Amarillo, naranja y rojo

Amarillo, naranja y rojo

  • 2013
  • Acrílico sobre lienzo
  • 195 x 162 cm
  • Cat. P_780
  • Adquirida en 2013
Por:
Jorge Pallarés

Amarillo, naranja y rojo supuso en 2013 un punto de inflexión en el trabajo del artista, en el que por primera vez mostró obras con un carácter formal más abstracto. Los pájaros se convirtieron en manchas amarillas; los árboles, en triángulos verdes, y las montañas ampliaron su escala para ocupar gran parte del lienzo, desapareciendo de sus límites físicos. En esta experiencia artística, tomó el tren hacia una vida nueva, hacia un mundo nuevo del que tal vez nunca volver.

Su proceso artístico se repite desde que era niño. Si antes miraba, observaba y jugaba, a esas capacidades se han ido sumando las del mundo de los adultos: la lectura, el análisis, el estudio y las propias destrezas manuales de un artesano. En la exposición «No Future», en la que expuso dibujos de cuando tenía alrededor de ocho años, reivindicó el «arte por el arte», el arte que nace espontáneo, de las ganas de crear. Los límites de la artesanía y el arte están muy presentes en su discurso conceptual. Su actitud hacia la pintura no ha sufrido cambio alguno, huye del ruido exterior, pinta lo que quiere y cómo quiere, y lo hace como acto de rebeldía. La del que ama el arte con mayúsculas y por encima de todo.

En Amarillo, naranja y rojo se intuye la mirada al Blinky Palermo de finales de los años sesenta. Formalmente nos lleva a ese territorio, aunque su intención y su propuesta son completamente distintas. En su caso habla de tierra, de paisaje, casi onírico, irreal, que recrea una escala de colores primarios, básicos. Una escena inerte, sin vida, pero cargada de inocencia y creatividad. Quizá sean esos infinitos campos que divisar, incluso con los ojos cerrados.

Jorge Pallarés

 
Por:
Roberto Díaz
Antonio Ballester Moreno
Madrid 1977

Estudió en la Universität der Künste de Berlín con el profesor Lothar Baumgarten entre los años 2000 y 2002 y se licenció en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Desde una obra inicial en vídeo, a partir de 2006 se define por la utilización de la pintura sobre lienzo y técnicas sobre papel como el collage, el dibujo a bolígrafo, rotulador, ceras o lápices de colores como medios más adecuados para su concepto de libertad creadora, que recupera posiciones de desaprendizaje de estereotipos culturales y la reivindicación de la expresiones artísticas genuinas como el dibujo infantil, el arte amateur, el folclore o la artesanía como formas primigenias no corrompidas por la sociedad de consumo, que remiten a los presupuestos del art brut. Se traduce en obras de gran colorido y uso expresivo del color, de formas planas y contrastadas, de trazo infantil —incluyendo sus propios dibujos de la infancia—, en escenas figurativas tendentes a lo esquemático, que remiten a lo cotidiano y a una relación fluida entre el hombre, el mundo animal y la naturaleza como respuesta coherente a una postura antisistema y antitecnológica que el artista reivindica.

A pesar de su corta trayectoria, su obra ha sido expuesta individualmente en centros como el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (León, 2008); o La Casa Encendida (Madrid, 2011 y 2017); ha participado en la Bienal de São Paulo como artista y comisario con la muestra «Afinidades afectivas» (2018); y ha expuesto en galerías de arte de Los Ángeles, Seúl, Berlín, Barcelona o Madrid, así como en numerosas exposiciones colectivas y en publicaciones dedicadas a las nuevas tendencias pictóricas.

Roberto Díaz

 
«Antonio Ballester Moreno. Cobre, cobalto y plomo», Galeria Maisterravalbuena (Madrid, 2013).
VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 2.