Mosaico de San Martín
- 1998
- Óleo sobre lienzo
- 22 x 32 cm
- Cat. P_695
- Adquirida en 2003
La contención expresiva y destilación formal de Miguel Ángel Campano durante los primeros noventa contrasta con su obra de los años del cambio de siglo, marcada por su primer e influyente viaje a la India en 1994 y por la obtención del Premio Nacional de Artes Plásticas en 1996.
Mosaico de San Martín (1998) es el síntoma más palmario de un nuevo giro en Campano, tendente a un despliegue de energía surgido del desmembramiento de la composición en una miríada de pequeños cuadros independientes (o teselas, siguiendo la metáfora musivaria del título), en los que el juego de límites entre formas viene ya establecido por la disposición en sala, por la pared que queda visible entre los intersticios de la obra; impone así una conexión imaginaria entre las líneas, una suerte de anticuadrícula. No es casual que otra obra que realizara en esos mismos años, presentada junto al Mosaico de san Martín en el Palacio de Velázquez y titulada Elías (d’après Daniel Buren) (1996-1999), haga referencia a Daniel Buren, artista significado por intervenir los espacios para cuestionar al mismo tiempo la obra de arte y el lugar en que se expone. En ese sentido, Mosaico de san Martín también supone un replanteamiento de la pintura (al tiempo como retablo, como tapiz ornamental o como mosaico vertical) y del espacio en que se sitúa, repentinamente dinamizado y cargado de la energía eléctrica que parece desprenderse de esas curvas entrelazadas.
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