Conde de Aranda
- 1790
- Loza de Alcora
- 45 x 26 x 18 cm
- Cat. E_60
- Adquirida en 1982
- Observaciones: Existen otros dos ejemplares, uno en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y otro en el Museo Nacional de Cerámica de València. Procedencia: familia Villagonzalo.
Joaquín Ferrer Miñana realizó este busto de Pedro Pablo Abarca de Bolea, X conde de Aranda (Siétamo, Huesca, 1719 - Épila, Zaragoza, 1798), del que atesora otro ejemplo el Museo Arqueológico Nacional y una obra similar el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí de València. El conde, además de ser un decidido impulsor de la Real Fábrica de Alcora (fundada por su padre), fue una importante personalidad política de los gobiernos de Carlos III y Carlos IV, llegando a ejercer de presidente del Consejo de Castilla, de embajador español en París o de secretario de Estado. En los años prerrevolucionarios en su embajada en la capital francesa —el conde regresó a España en 1787— estaba de moda la fabricación de bustos en cerámica, lo que trajo a Madrid junto con un marcado talante ilustrado. Enemigo de Godoy, sus desavenencias con el valido de Carlos IV le costaron el destierro.
Esta escultura de loza, esmaltada en blanco para imitar la apariencia de la porcelana, se apoya en una peana unida de base redonda. El conde peina peluca rizada y un pequeño tocado, cayendo la coleta sujeta con un lazo a su espalda. Viste capa de pieles recogida en su hombro derecho y de su cuello cuelga de una cinta el Toisón de Oro, así como prende en su peto la orden del Espíritu Santo (concedida en 1777). Es un retrato naturalista para el que Ferrer ofrece una imagen madura del conde, con setenta años, un hombre ya anciano al que pesan los años, lo que se aprecia en el sutil adelantamiento del cuello y la cabeza.
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