvando del incendio a los enfermos del Hospital Real de Granada, este último premiado con una Segunda Medalla en la Exposición Nacional de 1881.

Desde 1881 su actividad se ciñó de nuevo al ámbito granadino, donde evolucionó sin novedades importantes. A partir de entonces, y a requerimiento del gusto conservador derivado de la Restauración, realizó numerosas pinturas de temática religiosa.

Paralelamente, Gómez-Moreno realizó una labor fundamental en los campos de la arqueología y la museología; publicó la Guía de Granada en 1892; descubrió los primeros restos de Medina Elvira, lo cual le valió un reconocimiento póstumo con el Primer Premio Medina Elvira en 2014; y trabajó las pinturas de la Alhambra, cuyo patronato presidió desde 1904. Además, colaboró en la fundación de los Museos de Bellas Artes y Arqueológico de Granada, así como de la Sociedad Fomento de las Artes.