Piscina

Piscina

  • 1990
  • Óleo sobre lienzo
  • 191,5 x 201 cm
  • Cat. P_492
  • Adquirida en 1991
Por:
Beatriz Herráez

En Piscina (1990) confluyen algunas de las características que definen la práctica de Juan Navarro Baldeweg y, en concreto, su labor simultánea como artista y arquitecto. Una posición que se sustenta en la existencia de unos «vasos comunicantes» que han sido determinantes en el desarrollo de su propuesta plástica. De este modo, la aproximación a lo pictórico desde el ámbito de la arquitectura será una constante que estructure la obra del autor. La reflexión sobre el espacio y la representación, la perspectiva, el color, el paisaje y la luz serán, asimismo, cuestiones que estarán muy presentes en su trabajo. Intereses comunes, influencias y referentes que fluyen en ambos sentidos y conforman un proyecto integral que excede los límites de ambas disciplinas.

A partir del uso de volúmenes simplificados y de una geometrización progresiva de las formas, el espacio propuesto en Piscina invita a elaborar una reflexión mesurada, templada, que se sostiene en un uso minimalista del color, en el que es posible detectar la referencia a esa luz del Mediterráneo referida por el autor con frecuencia. Un pensamiento pausado y un equilibrio que se ven reforzados mediante la aplicación de una gama cromática en la que dominan los tonos pasteles y luminosos.

Como sucede en series de trabajos previos, en estas Pinturas, Navarro Baldeweg tiene como objeto de estudio lo arquitectónico —variaciones sobre los interiores de una casa, una piscina y «habitaciones vacantes»—, señalando espacios habitables localizados en un enclave intermedio entre lo figurativo y lo abstracto. Son lugares inscritos en ese imaginario ideado por el artista desde sus primeras intervenciones para ser activados por la mirada del espectador: «Mirar es una acción muy compleja, y el espectador siempre crea una perspectiva que es falsa y que es la suya, pero que le puede llevar a cierta ensoñación, a cierta placidez, a lo que llamo la pintura como siesta». La práctica de Navarro Baldeweg confirma, recurriendo de nuevo a las palabras del autor, que «la pintura celebra que estemos corporalmente en el mundo».

Beatriz Herráez

 
Por:
Beatriz Herráez
Juan Navarro Baldeweg
Santander 1939

Una de las figuras más notables del arte y la arquitectura en España. En los años setenta comenzó su recorrido en el campo de las artes plásticas con exposiciones en las galerías Fernando Fe, Edurne y Buadés. Formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (1959-1960) y en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en Madrid (1969), Navarro Baldeweg completó su educación en el Center for Advanced Visual Studies, en el Massachusetts Institute of Technology (Massachusetts, Estados Unidos, 1974) gracias a la Beca de la Fundación Juan March. En el año 1977 ocupa la Cátedra de Proyectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura.

Vinculado a las prácticas conceptuales que giran en torno a proyectos como el del Centro de Cálculo en Madrid y a citas tan legendarias como los Encuentros de Pamplona en 1972, la obra de Navarro Baldeweg se desplaza en los años ochenta hacia una investigación de los lenguajes pictóricos que sigue vigente en sus últimas obras. «Siempre he hecho pintura y primero soy pintor [...] Pintar es una auténtica necesidad, producir obras en todos los terrenos físicos de manipulación», afirmaba en una entrevista en la que además hacía referencia a su emblemática instalación Luz y metales, expuesta en la Galería Vinçon en Barcelona en el año 1976. Unas palabras que sirven para constatar la capacidad y el potencial atribuidos por el autor a la pintura como herramienta para aprehender el mundo.

Entre los numerosos premios y galardones recibidos se encuentran el Premio Nacional de Arquitectura (2014); el Premio Nacional de Arquitectura Italiana IN/ARCH e ANCE por la Biblioteca Hertziana en Roma (2014); el Premio a la trayectoria profesional VIII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (2012); la Medalla de Oro del Consejo Superior de los Arquitectos de España (2008); la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2007); y el Premio Nacional de Artes Plásticas (1990). Asimismo, ha sido nombrado académico de instituciones tan prestigiosas como la Academia Europea de Ciencias y Artes (1997); la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid (2003); y miembro honorario del American Institute of Architects (2001).

Su obra ha sido expuesta de manera individual en la Galería Marlborough de Madrid (2016) y de Nueva York (2011); el Museo ICO (Madrid, 2014); el Museo Alzuza (Navarra, 2011); el Max-Planck Gesellschaft (Múnich, 2008); la Capilla del Palacio de Carlos V de La Alhambra (Granada, 2007). Entre sus obras arquitectónicas destacan el Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León (1992), el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira (2001) y la Biblioteca Hertziana en Roma (2013).

Beatriz Herráez

 
«Pintura», Galería Juana de Aizpuru (Madrid, 1990).
VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 3.