La obra de Pinart se caracteriza por el uso de óleo y el pan de oro aplicados sobre superficies de madera, en ocasiones soportes de gran grosor que la artista denomina «tochos de madera». Son imágenes figurativas, con frecuencia realizadas en pequeños formatos, que se inscriben en el estudio de la historia de la pintura a partir de su extraordinaria aproximación a los géneros del bodegón y el retrato, pero que aluden también a otros ámbitos, como el arte oriental. Así, sus obras con magnolios, ramas y hojas remiten a una cuidada taxonomía propia del dibujo botánico en la que está presente el interés por la caligrafía característica del arte tradicional japonés. Un vocabulario altamente codificado que contrasta con los referentes de la historia occidental presentes en sus bodegones de granadas, uvas y tubérculos.
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