Carrara #3
- 2016
- Impresión de pigmentos sobre papel de algodón
- 137 x 190 cm
- Edición 2/5
- Cat. F_193
- Adquirida en 2017
José Guerrero emprendió la serie Carrara a partir de la concesión en 2015 de la Beca de la Academia de España en Roma, con el proyecto titulado Sette Colli. El artista granadino se ha mostrado interesado desde años atrás por el territorio, los perfiles geológicos y la alteración antrópica en series como Desértica (2006-2007), Andalusia (2011), After the Rainbow (2011) o Sierra Nevada (2014). En este caso, la idea de revisitar las históricas canteras de Carrara, en el norte de la Toscana, donde aún se obtiene lo que la cultura latina llamó el marmol lunensis, proviene en un principio de un interés por desvelar aspectos de naturaleza arqueológica relacionados con la ciudad de Roma y su inagotables capas superpuestas de cultura material. En palabras de Guerrero, «el objetivo principal de mi residencia en la Academia de España en Roma ha sido el desarrollo de una serie de fotomontajes y collages fotográficos en los que incorporar la idea de la estratigrafía arquitectónica e “imaginaria” de la ciudad. Las siete colinas, que dentro de nuestro imaginario colectivo y a través de las numerosas fuentes literarias e históricas situamos en el corazón mismo de la mitología romana, son las que en un principio planteé que dieran nombre a las piezas resultantes. En este proyecto, al igual que en otros anteriores, he trabajado sobre los iconos y el carácter concreto del lugar fotografiado, pero siempre en busca de una “visión universal” en la que integrar activamente referencias a otros lenguajes y disciplinas artísticas como la pintura, la escultura, el cine, y especialmente en este caso, la arquitectura».
De manera destacada, en el caso de Carrara, Guerrero decide no detenerse en la seductora literalidad arqueológica de los estratos de la ciudad de Roma, sino recurrir al origen de la materia prima que, al menos en Occidente, ha representado la condensación del poder en la piedra durante siglos: el mármol de Carrara, omnipresente tanto en la Antigüedad como en el clasicismo y el presente como material asociado a una cierta cultura del lujo, a la representación oficial de carácter religioso o civil y a toda una tradición escultórica que hunde sus raíces en la Edad del Bronce y pasa por el Renacimiento hasta la actualidad. Dentro de las canteras, los huecos dejados por la extracción de la roca, las formas que genera su explotación, configuran una suerte de arquitectura inintencionada de un extraordinario poder visual: espacios interiores (precisamente ese desarrollo de lo interno fue la gran aportación de la arquitectura de la antigua Roma) desbastados limpiamente, pulidos y rutilantes a modo de salones palaciegos hipogeos, mantienen el poder evocador que emerge de las connotaciones concedidas históricamente al propio material. Con ello, José Guerrero establece una reflexión no solo ante las capacidades sugestivas de las construcciones del pasado (o a su imagen en negativo, como es esta matriz material), sino sobre la transformación del territorio, los modos de explotación masiva de los recursos naturales y sus consecuencias, ya sean devastadoras o generadoras de imágenes poéticas y paradójicas como las de esta serie. Cabe destacar que un díptico formado por dos de las fotografías de Carrara valió a José Guerrero la concesión en 2017 del IX Premio Bienal Internacional de Fotografía Pilar Citoler.
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