Pintor adscrito a la figuración única y exclusivamente para aprobar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos (València), Teixidor es un artista que siempre se ha mantenido fiel a un lenguaje que, moviéndose por el terreno de la abstracción más radical, se aleja de la emoción, el gesto y el movimiento para acercarse a la reflexión filosófica y, por lo tanto, al pensamiento. No en vano, opina Teixidor, en la obra de arte la emoción no es una condición fundamental. Sobre la base de esta consideración y el empeño en que en su obra se sientan los preceptos de una práctica conceptual y las corrientes minimalistas así como de la filosofía, la poesía o el fomento de la duda, la tarea a la que se aplica Teixidor, más que en añadir, consiste en quitar lo que le sobra a la pintura.
Formó parte del grupo Nueva Generación y fue nombrado, junto a José María Yturralde, conservador del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Poco después viajó a Nueva York, donde pudo profundizar en la obra de Mark Rothko, Barnett Newman y Ad Reinhardt.
Realizada en la década de los ochenta, la cera sobre papel que Teixidor materializa en dos piezas, al tiempo que puede ser leída como las dos caras de una misma moneda, es también una suerte de secuencia compositiva protagonizada por la acción del artista. Puede considerarse un gesto mecánico practicado sobre la superficie de un papel marcado, ajeno a toda emoción capaz de desvelar en su pulsión un importante deleite en el acto pictórico.
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