Alumno de José Romero y de Eduardo Cano en su ciudad natal, José Villegas y Cordero trabajó como copista en el Museo del Prado de Madrid y se formó en el estudio de Federico de Madrazo gracias a la ayuda de sus padres. A los veinte años marchó a Roma, donde residiría largas temporadas, en contacto con otros maestros de su generación como Fortuny, Pradilla o Rosales. En la capital italiana, tras pasar por diversos estudios y domicilios, su éxito comercial le permitió construirse una suntuosa casa de estilo hispanomusulmán en 1887, que acabaría por convertirse en un cenáculo de referencia entre los círculos artísticos y la sociedad romana del momento. En 1888 fue nombrado director de la Academia de España en Roma y entre 1901 y 1918 ejerció el cargo de director del Museo del Prado, donde tuvo ocasión de presentar las primeras exposiciones monográficas de la historia de la institución, dedicadas al Greco (1902) y Zurbarán (1905).

Aunque permaneció activo después de su salida del Museo del Prado, hacia primeros de 1921, las crónicas recogen que se encuentra recluido y aquejado de una progresiva pérdida de visión. Falleció en Madrid el 10 noviembre de ese mismo año.

• Julián Gállego Serrano
• María José Alonso
• Carlos Martín

Era hijo de Francisco José Belda y Belda y de Aurelia Pérez de Nueros y Levenfeld, y descendiente del que fuera gobernador del Banco de España, Martín Belda y Mencía del Barrio, marqués de Cabra. En 1879 obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras y al año siguiente la de Derecho Civil y Canónico. En 1881 contrajo matrimonio con Rosa María Méndez de San Julián y Belda, su pariente en tercer grado, en la parroquia de la Santa Cruz, de Madrid.

Ingresó en el Banco de España en 1881, en el Servicio de la Delegación General de Recaudación de Contribuciones. Sirvió en la institución a lo largo de cincuenta años, pasando por diversos puestos del escalafón: coasesor segundo (1889), coasesor primero (1893), vicesecretario (1901), jefe de la Asesoría (1909), subgobernador segundo (1912) y subgobernador primero (1927), en sustitución del fallecido Pío García Escudero y Ubago.

Gran amante de las artes y aficionado a la pintura, en su juventud había sido premiado con varios diplomas y medallas por la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, habiendo obtenido el Primer Premio y Medalla en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Academia de San Fernando. Es autor de un retrato del subgobernador Benito Fariña Cisneros (1833-1903), que en 1905 regaló a la institución. Su sensibilidad y conocimientos artísticos lo llevaron a adquirir una pintura del jurista Pedro Sainz de Andino, muy vinculado a la historia de la entidad entre otras razones por ser el autor de los estatutos del Banco de San Fernando de 1832 -obra de Antonio María Esquivel-, que puso a disposición del Consejo por el mismo precio de mil pesetas que él había pagado. Una de las grandes aportaciones de Belda a la entidad fue el descubrimiento, en una habitación oscura de la sede de la calle Atocha, de seis cuadros tras cuyo examen reconoció en ellos la mano de Goya. Se trataba de los retratos de los directores del Banco de San Carlos, José del Toro Zambrano, Francisco Cabarrús, Francisco Javier Larumbe, conde de Altamira y marqués de Tolosa, además de Carlos III. Los cuadros -a excepción de este último-fueron prestados al recién creado ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes para la magna exposición «Goya 1900», organizada dicho año, en la cual varios especialistas y críticos dudaron sobre la autoría del pintor de Fuendetodos, ya que «su aire de familia no resultaba convincente». No satisfecho con las razones que se daban, Belda buscó en el archivo del Banco de San Carlos y halló en los libros de actas los encargos que se habían hecho al pintor y en los libros de contabilidad los asientos de los pagos. Es autor de la obra Instituciones de derecho civil, por la que recibió una gratificación del Banco. Falleció a los 71 años de edad en su domicilio de Madrid, en el paseo de la Castellana, n.^o 74. Tuvo cuatro hijos: Francisco José, Aurelia, Fernando y José María.

Elena Serrano García