Casi casi igual pero distinto
- 1992
- Acrílico sobre lienzo
- 230 x 200 cm
- Cat. P_520
- Adquirida en 1992
Casi casi igual pero distinto (1992) es un óleo expuesto en la segunda muestra individual de Jesús María (Kutxu) Otamendi, organizada en la Galería Emilio Navarro en el año 1992, tras una primera presentación de su trabajo en el año 1990. Esta exposición supuso su consolidación como una de las voces jóvenes más prometedoras del panorama artístico estatal en la época, una trayectoria que se vio truncada con el fallecimiento inesperado del artista justo un año más tarde.
En una exposición conmemorativa del trabajo del autor celebrada en el año 2012 —fecha en la que hubiese cumplido cincuenta años—, en el espacio Sanz-Enea Kultur Etxea en Zarautz, su localidad natal, fue otro pintor cercano a Otamendi, Iñaki Imaz, quien en un texto titulado «Hasta la vista» describía su particular aproximación a la práctica de la pintura: «[...] una vez que a uno le afecta una pintura, es para siempre. Puede sonar exagerado, pero yo creo que la vida cambia a partir de ese momento. Más o menos, pero algo en nosotros cambia, y sin vuelta atrás. Se podría pensar que eso pasa con todo, pero no es así [...] Quien pinta quiere que eso que hace se vea y, además, verlo él también, pero no de cualquier manera, sino mientras se hace visible».
El lenguaje plástico que maneja Otamendi plantea un recorrido por la propia historia del medio, pero también por esas «urgencias y afectos» a los que apuntan las palabras de Iñaki Imaz. Sus cuadros, del mismo modo que en Casi casi igual pero distinto, se caracterizan por sus fondos monocromos y apagados en tonos grises, blancos y terrosos. Superficies sobre las que despliega todo un alfabeto de formas, una gramática que evoca un territorio en el que, de nuevo parafraseando a Imaz, el artista «organizaba los desperdicios en imágenes de ensoñaciones, nebulosas de signos o sistemas celulares, sin apenas jerarquía, como mundos posibles, prelingüísticos [...]». Una colección de imágenes que el espectador identifica de inmediato porque remiten a los objetos más básicos: estrellas, ruedas, palmas de mano, barcos, banderas, timones o aviones; objetos que conviven con signos, letras y palabras, funcionando como pistas y rastros en el mundo de ensoñación que convoca el artista y su pintura de «necesidad».
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