Composición con mesas y sillas en una playa
- 1983
- Acrílico sobre lienzo
- 80,5 x 116 cm
- Cat. P_292
- Adquirida en 1983
«El arte tiene que estar cerca de la vida y la vida es error, es una sucesión de luces y sombras [...]. El cuadro redondo te miente. Yo prefiero los imperfectos, los que dejan ver que se te ha ido la mano o que te tiembla el pulso». Estas son palabras pronunciadas en 2004 por Joaquín Pacheco, pintor figurativo que ha mantenido una trayectoria constante, cruzada con diversas generaciones —estuvo presente en la Bienal de Venecia en fecha tan temprana como 1958—, con referencias explícitas y débitos evidentes con el primer expresionismo alemán, con Francis Bacon o con Edward Hopper. Su vinculación con la vanguardia alemana de principios de siglo que rompió el molde del gusto burgués queda declarada desde su exposición junto al autodenominado «grupo expresionista» en 1962. Las obras que contiene la Colección Banco de España, correspondientes a su etapa tardía, de la década de 1980 en adelante, muestran una suerte de recolección de elementos descartados y recuperados de su carrera.
Playa (1987) es una prueba veraz de la permanencia en su pintura de un expresionismo más primitivista, en la línea de los pintores de Die Brücke, artífices de la conversión de la temática de la playa en sello de identidad a través de plasmaciones rápidas (como el conocido «desnudo en la naturaleza»): una nueva forma de ocio que, si para los alemanes suponía una forma de resistencia mediante la práctica del naturismo, en Pacheco se trata de la plasmación de la orilla del mar como escenario de los nuevos modos de turismo sin pretensiones ideológicas que asolaron la costa española desde los años en que se comenzaba su carrera. Tal interés enlaza su obra con la de fotógrafos contemporáneos a él como Carlos Pérez Siquier o el posterior Martin Parr; como el primero, Pacheco aclara el tono de sus lienzos con el paso de los años para recoger temas extraídos de la vida cotidiana vistos, en ocasiones, a través de vidrieras o escaparates con un encuadre fotográfico. Es el caso de Café en la playa (2001), en el que la apertura de una ventana hacia el mar le facilita el juego del cuadro dentro del cuadro o de la pantalla dentro de la sala, con el café convertido en sala de cine, que sugiere la combinación voyeurismo/exhibicionismo propia de la experiencia del bañista. En Composición con mesas y sillas en una playa (1983) contribuye al color, agrupado en sectores de entonación fría (azules de mesas y sillas) y cálida (ocres de la arena, rojo y amarillo de otras sillas) a esta provocada tensión que plantea como ejercicio de difícil equilibrio, similar al del fotógrafo en ese entorno de ocio y diversión ajeno en el que introduce su objetivo.
Más obras de Joaquín Pacheco