Colección
New L. A. Still Life
- 2001
- Copia cromógena sobre papel adherida a Forex
- 134 x 202 cm
- Edición 1/1
- Cat. F_110
- Adquirida en 2006
La Colección Banco de España conserva en sus fondos dos fotografías del artista alemán Wolfgang Tillmans (Remscheid, Alemania, 1968): un bodegón y una pieza monocroma de carácter abstracto. Aunque empezó a realizar estas imágenes casi desde el principio de su carrera, no será hasta más tarde cuando las presente públicamente, ya en la década de los noventa estaba centrado en darse a conocer a través de las provocadoras e impactantes fotografías de la vida nocturna gay en Hamburgo que se publicaron en la revista británica i-D. En aquel momento, Tillmans buscaba ofrecer una estampa fidedigna de la vida contemporánea que él mismo experimentaba: la cultura juvenil, el acid house y el clubbing, temas que pronto amplió retratando escenarios cotidianos: «Mi punto de partida es tomar imágenes contemporáneas, hacer arte que te haga sentir qué es estar vivo hoy en día».
New L. A. Still Life es un bodegón fechado en 2001. El artista alemán, en su rechazo a ser considerado estrictamente un fotógrafo ligado a la cultura pop, empezó a presentar bodegones cuyo referente fundamental se encuentra en la naturaleza muerta del Barroco español. En concreto, esta fotografía muestra un entorno doméstico: se enmarca a la derecha por un florero de cristal de roca que acoge una larga vara de la que cuelga, en equilibrio, precaria, una piña que puede caer al suelo en un instante y desmontar todo el conjunto de forma estruendosa. Una construcción pobretona que desestabiliza al que observa. A su lado, sobre la mesa, caen desparramados y en desorden restos de comida —una zanahoria, unas bananas maduras, una piruleta de azúcar cristalizado, ¿un pepino en proceso de pudrición?—, que surgen de lo que parece una bolsa de basura negra de plástico. La belleza en la mugre, en lo sucio. Son imágenes que juegan a parecer casuales, pero que están diseñadas en cada detalle, que caminan sobre «una delgada línea entre las cosas que son aleatorias y las que son exactamente precisas». El silencio que emana de la fotografía parece preceder a la catástrofe; el tiempo congelado no impide que imaginemos qué viene a continuación, como en Terremoto in palazzo de Joseph Beuys, una instalación que el artista alemán montó con los restos de un temblor ocurrido en Nápoles.
Esta fotografía es una vanitas en el sentido barroco del término: la imagen ofrece objetos perecederos, caducos, en tránsito hacia la muerte y por tanto malolientes, captados en el instante de su decadencia. Son los mismos objetos en su materialidad y esencia, que poco antes fueron deseados y bellos, que habían sido presentados en el espacio doméstico en el comedor, sobre una mesa bien puesta que buscaba acentuar su capacidad de seducción. La fotografía capta los restos de un naufragio, la comida sobrante, incluso desperdicios; el rímel corrido de los objetos tras perder su frescura. Wolfgang Tillmans parece estar de acuerdo con Paul Valery cuando afirma que no hay nada más profundo que la piel al decir lo siguiente: «Estar satisfecho en el presente, pero no de un modo complaciente. Apreciar y estudiar lo que está ahí, sí, lo que está aquí. La observación precisa de la superficie de las cosas es la clave para entender algo en este mundo».
Esta representación cruda y voraz de la realidad lo conecta con el pintor francés del siglo XIX Gustave Courbet en la búsqueda de lo que pasa, de lo contingente (por tanto, ángeles, pocos), pero también con artistas ligados a los neodadaísmos como Andy Warhol, Robert Rauschenberg o Sigmar Polke. En este sentido es importante hacer notar que Tillmans no concibe su producción inmersa en una historia de la fotografía, sino en una historia general del arte.
Más obras de Wolfgang Tillmans