Colección
Pilgrim
- 1969
- Copia cromógena sobre papel
- 64,8 x 82,6 cm
- Edición 2/10
- Cat. F_137
- Adquirida en 2012
- Observaciones: Chromogenic print on paper
Pilgrim es, junto a Finsternis gekreuzter Schatten, una de las dos fotografías del artista conceptual Lothar Baumgarten (Rheinsberg, Alemania, 1944-Berlín, 2018) que posee la Colección Banco de España. Produjo esta imagen en 1969, cuando todavía no había finalizado sus estudios de Bellas Artes en la Kunstakademie de Düsseldorf. Alumno de Joseph Beuys durante un año, sus inicios están fuertemente influidos por las lecturas de Claude Lévi-Strauss. Su padre era, de hecho, antropólogo, por lo que convivió desde niño con abundante literatura crítica sobre etnografía y antropología. El cuestionamiento tanto de los lenguajes como de las disciplinas de la representación en dos y tres dimensiones, la oposición entre naturaleza y cultura, así como el rechazo al mercado artístico atravesaron estos primeros trabajos, caracterizados por la elaboración de esculturas efímeras cuya existencia resta solo en forma de documento fotográfico; se trataba entonces de una estratagema política: no producir objetos que pudieran venderse.
Un año antes de llevar a cabo Pilgrim, Lothar Baumgarten se anticipaba a lo que posteriormente se denominó «crítica institucional» al realizar las ochenta y una diapositivas que componen su pieza Unsettled Objects (1968-1969). Baumgarten había hecho una selección de los artefactos que atesoraba el Pitt Rivers Museum de Oxford, un museo montado en el siglo XIX, y los había fotografiado para proyectar sus imágenes de forma encadenada, como en un palimpsesto, gracias a un proyector de carrusel. El artista alemán ponía en evidencia cómo los museos occidentales eligen, atesoran y presentan objetos pertenecientes a culturas que taxonomizan como pertenecientes al «otro», generando fórmulas y metodologías de estudio pretendidamente objetivas con disciplinas como la etnología y la antropología. Unsettled Objects será la primera pieza en la que Baumgarten yuxtaponga texto e imagen. Las palabras sobre las imágenes chocan con las taxonomías científicas con las que, a partir de la Ilustración, se genera un relato colonial de «el otro», un desplazamiento que convierte objetos utilitarios en estéticos y en formas incomprensibles encerradas en una vitrina; un relato cuestionado en una pieza como Pilgrim que nos retrotrae a lo que Foucault denominaba taxonomías populares en Las palabras y las cosas, fórmulas de ordenación privativas de un individuo y no consensuadas.
Ya en estas piezas Baumgarten apuntaba su trayectoria posterior de artista etnólogo y antropólogo, si bien aquí el viaje —recordemos su estancia de casi dos años con los indios yanomamis de la selva amazónica venezolana en los años setenta— sería metafórico, un simulacro en el que realizaba instantáneas en el jardín trasero de su casa, en un bosque cerca del Rin. El artista alemán utilizaba objetos encontrados que modificaba levemente para realizar sus pequeñas esculturas; en el caso de Pilgrim (1969) se sirvió de un cervatillo pequeño de juguete, un ciervo europeo, que modificó levemente al colocarle encima en forma de corona un elemento desenfocado que puede parecer una planta tropical o una polilla de grandes dimensiones. De esta manera, y con una trampa muy visible, casi inofensiva, cuestiona la teórica objetividad de la fotografía. En los objetos de esta serie, denominada Kultur-Natur, Manipulierte Realität, y que finaliza en 1972, buscaba fusionar los dos objetos: aquí nos conduce a interpretar que este pequeño peregrino (traducción al castellano del alemán Pilgrim) es un animal mitológico, un mamífero alado que camina hacia un lugar sagrado como acto de devoción y creencia espiritual.
Como ha planteado el propio Baumgarten, «la acumulación etnográfica, la colección de rarezas muy anheladas, da forma visible al deseo de poder, lo que se consigue mediante la adaptación, la manipulación, de lo ajeno. Una adicción a captar lo desconocido a través de la apropiación que se convirtió en programática bajo el colonialismo. Aislados y estilizados como fetiches museológicos, con demasiada frecuencia estos objetos se han reducido a poco más que su plusvalía estética; bajo los sones de dudosos aplausos, obtienen una existencia exótica como reliquias de mundos hundidos mal entendidas o no entendidas. El deseo de conocimiento y control condujo a una insospechada serie de actividades y modos de ordenación de estos artefactos etnográficos, algunos de los cuales presento como representativos de las actividades históricas de la práctica museológica».
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