Leiro pertenece al grupo de artistas que protagonizó un cambio de dirección en el arte español de principios de la década de 1980. El momento de euforia que rodeó al nacimiento de la joven democracia española se manifestó en el arte en la forma de una explosión plural que incluía artistas como Ferran García Sevilla, Juan Muñoz, Manolo Quejido, Susana Solano, Juan Uslé y Miquel Barceló. Entre ese grupo, Leiro pronto destacó como uno de los artistas capaces de renovar la escultura utilizando el granito y la madera para componer una obra de carácter narrativo, que nace de lo real aunque apoyándose en la tradición literaria y en la mitología popular.
Hijo de artesanos, eligió la escultura desde muy temprana edad, con un marcado carácter autodidacta. Su padre y su abuelo eran ebanistas, lo que le permitió conocer los rudimentos del trabajo en la madera. Entre 1974 y 1976 estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Santiago de Compostela, donde trabajó con la piedra. En ese momento fundó con otros artistas el grupo de carácter surrealista FOGA (Fato Ounirista Galego). Su primera aparición pública importante fue en la tercera y última exposición de Atlántica en el Pazo de Xelmírez en Santiago de Compostela en 1983, muestra que propiciará su primera individual en la madrileña Galería Montenegro un año más tarde y su inclusión en la importante colectiva «En tres dimensiones», clave para el despegue de la escultura en España. En 1985 representó a España en la Bienal de São Paulo. Desde finales de los años ochenta su estilo queda perfectamente definido, con figuras torsionadas y composiciones forzadas que otorgan dramatismo y vitalidad, muy próximas a las corrientes expresionistas. Desde ese momento comenzó a recibir importantes encargos públicos para realizar esculturas monumentales en diversas ciudades, como Sireno (Puerta del Sol de Vigo, 1991) o Astronauta (Valdemoro, Madrid, 2001). En 1987 se trasladó a vivir a Nueva York, ciudad en la que actualmente vive y trabaja compaginando estancias en su estudio en Cambados.
Entre sus exposiciones más importantes destacan la retrospectiva que le dedican el Institut Valencià d’Art Modern (València, 2000) y el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2000); su intervención en el Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía (Madrid, 2004); y su exposición «Os traballos e os días de Francisco Leiro» en el Centro ABANCA Obra Social (Santiago de Compostela, 2016).
Leiro pertenece al grupo de artistas que protagonizó un cambio de dirección en el arte español de principios de la década de 1980. El momento de euforia que rodeó al nacimiento de la joven democracia española se manifestó en el arte en la forma de una explosión plural que incluía artistas como Ferran García Sevilla, Juan Muñoz, Manolo Quejido, Susana Solano, Juan Uslé y Miquel Barceló. Entre ese grupo, Leiro pronto destacó como uno de los artistas capaces de renovar la escultura utilizando el granito y la madera para componer una obra de carácter narrativo, que nace de lo real aunque apoyándose en la tradición literaria y en la mitología popular.
Hijo de artesanos, eligió la escultura desde muy temprana edad, con un marcado carácter autodidacta. Su padre y su abuelo eran ebanistas, lo que le permitió conocer los rudimentos del trabajo en la madera. Entre 1974 y 1976 estudió en la Escuela de Artes Aplicadas de Santiago de Compostela, donde trabajó con la piedra. En ese momento fundó con otros artistas el grupo de carácter surrealista FOGA (Fato Ounirista Galego). Su primera aparición pública importante fue en la tercera y última exposición de Atlántica en el Pazo de Xelmírez en Santiago de Compostela en 1983, muestra que propiciará su primera individual en la madrileña Galería Montenegro un año más tarde y su inclusión en la importante colectiva «En tres dimensiones», clave para el despegue de la escultura en España. En 1985 representó a España en la Bienal de São Paulo. Desde finales de los años ochenta su estilo queda perfectamente definido, con figuras torsionadas y composiciones forzadas que otorgan dramatismo y vitalidad, muy próximas a las corrientes expresionistas. Desde ese momento comenzó a recibir importantes encargos públicos para realizar esculturas monumentales en diversas ciudades, como Sireno (Puerta del Sol de Vigo, 1991) o Astronauta (Valdemoro, Madrid, 2001). En 1987 se trasladó a vivir a Nueva York, ciudad en la que actualmente vive y trabaja compaginando estancias en su estudio en Cambados.
Entre sus exposiciones más importantes destacan la retrospectiva que le dedican el Institut Valencià d’Art Modern (València, 2000) y el Centro Galego de Arte Contemporánea (Santiago de Compostela, 2000); su intervención en el Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía (Madrid, 2004); y su exposición «Os traballos e os días de Francisco Leiro» en el Centro ABANCA Obra Social (Santiago de Compostela, 2016).