Colección
Estatua
- 1992
- Madera tallada, poliéster, pintura sintética y bombillas
- 225 x 129 x 47 cm
- Cat. E_103
- Adquirida en 1993
Estatua (1992) se inserta en una época muy especial de este escultor, cuando se instala en Nueva York en 1988. De esa misma época y en la misma línea son sus obras Los tres graciosos o Fuego Fuego. En todas ellas destaca su ironía, no exenta de ternura. Las esculturas se realizan a partir del ensamblaje de diversas piezas de madera y la combinación con materiales sintéticos, poliéster y bombillas en este caso. A la hora de representar el cuerpo humano, Leiro trabaja con un amplio margen de libertad. Parece como si de alguna manera recuperara sus orígenes surrealistas para investigar la tendencia poshumanista.
Leiro se inspira en las pautas de su vida cotidiana. Explora los gestos físicos de la gente que ve a su alrededor y se rinde a su lacónico sentido del humor, así como a su mirada irónica y a menudo exagerada hasta lo surrealista. Lejos de las esculturas de años atrás en que la figura era más lánguida y parecía festejar la parte más ridícula de la condición humana, aquí busca soluciones esquemáticas, rastreando la fuerza y valorando las texturas. Como buen observador de lo íntimo, de las posturas y los tics que nos caracterizan, en esta obra indaga sobre lo que en realidad es nuestra realidad: una acumulación de pequeñas ficciones inocentes, tramposas, deliciosas y perversas. De ahí su afán por registrar los gestos y que nos lo cuente como si acabase de suceder.
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