Interzona
- 2006
- Óleo sobre metacrilato pintado en el reverso
- 42 x 60 cm
- Cat. P_746
- Adquirida en 2007
Dentro de las numerosas influencias que recibe su trabajo, la referencia de la naturaleza remite a la primera etapa de Le Corbusier, en especial a su concepción decorativista del paisaje, idea que más tarde abandonó hacia un urbanismo más pegado al futurismo y alejado de las ideas románticas. En el trabajo de Cortesão, esa explosión de color, de belleza, se encierra, se domestica, en espacios burgueses, en los que el hombre controla a lo salvaje, lo somete. En este caso, la ciudad, como otro de sus grandes temas, nos aborda, imponiéndose ante el espectador, como un gigante contenedor de estructuras sin alma que ha perdido toda relación con lo ajeno. Esta idea descansa en la definición que el mismo Le Corbusier hacía de la vivienda, como máquina para habitar (para vivir).
Interzona (2006) presenta un paisaje propio de la arquitectura racionalista, en el que se mezclan figuras geométricas con campos de color disformes, que acotan la composición y ponen límites a la ciudad, si acaso, imaginaria, que se expande en la superficie pictórica. Es un paisaje desolador, a la vez grandilocuente, al que dotan de misterio las estructuras que se levantan en la parte central del mismo. Una ensoñación que nos evoca a las grandes urbes creadas, a mediados del siglo XX, casi de la nada, y que en la mayoría de casos, carecen de alma e identidad.
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