Francesc Ruiz, interesado por la imagen corporativa y los símbolos de identidad, se acercó a algunos de los iconos de este ámbito del diseño gráfico en su exposición «CORREOS», en García Galería (Madrid, 2016), con especial atención al servicio postal y a su reconocible identidad visual. En ese contexto, decidió ampliar su radio de acción hacia otros ámbitos de lo público e indagar en el trabajo del histórico diseñador José María Cruz Novillo, proveedor de logotipos para algunas de las empresas e instituciones más relevantes de España durante los últimos cuarenta años (Prisa, Endesa, El Mundo, Cope, PSOE, Renfe o Repsol, entre muchas otras) y también para el Banco de España, que le encargó el diseño de la tirada de billetes de 1000, 2000, 5000 y 10000 pesetas que se pusieron en circulación entre 1982 y 1987, en la que sería la penúltima serie previa a la entrada del euro.

Francesc Ruiz recupera este papel moneda en desuso y practica sobre él un reencuadre irónico, que genera un sutil efecto de extrañamiento de los rostros de los personajes escogidos para ilustrar cada billete: Juan Ramón Jiménez, Benito Pérez Galdós, Clarín, Rosalía de Castro, Juan Carlos I y el entonces príncipe Felipe. Cada casilla de esa sorprendente cuadrícula de dinero ligeramente manipulado construye una mirada que, por repetición, desvela el potencial atractivo del retrato grabado (el de Galdós, por ejemplo, se basa en una obra de Joaquín Sorolla conservado en la Casa-museo de Las Palmas de Gran Canaria), al tiempo que actúa a modo de microscopio capaz de desvelar todos los matices de las expresiones faciales. La sucesión de rostros parece preguntarse el porqué de estar inscritos en los billetes y de qué modo su aparición en el papel moneda los marca para siempre en el imaginario colectivo, los tinta del valor innegociable del dinero o los condena al ostracismo, acaso porque no haya mejor forma de olvidar una imagen —y su significado profundo— que reproducirla a miríadas y utilizarla a diario para intercambios comerciales.

Carlos Martín