Colección
Busan02 de la serie Paraísos Artificiales
- 2008
- Impresión sobre papel RC luster montada sobre KapaFix
- 178,5 x 149 cm
- Edición 2/3
- Cat. F_474
- Adquirida en 2022
La fascinación por la copia idéntica y la emulación de la superficie de las cosas es, en la cultura asiática, la forma más eficiente de llegar a su fondo. La parte visible no es únicamente un recubrimiento de otras partes ocultas, sino una manera de resumir y ensalzar aquello invisible o subyacente. Wim Wenders dedicó una parte de su documental Tokyo-Ga (1985) a ensalzar las excelencias de las copias a escala 1:1 que se realizan en Japón de los platos de comida de sus restaurantes, cuyas réplicas son tan exactas a los originales como atractivas resultan en cuanto que piezas artísticas. En un sentido similar, lo natural y lo artificial se relacionan con la extraña familiaridad de lo que resulta recreado y, a su vez, con la dificultad de discernir entre original y copia.
La serie de fotografías Paraísos Artificiales (2008), de Paula Anta (Madrid, 1977), muestra tiendas de plantas y flores artificiales que sorprenden por su exuberancia y su nivel de mímesis con los originales naturales a los que iguala. Tomadas en las ciudades surcoreanas de Seúl, Busán y Daegu, los espacios interiores retratados rebosan vida, en apariencia. Las escenas son compositivamente muy similares: toma frontal y centrada del pasillo que conduce al fondo asilvestrado de los locales y a cuyos lados florecen, como si fuera un río, todo tipo de vegetación de vivos colores. La metáfora puede alargarse y, así, comparar el pasillo-río como un camino de baldosas que hiciera brotar a ambas orillas la vegetación autóctona derivada de sus propios materiales, como un mundo de fantasía artificial que se regenera. En Busán 01, por ejemplo, el pavimento de gres simula tablones de madera, y con ello cierra el ciclo de la artificialidad perpetua. Una gran variedad de plantas colgantes recrea una suerte de escenario vegetal, de jardín vertical evanescente, entre la luz blanca característica de estos espacios. De igual manera ocurre con Busán 02 y Busán 03, componiendo una trilogía que genera un estilo. La elegancia de la segunda, con el suelo de terrazo amplio, contrasta mínimamente con la tercera, donde se ve también el escalón de entrada desgastado y las plantas saliendo del local, a la búsqueda de la corriente principal. La mirada de Anta compone el resto; una catalogación de lo sorpresivo, una igualación —por sus pequeñas diferencias— de lo extraordinario y que deviene, sin embargo, copia común.
Byung-Chul Han explica en su ensayo Shanzhai la cultura ampliamente extendida en China sobre la imitación, la copia y la creación de originales nuevos con matices mínimos que, no obstante, son suficientemente diferenciadores como para convertirlos en obras autónomas. «Los productos shanzhai no pretenden engañar a nadie. Su atractivo consiste precisamente en que ellos mismos indican de manera expresa que no son un original, sino que juegan con este». Paraísos Artificiales plantea la dicotomía de lo que resulta original siendo una copia, pero no juzga su validez como simulacro o su engaño como elemento real. De hecho, plantea la solución como una posibilidad cierta de ver el entorno como una sucesión de elementos que, bien adaptados a, bien deudores de, son la cara visible de la gran industrialización del mundo. Finalmente, Anta parece cuestionar la gravedad del medio fotográfico que pretende perpetuar el florecimiento corto de una naturaleza muerta o de un vanitas, erigiéndose como fiel testigo de su época. Esto que muestra es la verdad de un tiempo detenido, de un florecimiento en el momento de su máxima expresión que no decaerá; una sonrisa plena inmortalizada.
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