En 1990, Julio Juste presentó en la Galería Sen de Madrid una serie de obras inspiradas en las proyecciones cartográficas del cielo bajo el título genérico «El futuro en tres capítulos». La pieza Hemisferio celeste (1990) formó parte de aquella exposición, acompañada por otras de formatos diversos, temática similar y títulos dentro del mismo campo semántico como Mapaceli, Planimetría del orbe o Cartografía del cielo, fechadas entre 1989 y 1990 y en una línea similar al gran ciclo al fresco concluido en 1989 en la bóveda de la sede de la Universidad Euroárabe de Granada. Todas ellas son obras que muestran la comodidad del artista con formatos no convencionales usados como soporte de acrílico y óleo, desde un capote hasta el tondo de lino de Hemisferio celeste.
Dentro de la línea de recuperación de la figuración a la que se adscribe generacionalmente y por afinidad estética, Juste se interesa en esta obra por los componentes simbólicos de la astrología y el zodiaco y su presencia en la pintura tardomedieval, motivo por el que se le habló de él como de «un discípulo meridional del Giotto», dado ese interés compartido con el maestro toscano por los celajes cargados de potencia cromática y fuerza expresiva per se, no solo en el contexto de una composición narrativa. Ese diálogo con el mundo clásico y su herencia y el rol central en él de la astronomía y la astrología se inscribe en la línea de contemporáneos como Guillermo Pérez Villalta. Pero en Juste, ese interés por los signos de saberes arcanos y heterodoxos, habida cuenta de su papel en la cultura popular de finales del siglo XX a través de la divulgación del horóscopo, no está exento de ironía, como el propio Juste escribió al relatar el momento en que desveló estos cuadros a los visitantes de su estudio: «El contenido del segundo capítulo coincidió con el tercer güiski [sic]: el despliegue de aquellos mapacelis se vio acompañado por el tintineo del hielo contra el cristal que preludia el primer trago. Hablé sobre una nueva edad de los signos y el trazado de su ubicación, sometidos como los héroes a contradicciones paradójicas y ejercicios irónicos [...]: “la burla ha corrido paralela a los héroes”».
En un gesto similar al Joan Miró que busca orientación en las Constelaciones durante la segunda posguerra, Juste dirige en Hemisferio celeste su mirada hacia arriba en un momento de cierto desencanto respecto al ingreso del arte español en el panorama internacional y su homogeneización y neutralización a partir de la absorción institucional de fenómenos como la «movida» y de la desaparición de algunos de sus integrantes. En esa vinculación entre lo íntimo y lo cósmico que parece sugerir la contemplación de la bóveda celeste, resuena la cita de Carlos Berlanga, uno de los iconos de la cultura popular de su generación, que Juste recogió para encabezar su tesis doctoral años después: «conjeturas sobre un universo / que se expande como tú y yo».
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