Alfombra

Alfombra

  • 1931-1939
  • Tejido de nudo turco o simétrico
  • 448 x 381 cm
  • Cat. A_244
  • Observaciones: Urdimbre: algodón. Trama: yute. Nudo: lana. Densidad de tejido: 13 nudos/dm
Por:
Antonio Sama

La alfombra número 244 tiene en común con otros varios ejemplares de la colección del Banco de España la circunstancia de que el campo está totalmente vacío y de que, por tanto, todo el énfasis decorativo se condensa en la bordura. Esta presenta un perfil irregular, más ancho en las esquinas que en el resto, y unos matices de color muy saturados, de forma que se recorta sobre el verde oscuro del fondo (virado hacia pardo) al modo de una brillante orla.

Los elementos principales de la bordura son cuatro complejos motivos de esquina compuestos por una gran crátera y dos majestuosos cuernos de la abundancia que se despliegan simétricamente a cada lado configurando, así, la base de un imaginario triángulo equilátero. La primera -rematada en grandes roleos-, arranca de una voluminosa talla y se proyecta siguiendo la bisectriz del ángulo hacia el centro del campo. De su interior surge una granada abierta y una ojiva de ferronnerie acabada en dos volutas. Los cuernos se enlazan por su base con esta y acaban en un copioso triunfo frutal. Todo ello va trabajado en una cálida gama de oros, salvo las frutas, que van en su color.

El otro elemento de la bordura está constituido por dos cartuchos situados a la altura del centro de la alfombra. También matizados en oros, aparecen guarnecidos por dos guirnaldas que enlazan con los frutos de los cuernos. Encuadra toda la composición una moldura dorada con talla de ovas y perfil de abalorios. Una estrecha piedra del color del fondo acaba rematando el perímetro de la alfombra.

En la parte de esta correspondiente al cabecero se pueden leer las marcas de la manufactura: “FÁBRICA NACIONAL DE TAPICES” y “L. STUYCK MADRID”. En el archivo histórico de la Real Fábrica de Tapices se conservan dos bocetos relacionados con este diseño. El que parece más antiguo es el catalogado con el numero 242 ALF, cuyo fondo es de color marrón oscuro; el otro es el 71 ALF, cuyo color de campo es un verde bastante luminoso. Ambos presentan un medallón central que ha sido suprimido en la alfombra objeto de nuestra atención, pero el dibujo de la bordura es muy similar.

Es muy posible que el boceto 242 ALF haya sido hecho por Faustino Álvarez Quintana o alguno de otros dibujantes que trabajaron para la manufactura durante el periplo republicano, como V. Santos Sanz. Su concepto artístico, en efecto, recuerda al de otras composiciones obra de aquel dibujante que se caracterizan por la voluntad de renovar los estilos históricos de decoración. En unos casos esa apuesta por la modernización se ha hecho a partir del Luis XV, en otros a partir de la alfombra antigua española, etc. En este caso los precedentes no están tan claros, aunque podrían ser los de la época de Luis XIV. Una inscripción en el mencionado boceto hace alusión, precisamente, a este estilo, pero el lenguaje de las alfombras barrocas de la Savonnerie no resulta fácilmente identificable - más allá del fondo marrón oscuro- ni en el referido modelo gráfico ni en la propia alfombra. Los jarrones y los cuernos de la abundancia podrían proceder de ese período, pero también aparecen frecuentemente en el Imperio o en el de la Restauración. En cualquier caso, es preciso recalcar que ese tradicional repertorio ornamental aparece aquí transfigurado por una inequívoca vocación de estilización y abstracción formal que linda ya con la sensibilidad propia del Art Déco.

La excelente factura del tejido y la alta definición que, tanto al dibujo como al matizado del color procura el procedimiento del “recorteado” (que confiere a las tallas un aspecto broncíneo, preciso y pulido), acentúan la sensación de estar ante un estilo de decoración nuevo, con formas y colores que en su progresiva depuración se van alejando irremediablemente de la tradición.

Antonio Sama

 
Por:
Antonio Sama
Fábrica Nacional de Tapices
PERIODO ACTIVO 1931 - 1939

La Fábrica Nacional de Tapices es la marca con la que opera la histórica Real Fábrica de Tapices durante el período de tiempo que coincide con la Segunda República española. No se conoce ningún decreto o disposición legal republicana por la que se sancione de manera oficial el cambio de denominación, pero las alfombras salidas de la fábrica de la calle Fuenterrabía llevan ya desde el año 1931 la firma “Fábrica Nacional de Tapices”. Esto prueba que el cambio de nombre es anterior a la incautación de la manufactura por parte del Consejo de Administración del Patrimonio de la República. Esta se produjo después de la sublevación del 18 de julio y del comienzo de la Guerra Civil: mediante decreto publicado en la Gaceta de Madrid el 24 de septiembre de 1936 se procedía a la destitución del hasta entonces director Livinio Stuyck Millenet, mientras que otro del 27 del mismo mes declaraba la incautación y el nombramiento como Director administrativo a Manuel Navarro Boto.

Ya casi al final de la contienda, Manuel Navarro es cesado (1 de marzo de 1939) y la propiedad de la Fábrica vuelve a los hermanos Gabino y Miguel Stuyck San Martín según acta firmada el 29 de marzo de 1939.

Durante estos ocho años (abril de 1931 - marzo de 1939), la manufactura madrileña atraviesa por tiempos convulsos que afectan gravemente a su actividad fabril y llegan, incluso, a poner en riesgo su propia supervivencia. Por entonces los telares de Atocha se centran fundamentalmente en la fabricación de alfombras, ya que la demanda de tapices ha descendido radicalmente. La producción de tejidos de nudo venía siendo desde el siglo XIX una sección emergente dentro de la industria dirigida por los Stuyck, de manera que cada vez fue más frecuente que se incorporara la referencia a estos en su título. Un ejemplo de ello es que Miguel Utrillo titulara su monografía de 1932 La Manufactura Nacional de Alfombras y Tapices de Madrid.

Sin embargo, en 1933 la crisis de producción había alcanzado a todas las secciones de la manufactura. Ante esta situación, el gobierno de la República decide financiar y encargar a la Fábrica Nacional la restauración y reproducción de los famosos tapices góticos de la colegiata de Pastrana (Guadalajara), lo cual constituirá el principal sustento de aquella durante los duros años de la Guerra Civil.

Antonio Sama