Gil Heitor Cortesão

Lisboa 1967

Por: Beatriz Herráez

Estudió Bellas Artes en Lisboa en los años noventa y comenzó a exponer de manera temprana hasta la actualidad. Su producción se caracteriza por el empleo de una técnica que consiste en la aplicación de pintura sobre plexiglás, un sistema que le permite proyectar y construir sus imágenes «a la inversa». El crítico de arte Óscar Faria escribe en relación a este modo de proceder que «utilizar metacrilato, un material transparente, le sirve también para reforzar la dimensión líquida que emerge de sus trabajos». A lo que es posible añadir que es, justamente, esa calidad atmosférica —en la que se difuminan los límites materiales pero también del espacio y el tiempo en el que se localizan las imágenes— la que confiere a estas pinturas su capacidad para provocar un efecto de extrañamiento y de melancolía en el espectador. Un efecto que incomoda y produce desasosiego, reforzado por la temática recurrente de sus imágenes; una colección de interiores y exteriores que remite a la arquitectura de las décadas de 1960 y 1970 y a espacios naturales. Lugares desprovistos, casi por completo, de la presencia humana, en los que cuando aparece su rastro, lo hace en forma de figura solitaria o como un grupo de sujetos donde nadie puede ser identificado.

La obra de Gil Heitor Cortesão ha sido objeto de numerosas exposiciones en galerías localizadas en París, Lisboa, Dubai y São Paulo. Asimismo, su trabajo ha formado parte de exposiciones en instituciones como el CentroCentro Cibeles (Madrid, 2014); el Centro de Arte Alcobendas (Madrid, 2014); la Fundação Serralves (Oporto, Portugal, 2016); el Musée d’art moderne Grand-Duc Jean (Luxemburgo, 2007); y la Fundação Calouste Gulbenkian (Lisboa, 2004 y 2016).