Rondó de Trakl

Rondó de Trakl

  • 1992
  • Vinilo y óleo sobre lienzo pegado a madera
  • 202,5 x 200,5 x 4 cm
  • Cat. P_519
  • Adquirida en 1993
Por:
Isabel Tejeda

Santiago Serrano tiene una excelente representación en la colección, con obras fechadas entre los años setenta, ochenta y noventa, así como en la década pasada. En su mayor parte, sin embargo, reúne pinturas que el artista toledano afincado en Madrid llevó a cabo en uno de los momentos cumbre de su trayectoria creativa, los años ochenta.

Serrano participó en la muestra «Imágenes de la abstracción» que organizó Caja Madrid con tres pinturas, una datada en 1971, Del amarillo, el tríptico ya mencionado Propac, y una pieza perteneciente a la Colección Banco de España: Nona gris (1989), una gigantesca clepsidra en la que el sujeto de la pintura abandona su planitud para apoyarse sobre el díptico que reposa sobre la pared y el suelo. Una obra que supone, por su elegante paleta de tonos sombríos, una continuidad respecto a los trabajos anteriores. Tres años después, Serrano crea otra pintura con tendencia escultórica y minimalizadora: Rondó de Trakl (1992), un fragmento de una gran espiral de madera forrada de tela a la que no elude denominar pintura.

Isabel Tejeda

 
Por:
Beatriz Espejo
Santiago Serrano
Toledo 1942

Realizó los primeros estudios en el Instituto Central de Conservación y Restauración de Obras de Arte (ICROA) de Madrid, que le servirán para su posterior incorporación al ICROA durante los años 1968 y 1971 como conservador técnico. Ese mismo año 1968 consiguió una Beca de la Fundación Juan March con la que se trasladó a París para estudiar en la Academia de San Luis. La década de 1970 se caracteriza por el establecimiento de elementos básicos: austeridad, preocupación matérica y simplicidad compositiva y cromática. Críticos como Francisco Calvo Serraller lo vinculan a la llamada «nueva abstracción», tendencia en la pintura fruto de la crisis de la vanguardia y de la idea de modernidad que se hace visible a través de la práctica pictórica entendida como territorio de pensamiento, lo que más tarde Manolo Quejido llamó «pintura pintada». Su obra se caracteriza por la negación de cualquier concesión al naturalismo y por el establecimiento de un lenguaje austero. El juego de elementos contradictorios, como lo lleno y lo vacío, el cuerpo y su sombra, lo espiritual y lo material, está en el centro de su práctica. Dos tendencias también contrarias definen toda su producción: la búsqueda de una pintura «huidiza», presente desde los años setenta, y una tendencia a potenciar la dimensión del cuadro como objeto, resumida en la idea de «sacar el cuadro de la pared».

Desde su debut en la Galería Amadís (Madrid, 1971), su obra ha sido objeto de exposiciones en galerías como Fúcares (1979), Egam (desde 1983), Soledad Lorenzo (1992) o Juana Mordó (1994) en Madrid, en la Galeria Joan Prats (Barcelona, 1988), y en instituciones como el Museo Español de Arte Contemporáneo (Madrid, 1981); el Camón Aznar (Zaragoza, 2001); y el Városi Müvészeti (Györ, Hungría, 2003). Su obra forma parte de importantes colecciones como las del Museo Reina Sofía, el IVAM, el Museo Patio Herreriano, la Biblioteca Nacional, el Museo de Arte Abstracto, la Fundación Juan March y el CAAM de Las Palmas, entre otras. En 2017 presentó su obra más reciente en la Casa de la Cultura Carmen Conde (Majadahonda, Madrid). Su investigación sobre el arte gráfico le fue reconocida en 1996 con la obtención del Premio Nacional de Grabado.

Beatriz Espejo

 
«Santiago Serrano», Sala Amós Salvador (Logroño, 1993).
José Ramón Danvila Santiago Serrano, Logroño, Cultural Rioja, 1993. VV. AA. Santiago Serrano, Logroño, IberCaja, Cultural Rioja, 1993. VV. AA. Colección Banco de España. Catálogo razonado, Madrid, Banco de España, 2019, vol. 3.