La revalorización del paisaje castellano dio sus frutos a través de la Institución Libre de Enseñanza, con su propuesta de emancipación del individuo y de la sociedad a través del contacto con la naturaleza, una revolucionaria forma de aproximación al territorio que inspiró, entre otros episodios, la producción paisajística de Aureliano de Beruete, la visión grave, entre regeneracionista y siniestra de Ignacio Zuloaga o la franciscana de Darío de Regoyos. En ese contexto, los paisajes de Caneja, perteneciente a una generación posterior, ofrecen una nueva valoración de las tierras de Castilla desde el siglo XX. No se trata de la visión austera que ensalzaban los intelectuales de la Generación del 98 como metáfora de las esencias hispánicas, sino, por el contrario, una mirada que busca su sentido sensual. Como indicaba el propio artista: «Para mí Castilla entraña un paisaje más remansado y suave, el paisaje más femenino que haya yo contemplado». Como discípulo de Daniel Vázquez Díaz, Caneja se expresaría a través de una peculiar asimilación del lenguaje cubista, enfocado hacia el horizonte de ruptura que proponía la vanguardia joven que hervía en torno a la Residencia de Estudiantes, en la que residió, en contacto con Federico García Lorca, así como con otros no residentes como Rafael Alberti, Maruja Mallo o Alberto Sánchez. Las nuevas poéticas telúricas y el interés por la «tierra española» de todos ellos pudieron sin duda influir en la decantación de Caneja por una reinterpretación del paisaje.
En Caneja, la sobriedad del territorio se torna brusca a través de las líneas quebradas y diagonales, en las que encierra colores pardos, sienas o malvas configurados con una materia pictórica fluida o densa, muy característica. Aunque este tipo de paisaje sea un tema permanente en su obra, el pintor consigue individualizar cada uno de sus trabajos con matices que perfeccionó a lo largo de los años. Las obras de la Colección Banco de España corresponden de hecho a la etapa considerada de mayor calidad del artista, su plena madurez. Juan Manuel Díaz Caneja es sin duda uno de los pintores más personales entre los que han reinterpretado el paisaje en el siglo XX. Junto con Benjamín Palencia, Vaquero Palacios y, más tarde, José Beulas (artistas también presentes en la Colección Banco de España), aporta un ejemplo de la extraordinaria variedad de ese género en la pintura española de la primera modernidad.
Más obras de Juan Manuel Díaz Caneja