Alfombra
- 1867
- Tejido de nudo turco o simétrico
- 1096 x 581 cm
- Cat. A_158
- Observaciones: Urdimbre: lana. Trama: ¿lana? Nudo: lana. Densidad de tejido: 15 nudos/dm
Excelente ejemplo de las magníficas alfombras isabelinas tejidas en la Real Fábrica de Tapices. Su composición refleja la ecléctica mezcla de influencias que caracteriza a las artes decorativas producidas durante el reinado de Isabel II en España (1833-1868). Las marcas que aparecen tejidas en la piedra: “Real Fca d.Tapices” y “Livinio Stuyck MD 1867” certifican que la gran alfombra fue tejida en la regia manufactura justo al final del reinado de la monarca, siendo director de aquella Livinio Stuyck y Martín.
La decoración del campo se articula en función de una sucesión de grandes medallones mixtilíneos formados por enormes roleos de acanto color dorado. El fondo de estos, de un intenso azul celeste, contrasta con el del campo, de blanco inmaculado. Sobre este se disponen otros roleos menores azules que encierran coloridos bouquets de rosas. Guirnaldas de estas mismas forman pequeños medallones que hacen de enlace entre los principales.
La cenefa está formada por una sucesión de rombos alternada con tallas doradas en forma de flores de lis sobre un fondo azul. Este contrasta con el intenso rojo burdeos del interior de aquellos, decorado con otras tallas menores también doradas. Realzan los ángulos cubos con guirnaldas de rosas sobre fondo azul verdoso y remata el perímetro una piedra imitando jaspes levemente rojizos.
Llama la atención en la alfombra el brillante colorido y un cierto abigarramiento que es plenamente coherente con el lenguaje ornamental decimonónico. Junto con elementos tomados de la tradición rococó (las grandes tallas de acanto) y neoclásica (las guirnaldas y bouquets de rosas), la cenefa parece más propia del estilo Imperio, pero todavía recuerda más a los historiados marcos de las pinturas o los decorados románticos. Un eclecticismo decorativista en sintonía con, por ejemplo, los diseños de Amédée Couder para las manufacturas de Aubusson, aunque con una contención todavía más clásica.
El ejemplar número 158 de la colección del Baco de España está tejido en una densidad de anudado ordinaria (15 x 15 nudos / dm2), pero el matizado de las tallas y de las flores es realmente excelente, lo cual demuestra la maestría de los tejedores que lo han hecho posible. La intensidad cromática que muestran en ciertas partes de la alfombra los azules, rosas, verdes y dorados no puede ser otra que la producida por un proceso experto de tinción de la lana y por el empleo de tintes naturales (vigentes en la Real Fábrica de Tapices hasta 1915, aproximadamente). En otras, sin embargo, se acusa un pronunciado descenso del brillo y unos colores notablemente más mortecinos en comparación con los primeros. Esto se debe a que el ejemplar, tal y como lo vemos ahora, es el resultado de un ampliación que debió ya producirse bien entrado el siglo XX. Afortunadamente, se respetaron los dos extremos originales de la alfombra (con las marcas tejidas en uno de los cabeceros) y se procedió a añadir un fragmento en la parte central que aumentó la longitud de la misma en aproximadamente un tercio de su extensión primera. De este modo, se introdujo en el dibujo un medallón central de rosas que antes no existía.
En el Archivo Histórico de la Real Fábrica de Tapices se conserva un magnífico boceto (552 ALF) con un cuarto del dibujo de lo que debió ser esta alfombra en su formato original.
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