En Piscina (1990) confluyen algunas de las características que definen la práctica de Juan Navarro Baldeweg y, en concreto, su labor simultánea como artista y arquitecto. Una posición que se sustenta en la existencia de unos «vasos comunicantes» que han sido determinantes en el desarrollo de su propuesta plástica. De este modo, la aproximación a lo pictórico desde el ámbito de la arquitectura será una constante que estructure la obra del autor. La reflexión sobre el espacio y la representación, la perspectiva, el color, el paisaje y la luz serán, asimismo, cuestiones que estarán muy presentes en su trabajo. Intereses comunes, influencias y referentes que fluyen en ambos sentidos y conforman un proyecto integral que excede los límites de ambas disciplinas.
A partir del uso de volúmenes simplificados y de una geometrización progresiva de las formas, el espacio propuesto en Piscina invita a elaborar una reflexión mesurada, templada, que se sostiene en un uso minimalista del color, en el que es posible detectar la referencia a esa luz del Mediterráneo referida por el autor con frecuencia. Un pensamiento pausado y un equilibrio que se ven reforzados mediante la aplicación de una gama cromática en la que dominan los tonos pasteles y luminosos.
Como sucede en series de trabajos previos, en estas Pinturas, Navarro Baldeweg tiene como objeto de estudio lo arquitectónico —variaciones sobre los interiores de una casa, una piscina y «habitaciones vacantes»—, señalando espacios habitables localizados en un enclave intermedio entre lo figurativo y lo abstracto. Son lugares inscritos en ese imaginario ideado por el artista desde sus primeras intervenciones para ser activados por la mirada del espectador: «Mirar es una acción muy compleja, y el espectador siempre crea una perspectiva que es falsa y que es la suya, pero que le puede llevar a cierta ensoñación, a cierta placidez, a lo que llamo la pintura como siesta». La práctica de Navarro Baldeweg confirma, recurriendo de nuevo a las palabras del autor, que «la pintura celebra que estemos corporalmente en el mundo».
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