107 kilómetros de línea aplicados a un paisaje

107 kilómetros de línea aplicados a un paisaje

  • 2006
  • Lápiz sobre papel
  • 118,5 x 118,5 cm
  • Cat. D_332
  • Adquirida en 2009
Por:
Isabel Tejeda

El artista bonaerense Ernesto Ballesteros cuestiona en su trabajo los límites entre la acción creativa y el resultado material, buscando confluencias entre lo performativo y el dibujo. Para ello realiza una obra puramente autorreferencial. Siguiendo la tradición conceptual de finales de los años sesenta, genera piezas que intentan responder a preguntas, en su caso que cuantifiquen lo incuantificable. ¿Podemos saber cuántas líneas utilizó Rembrandt para trazar su Autorretrato con los ojos muy abiertos de 1630? ¿Necesitó acaso más metros de líneas para desarrollar nueve años después su Autorretrato apoyando el brazo en un pretil? O, en palabras del artista: «¿Puede confinarse la circunferencia del planeta Tierra en un espacio de arte? ¿Cuántas estrellas hay en un campo de cielo determinado? ¿Qué se ve en torno a una fuente de luz tapada?». Desde el año 2006 Ernesto Ballesteros realiza dibujos, en muchas ocasiones con la colaboración de ayudantes e incluso de público, que suelen acarrear varios meses de producción. La idea de la representación deja de tener sentido frente a la producción misma, que acaba convirtiéndose en una performance, casi una coreografía; el artista y sus asistentes dibujan infinitas líneas con lápices acuarelables. Una línea se asienta sobre la anterior, de manera que el tiempo tacha su impronta; como las olas de la orilla borran tenazmente la escritura marcada con un palito en la arena de la playa. Trazos infatigables cuyo resultado son pinturas monocromas, paisajes, como los denomina el autor argentino que, finalmente, consiguen su empeño de cuantificar: de media se produce 1,6 km de línea cada hora de trabajo. Es difícil saber, como en los talleres de los pintores del Alto Renacimiento y el Barroco, si la mano que ha dibujado una determinada parte es la del artista o la de un asistente; lo que importa es el concepto, trabado en aquellos primeros pasos del arte por el disegno, por el dibujo. Tras la energía de varias manos se esconden la fuerza, el cansancio o la pérdida de la consciencia, enredada en líneas que van y vienen, como en un mantra, o como en un tejido. Esta es la explicación del título de los dos dibujos que posee la Colección Banco de España, 205 km de línea aplicados a un paisaje y 107 km de línea aplicados a un paisaje, ambas piezas de 2006.

Paralelamente, en trabajos fotográficos como 104 fuentes de luz tapadas (2006), Ballesteros interviene fotografías que previamente ha disparado; son paisajes urbanos nocturnos en los que tapa con pequeños círculos los focos de luz del alumbrado para visibilizar aquellos detalles de lo real que los destellos desdibujan.

Isabel Tejeda

 
Por:
Beatriz Herráez
Ernesto Ballesteros
Buenos Aires 1963

Tras su años de formación en la Escuela de Bellas Artes en Buenos Aires (1983-1985) y su participación en 1987 en el denominado Grupo de la X, un colectivo de artistas congregados alrededor del escultor Enio Iommi, Ernesto Ballesteros realizó su primera muestra individual en el año 1990 en el Centro de Arte y Comunicación en la capital argentina.

Su producción se caracteriza por el uso del dibujo monocromo, así como por el empleo de composiciones que reflejan las relaciones entre arte y ciencia y, especialmente, sus conocimientos de astronomía, disciplina por la que demuestra un interés temprano. Alrededor del año 2000, Ballesteros comienza a trabajar con luz mediante dispositivos que incluyen bombillas eléctricas o a través de fotografías intervenidas en las que oculta las fuentes de iluminación (naturales y artificiales) captadas con su cámara.

Otros grupos de trabajos posteriores son las series de dibujos y murales elaborados en grupo o las acciones que lleva a cabo con un avión de aeromodelismo, recorriendo espacios vinculados con el sistema del arte. Entre otros, el «vuelo de interior» realizado en el espacio de la Sucrière en la Bienal de Lyon (2011) y en el Arsenale de la Bienal de Venecia (2015). Aviones que se sustituyen por otros elementos aún más frágiles en la serie Campeonatos de avioncitos de papel organizada por Ballesteros en la Bienal de Puerto Rico (2004) o en la Residencia Internacional de Artistas, Fundación Civitella-Rainieri (Umbría, Italia, 2007).

La obra de Ballesteros ha sido expuesta de manera individual en varias instituciones bonaerenses: el Museo de Arte Moderno (2007); el Instituto de Cooperación Iberoamericana (2000); y el Centro de Arte y Comunicación (1990). De forma colectiva su trabajo se ha mostrado en la Fundación Proa (Buenos Aires, 2013); en la Bienal de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia, 2008-2009); el Museo de Arte de Pereyra (Colombia, 2008-2009); y, en varias ocasiones, en el Centro Cultural Recoleta y el Centro Cultural Borges, ambos en Buenos Aires.

Beatriz Herráez

 
 
Graciela Hasper Fuentes de luz tapadas, Buenos Aires, Centro Cultural Borges, 2003. Lux Lidner Supercuerdas ernestocéntricas, Buenos Aires, Ruth Benzacar, 2006. VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 2.