Colección
Rumor de límites I
- 1958
- Hierro forjado
- 22,5 x 75 x 28 cm
- Cat. E_48
- Adquirida en 1988
En 1951, cuando Eduardo Chillida volvió a Euskadi tras vivir en Madrid y París, empezó a trabajar en Hernani en la fragua de José Kruz Iturbe, creando su primera escultura en hierro forjado, Ilarik; tras ella vendrán otras muchas, ya que durante décadas el escultor vasco convertirá este material en su principal ámbito de experimentación plástica. El hierro conecta las piezas de Chillida, además de con los discursos formales de Julio González o Picasso, con la artesanía vasca, con el trabajo de realizar aperos de labranza y otras herramientas forjadas a mano, encontrando incluso muchas de estas piezas referentes en la cultura local del pasado: el autor, en este sentido, llegó a afirmar que había puesto sus esculturas «a hablar en euskera».
Rumor de límites pertenece a la serie homónima de piezas abstractas en las que el hierro se expresa por sí solo, trabajo que tiene concomitancias con los Hierros de temblor; en estas series el hierro se construye como una línea que genera un dibujo en el espacio, un dibujo sin duda deudor de Julio González. El material no engaña, muestra su textura rugosa, si bien su dureza se pone a prueba al aliarse con el espacio; genera temblores, contracciones, se quiebra, nervioso se despereza de nuevo y sigue veloz hacia delante; a continuación se ramifica...
Un material que busca el equilibrio entre el peso y una aparente ingravidez, vibrando en su encuentro con el aire; un material que es llevado hasta sus límites. Eduardo Chillida buscaba que la forma se expresara al permitir pronunciarse al material, partiendo del hecho de que no le interesan los referentes figurativos, que su camino era la abstracción.
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