José y la mujer de Putifar
- c. 1700
- Óleo sobre lienzo
- 106,2 x 156,4 cm
- Cat. P_299
- Adquirida en 1967
- Observaciones: Existe una copia en el castillo de Peralada (Girona).
La escena procede del Antiguo Testamento (Génesis, 39, 7-14) y representa uno de los episodios más conocidos de la historia de José. Este, tras ser vendido por sus hermanos a los ismaelitas, fue comprado por Putifar, capitán del faraón egipcio. Sus cualidades hicieron que prosperara en su servicio hasta el punto que fue nombrado mayordomo de su casa. Simultáneamente, llamó la atención de su mujer, que lo pretendía: «Aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa». Esa calumnia está en el origen de la caída en desgracia y posterior exaltación de José, pues si bien lo condujo a la cárcel, fue estando preso cuando reveló su capacidad para interpretar los sueños, lo que le valió el favor del faraón.
En el cuadro vemos a José huir del lecho donde se encuentra la mujer de Putifar, que muestra uno de sus pechos y trata infructuosamente de retener a su criado agarrando su túnica, que será el objeto que le permitirá montar la calumnia.
Se trata de un episodio representado con cierta frecuencia, que en el caso español cuenta, por ejemplo, con obras importantes realizadas por Alonso Cano y por Bartolomé Esteban Murillo, y que generalmente se incluye dentro de ciclos más amplios. Ese es el caso de esta pintura, que forma parte de una serie de siete cuadros realizados por Antoni Viladomat, el pintor catalán más importante de las primeras décadas del siglo XVIII. La serie fue comprada en Barcelona entre 1824 y 1830 por José Antonio de Cabanyes, y permaneció en el seno de esa familia en Vilanova i la Geltrú y en Bará, hasta que, antes de 1954, Julio Muñoz Ramonet adquirió cinco de los cuadros. Una de las ubicaciones de la serie fue la finca Guineus de Bará, cuya adquisición por el Banco de España justifica la presencia de esta obra en su colección.
Los cuadros de la serie han sido considerados por Miralpeix como de lo mejor de la producción del pintor, pues la variedad de situaciones que incluyen permiten conocer las capacidades narrativas de Viladomat, y su habilidad para interrelacionar distintos personajes y buscar una unidad de acción. Como ha señalado el mismo investigador, el pintor se ha servido de modelos grabados, entre ellos la serie de la vida de José que hizo Antonio Tempesta, aunque en el caso de José y la mujer de Putifar probablemente se sirviera de estampas más próximas en el tiempo, derivadas de composiciones de Carlo Maratta o Abraham Bloemaert. De hecho, Viladomat resuelve la escena de una manera bastante habitual a estos modelos: en un formato apaisado (común a toda la serie), y concentrando toda la atención en el contraste entre el gesto de José, que huye decidido de la tentación, y la ansiedad de la mujer de Putifar, cuya representación ofrecía a los artistas una oportunidad muchas veces aprovechada de mostrar un desnudo o semidesnudo femenino. En ese sentido, se trata de una obra única en la producción de Viladomat.
José y la mujer de Putifar ha pasado inadvertida para la bibliografía reciente sobre su autor, pues se perdió la pista sobre su ubicación. Solo era conocida a través de una fotografía en blanco y negro, y gracias a que en el castillo de Peralada existe una copia de toda la serie, realizada en el entorno inmediato de Viladomat.
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