Julio Carabias Salcedo
- 1934
- Óleo sobre lienzo
- 124,5 x 100,2 cm
- Cat. P_235
- Encargo al autor en 1934
Es costumbre en los retratos oficiales del período de la Segunda República, hasta la Guerra Civil, prescindir de uniformes y condecoraciones, e incluso de trajes de etiqueta, para subrayar el carácter humano del personaje más que sus insignias de mando y, al mismo tiempo, incidir en los valores pictóricos que, en ocasiones, se olvidan o postergan en aras de lo simbólico de los retratos oficiales. En definitiva, se trata de una aplicación visual de los valores republicanos a la efigie de personaje oficial que ha de pasar a la historia a través de esa imagen. El retrato de Julio Carabias es, antes que nada, un «cuadro» que representa a un individuo con vigorosa plasticidad. El gobernador Carabias, vestido de calle, resulta más elegante que otros de gran uniforme. La cabeza y las manos están muy bien construidas, como todo en este lienzo que rescata del olvido a Julio Moisés Fernández de Villasante (1888-1968), uno de los mejores retratistas de gobernadores del Banco de España, pero ensombrecido acaso por su impermeabilidad a las corrientes vanguardistas que le fueron contemporáneas.
Comentario actualizado por Carlos Martín
Gobernador del Banco de España 1931 - 1933
Su actividad profesional se desarrolló principalmente en el sector bancario. En 1902 empezó a trabajar en el Banco de Bilbao, en las sucursales de Bilbao y París, y, entre otros, en el Banco Vasco y en el Banco del Río de la Plata en Bilbao (1920-1931).
Fue gobernador del Banco de España a la proclamación de la República, durante el bienio republicano-socialista, desde abril de 1931 hasta octubre de 1933, con los ministros de Hacienda Indalecio Prieto, Jaime Carner y Agustín Viñuales. En este período, la situación financiera y monetaria era difícil, agravada por las consecuencias de la crisis internacional de 1929 y por la salida de capitales que se produjo a raíz del cambio de régimen.
La Guerra Civil supuso la escisión del Banco de España. Desde agosto de 1936 y hasta 1939 ocupó el cargo de subgobernador primero de la institución, bajo control de la República. Fue testigo del traslado de reservas de oro del Banco a Moscú por Orden de 13 de septiembre del Gobierno de Largo Caballero. Al terminar la guerra se exiló a París, y en 1942 a México; finalmente se trasladó a Chile, donde murió.
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