La diferencia. Venus

La diferencia. Venus

  • 1988
  • Cobre
  • 20 x 36 x 24,5 cm
  • Cat. E_145
  • Adquirida en 2009
Por:
Isabel Tejeda

La escultura La diferencia. Venus (1988) hereda el proceso creativo que Juan Luis Moraza había adquirido en su formación académica y que posteriormente había llevado a cabo en el colectivo CVA. La limpieza de los módulos que componen la pieza la presentan como un objeto minimalista cuya concepción solo se enturbia por la falta de pulcritud de la superficie de las láminas de cobre. Moraza induce con este tipo de piezas —de juegos volumétricos y vacíos espaciales—, las mismas reflexiones sobre la estética del objeto escultórico que mantendrá en su producción posterior. En este sentido, incide en la relación que existe entre la materia que compone la obra, la estructura de esta y los límites existentes con el espacio en el que se coloca o exhibe a los ojos del espectador.

La mirada de Moraza ante el objeto artístico reduce la capacidad evocadora y representacional de la pieza, en la que no hay una Venus que contemplar ni referencia o metáfora alguna a ella. Esto permite al artista señalar la paradoja del título y la paradoja misma del juego artístico en la que Moraza participa: aludir a una posmodernidad que asume que la importancia de la obra ya no está en la obra en sí, sino en lo que hay tras la obra misma, en el concepto que oculta y encierra.

Isabel Tejeda

 
Por:
Isabel Tejeda
Juan Luis Moraza
Vitoria-Gasteiz 1960

Se licenció en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, donde obtuvo su doctorado en 1994. Junto con Marisa Fernández creó el colectivo CVA (1979-1985), desde el que, durante su intensa producción escultórica, cuestionó los límites del arte a través de la reinterpretación de los signos que denotan la obra, como los marcos o las peanas. Además de escultor, Moraza es docente en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Vigo. Previamente dio clases en la Universidad del País Vasco, la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, a École d'Art de Marsella, la Universidad de Tirana y en el Instituto de Estética y Teoría de las Artes de Madrid.

El discurso conceptual de la obra de Moraza gira en torno a la idea de la crisis representacional, tanto del objeto artístico como de los idearios sociales, políticos o individuales. En su exposición «república», en el Museo Reina Sofía (2014), Moraza declaraba que «una obra de arte no quiere decir nada. Más bien hace decir, pensar, sentir»; esta proclama organiza el grueso de su producción artística, donde aparecen claras alusiones a Meret Oppenheim, Joseph Beuys o Marcel Broodthaers. El artista alavés se vale, de este modo, de objetos aparentemente comunes para modificarlos, alterarlos o reproducirlos en materiales discordantes, con la intención de replantearlos al ojo del observador y reorganizarlos en un lugar —el espacio museístico, con toda la carga simbólica que ello supone—, el que cohabitan la complejidad y la necesaria implicación de la audiencia. Esta comunión es la que Juan Luis Moraza define como «implejidades». Moraza juega así a provocar tanto al ojo como a la mente a través de recursos sencillos pero efectivos y, también, efectistas.

Juan Luis Moraza ha participado en la representación española de la Expo’92 de Sevilla, la Bienal de São Paulo (1994) y la Bienal de Venecia (2001). Ha recibido la Beca Banesto (1990), la Beca del Ministerio de Asuntos Exteriores (1991) y ha sido Premio Gure Artea (2004). Entre sus exposiciones individuales destacan «Implejidades», en el Centro Cultural Montehermoso (Vitoria-Gasteiz, 2009); «Anesteticas. Algologos», en el Centro Andaluz de Arte Moderno (Sevilla, 1998), y la mencionada «república», en el Museo Reina Sofía. Moraza es también ensayista y coordinador de la revista Acción Paralela.

Isabel Tejeda

 
«Juan Luis Moraza», Galeria Oliva Arauna (Madrid, 1987-1988).
VV. AA. Juan Luis Moraza, Madrid, Galería Oliva Arauna, 1988. VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 3.